Veleros de fondo, el agua por momentos de un turquesa exagerado, las pequeñas construcciones que se amontonan en la colina, el sol inconfundible de la Costa Amalfitana. Todos ellos parecen elementos de un guionista poco imaginativo o, por qué no, de uno incurablemente romántico.
Lo cierto es que la pintoresca localidad de Positano, en Italia, fue el escenario que reunió, como si se tratara de una de las tantas películas que a él le tocó encabezar a lo largo de su extensa carrera, al actor Richard Gere (68) con la empresaria española Alejandra Silva (35).
Allí surgiría, hace tres años, una historia de amor que en breve culminará, como en las comedias de final feliz, en una boda íntima.
Fue en junio de 2015, poco después de que iniciaran la relación, que un fotógrafo del matutino español ABC los encontró in fraganti en una comida que tuvo lugar en un hotel de Sicilia, en medio del célebre Festival de Cine de Taormina.
Con el tiempo, los medios del mundo pudieron reconstruir los datos que todos querían saber: quién era la discreta y joven rubia que acompañaba al actor –durante años considerado por la prensa como uno de los "solteros codiciados" de Hollywood–, además de cuándo y cómo comenzó el romance.
Lo primero que trascendió fue que ambos se conocieron en Villa Treville, en una imponente posada que ella administraba y era propiedad de su ex esposo, el magnate de la minería Govind Friedland, lugar de ensueño que durante años fue el refugio del cineasta italiano Franco Zeffirelli.
Luego, cuando empezaron a mostrarse cada vez más en distintos eventos sociales, el gran público pudo conocer más de la misteriosa española.
Al momento del "flechazo", los dos venían de terminar con parejas de mucho tiempo: hacía apenas cuatro días que ella se había separado del magnate cuya fortuna asciende, según Forbes, a más de 750 millones de dólares, mientras que Gere acababa de distanciarse de la actriz Carey Lowell.
"Encontrarnos fue el momento más mágico de mi vida, en cuanto nos presentaron parecía que ya nos conocíamos. Hacía cuatro días que me había separado de Govind. Durante una época me sentí perdida, desconcertada, sin luz. Y Richard llegó en ese momento para indicarme el camino. Me iluminó y me hizo feliz, se lo agradeceré siempre, pues me salvó la vida", relató la joven a los medios españoles en 2016, al tiempo que recalcó que su familia tenía un vínculo con la estrella de Hollywood desde hacía más de 15 años.
Según publicó la edición española de la revista Vanity Fair, Alejandra es hija del empresario de la construcción Ignacio Silva, quien también llegó a ser vicepresidente del club Real Madrid.
Desde hace varios años se dedica a llevar adelante distintas acciones de beneficencia, desde su rol de madrina de una fundación que brinda ayuda a personas sin hogar en su país natal. Además, desde que está en pareja con el galán, la española también colabora en la Gere Foundation, la entidad sin fines de lucro del protagonista de Otoño en Nueva York.
"He encontrado la vida tranquila y feliz que siempre he buscado", reveló por su parte el actor al referirse a su futura esposa, cuando fue consultado por la revista Hola de España sobre su relación con Silva.
Gere fue siempre el gran galán de Hollywood. Tuvo en sus brazos a las mujeres más bellas: la cantante Diana Ross, la modelo nicaragüense Bárbara Carrera, la actriz italiana Dalila Di Lazzaro, la ganadora del Oscar como actriz de reparto Penelope Milford y la increíble Uma Thurman.
Sin embargo, el primer sí ante el altar lo dio con la modelo Cindy Crawford en 1991. Bella y explosiva, a los 25, Cindy estaba en la cumbre de su carrera y Richard, de 42, estaba viviendo los coletazos del gran éxito de Mujer bonita (1990). Glamorosos y codiciados, parecían ser la pareja perfecta. Pero el matrimonio duró cuatro años.
