El historial de una de las mansiones más famosas de Miami Beach puede que, a simple vista, no suene como el más atractivo a la hora de evaluar una posible inversión inmobiliaria. Es que si se considera que el capo mafioso por antonomasia vivió y falleció en la residencia ubicada en el número 93 de la Avenida Palm, puede que algunos de los pocos que pueden costear un hogar de USD 15 millones, sientan sus reservas a la hora de firmar la potencial escritura.
Pero por algún extraño motivo, el ser humano siempre ha estado fascinado por la vida de aquellos hombres que lograron convertirse en verdaderas leyendas, independientemente de su desprecio por la ley y la vida de otros. Sin ir más lejos, la renovada fascinación que se vive en el mundo entero por el letal narco criminal Pablo Escobar y su siniestro cártel de Medellín no hace más que demostrar que los mafiosos y maleantes siguen generando, al día de hoy, una gran atracción.
Un símbolo de dicha tendencia es el significativo precio con el que ha sido puesta a la venta una mansión de Miami Beach ubicada en Palm Island, comprada por Al Capone en 1928 por la, para ese entonces, significativa cifra de USD 40.000, con el objetivo de ser un refugio para escaparle a los gélidos inviernos de Chicago, ciudad donde el capo reinó durante la era de la Prohibición en la década del veinte y treinta.
Restaurada íntegramente para recuperar su antiguo esplendor, la casona sirvió como escenario para que Al Capone planeara lo que se conoce como "la matanza de San Valentín", orquestada contra cinco miembros de la banda de "North Side Gang" (pandilla Lado Norte) y el doctor Reinhardt H. Schwimmer en Chicago, el día 14 de febrero de 1929.
Los gángsters iban disfrazados de policías y fingieron una redada para que los miembros de la banda rival no opusieran resistencia. Una vez contra la pared, y cuando ellos creían que iban a ser esposados, los sicarios de Al Capone los desarmaron y abrieron fuego con varios fusiles Thompson. Los "afortunados" que sobrevivieron a la primera ráfaga fueron ejecutados a sangre fría.
Pero más allá de su pasado como guarida tropical de hombre conocido como "Cara Cortada", quién presumía de ser un vendedor de antigüedades y terminó siendo encarcelado en la prisión de Alcatraz por evasión de impuestos, la propiedad cuenta con elementos de sobra para atraer un nuevo dueño.
Construida en 1922, se encuentra en una de las islas más exclusivas de todo Miami Beach con vistas inigualables de la bahía de Biscayne y de la majestuosa Hibiscus Island. El terreno donde se ubica la mansión es parte de una isla artificial creada en 1919 por el desarrollador Locke Highleyman y se caracteriza por ofrecer a sus multimillonarios residentes un recluido espacio donde poder relajarse y sentirse seguros, cualidades que seguramente Al Capone apreciaba.
Las propiedades de la isla presentan una variedad de estilos, desde el clásico Art Deco que también puede ser visto en el barrio de South Beach, hasta la arquitectura modernista típica de Miami y la infaltable influencia clásica de tipo Mediterránea.
Construida en un lote de 2.700 metros cuadrados, la propiedad está compuesta por tres edificios diferentes. Una "villa" de casi 600 metros cuadrados con cuatro dormitorios, tres baños y un tocador, además de una "cabaña" de piscina de dos pisos y una casa de invitados de dos habitaciones y un baño completo que Al Capone usaba como su guarida para protegerse ante eventuales intrusiones enemigas a su hogar.
Su último propietario fue Mino Riaola, el agente de fútbol italiano, que pagó USD 9 millones en agosto de 2016. Previamente había sido renovada por completo por la firma con base en Miami, de origen también italiano, MB América. Según su CEO Marco Bruzzi, la propiedad fue sometida a obras estimadas en USD 1.4 millones, lideradas por la arquitecta Monica Melotti.
Su equipo se concentró en mantener los detalles originales de un hogar histórico , como las ventanas de vidrio partido con su mecanismo de manivela original. Además, preservaron el mosaico en tonos amarillo y negro del baño de recepción, con su grifería original en bronce.
La propiedad de dos pisos con una fachada de estuco se distingue por su tono predominantemente blanco con tejas terra-cotta también pálidas. Sus galerías cubiertas a ambos lados de la sala de estar bordean la casa y fueron diseñadas teniendo en cuenta las necesidades de ventilación antes de que el aire acondicionado fuera algo obligatorio.
Al Capone llegó a Miami Beach en 1927 y compró la propiedad a Clarence M. Busch al año siguiente. Se cree que el mafioso se sintió atraído por la Florida dado que le recordaba a las soleadas costas del sur de Italia, aunque aparentemente nunca visitó la península europea.
En un principio las autoridades locales no le dieron una cálida recibida al criminal, e intentaron hacer lo imposible para que reconsiderara su decisión de mudarse por unos meses, cada invierno. A pesar de arrestarlo en repetidas oportunidades y llamarlo "una amenaza a la seguridad y bienestar de los residentes", los medios locales cubrieron hasta el hartazgo sus legendarias fiestas donde se servían pastas y bistec pero no se ofrecía, supuestamente, alcohol.
Una vez que Al Capone comenzó a invertir en la ciudad, su reputación comenzó a cambiar rápidamente. Luego de recuperar su libertad en 1939 tras 11 años en prisión, el ex convicto regresó a Palm Island, donde vivió recluido y sufrió los efectos de una brutal demencia producto de su larga lucha contra la sífilis – contraída de joven en un burdel de Chicago – batalla que terminó perdiendo el 25 de enero de 1947, al morir de un derrame.