Mucho tiempo después, en su libro de memorias, Becoming (2015), la modelo confesó -sin ahondar demasiado en esa herida- que su divorcio en 1995 la destruyó y tuvo que recurrir a un psicólogo para poder salir adelante. "Me ayudó a ver la vida de una forma más realista", aseguró.
Sin embargo, Cindy agradeció haber conocido a Gere: "Aprendí mucho de Richard. Aprendí a cómo ser famosa", dijo.
Sin dar demasiados detalles dejó deslizar que el fracaso del matrimonio se debió a la falta de romanticismo, a lo efímero de momentos importantes de la pareja, incluso la misma boda.
Así lo relató:"Después de un día de trabajo, Richard me propuso matrimonio y volamos hasta Las Vegas esa noche para una boda rápida con unos cuantos amigos. Nunca me sentí realmente casada. Recuerdo estar al día siguiente en un lavadero de coches en Los Ángeles escuchando en la radio al DJ anunciando la noticia de nuestra boda. Fue surrealista".
Un año después, el actor volvió a enamorarse perdidamente de la actriz Carey Lowell. Habían vivido siete años juntos cuando él le propuso matrimonio en 2002. Con el nacimiento de su único hijo, Homer James Jigme Gere (hoy adolescente), formaron la familia que tanto soñaban. Pero no funcionó.
Según trascendió por entonces, las vidas de los artistas, que estuvieron casi dos décadas juntos, tomaron rumbos bien distintos desde que él abrazó cada vez más distintas prácticas budistas. Gere, un budista devoto, buscaba una vida más tranquila, necesitaba la soledad y la meditación, y Carey quería hacer más vida social y mundana.
En 2014 pusieron fin a la relación con un divorcio que incluyó una disputa por 45 millones de dólares, la mitad de la fortuna del actor.
El año pasado, pese a que Richard Gere ya estaba de novio con la empresaria española, varios medios internacionales lo vincularon con Julia Roberts. Sin embargo, en distintas entrevistas, Gere aseguró que con Roberts los une una relación muy especial, que los lleva a hablar por teléfono con mucha frecuencia.
La pareja vivió durante el primer año de relación separada por el océano: ella en su lujosa mansión en Madrid, él, en Nueva York. Pero en 2017 decidieron mudarse juntos, y Alejandra voló hacia la Gran Manzana para instalarse junto con el galán y anotar a su pequeño hijo Albert, de cinco años (de su matrimonio con Friedland), en una escuela en los Estados Unidos. Habían decidido ser una familia.
Silva se divorció del magnate, luego de una larga pelea en tribunales, donde los millones y el intento de mantener todo bajo el más absoluto secreto jugaron sus cartas. Ganó la discreción, y Alejandra dijo para dar punto final al espinoso tema: "Nos hemos separado de una forma muy civilizada y muy cordial". Antes las revistas españolas la habían vinculado sentimentalmente con el jugador de fútbol del Real Madrid Roberto Carlos.
Son varios los que destacan la sencillez de la española en presentaciones, pasos por distintas "alfombras rojas" y entregas de premios. De hecho, en las apariciones públicas junto a su actual pareja, ella suele quedarse a un costado mientras la prensa entrevista al actor.
Según trascendió en las últimas horas, la pareja eligió para dar el sí la casa que el actor tiene en el exclusivo Westchester County, un localidad en los suburbios de la ciudad de Nueva York, donde ya conviven.
Todo parece indicar que, siguiendo con la austeridad que caracteriza al galán y el discreto encanto de Silva, serán muy pocos los testigos de la ceremonia que los unirá en matrimonio.
"Richard ha sido mi héroe en la vida real", dice Alejandra, quien asegura que él la ayudó a encontrarle rumbo a su vida. Y Richard define, muy a tono con su filosofía budista, este nuevo y fulminante amor: "Nuestro karma se atrajo cuando nos vimos. Nos conocemos desde hace muchas vidas".
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