Ex agentes rusos envenenados. Investigaciones sobre la injerencia de operativos del Kremlin en las elecciones presidenciales en los Estados Unidos mediante Facebook. Sanciones a Rusia. Nueva reelección como presidente del ex dirigente del KGB Vladimir Putin. Este momento de la política internacional que trae a la memoria algunas historias de la Guerra Fría parece el escenario ideal para la temporada final de The Americans, el thriller sobre los espías rusos clandestinos que en pleno gobierno de Ronald Reagan simulan ser una familia estadounidense.
La serie inspirada en un hecho real —que no sucedió en los años '80 sino en la posguerra fría, en las décadas de 1990 y 2000, como si fuera un guiño sobre el aire de familia entre los métodos soviéticos y los del Moscú actual— se suma a una tradición audiovisual por la cual las ficciones acompañan los vaivenes de la realidad.
Este momento de la política internacional parece el escenario ideal para la temporada final de The Americans.
Su guionista, Joe Weisberg, un ex analista de la CIA, ha llenado las cinco temporadas anteriores de seducciones estilo James Bond, homicidios al por mayor, burlas al Departamento de Defensa y el FBI, ocultamiento de cadáveres en valijas, armas biológicas y muchos, muchos disfraces, alias, vidas imaginarias. Ahora se conocerán las sorpresas de la sexta temporada. La gran final comienza el 28 de marzo
Con la caída del muro de Berlín en 1989 y luego el ascenso del terrorismo islámico, la Guerra Fría fue perdiendo peso en el imaginario social, y por ello también en el cine y la televisión. Sin embargo, en los últimos años surgió una cierta nostalgia por aquellos tiempos que se idealizan (discutiblemente) como más sencillos, de lucha de superpotencias.
Una avalancha de películas marcaron el revival: entre ellas, The Good Shepherd (2006), Bridge of Spies (2015, de Steven Spielberg, protagonizada por Tom Hanks) y Atomic Blonde (2006). Pero ninguna película, sin embargo, logra la intimidad con el espectador que consigue el formato de la serie, que puede desarrollar a los personajes en profundidad, hasta que se vuelven familiares. Y entre las series de la Guerra Fría, ninguna llegó al corazón del público mundial —y en especial, estadounidense— que The Americans.
La serie cuenta la historia de una pareja que la KGB armó, como los matrimonios arreglados, con dos de sus agentes, a los que entrenó para que simulen ser verdaderos ciudadanos estadounidenses a los fines de espiar para la Unión Soviética.
Los personajes de Philip Jennings (Mathew Rhys) y Elizabeth Jennings (Keri Rusell), junto a sus dos hijos Henry (Keidrich Sellati) y Paige (Holly Taylor), son la imagen de la familia típica de un suburbio de Virginia, cerca de Washington DC. Cuando no cumplen sus tareas de padres o sus trabajos como agentes de turismo, recaban secretos para Moscú.
(El tráiler de anticipo de la sexta y última temporada de The Americans)
Reportan a un supervisor de la KGB, Gabriel (Frank Langella), quien ofrece palabras de guía y ánimo desde el centro de operaciones en Rusia, adonde ha regresado. Tienen buenas relaciones con el vecino de la casa de enfrente, un agente de contrainteligencia; Stan (Noah Emmerich) ha formado una amistad tan estrecha con Philip que los Jennings se preocupan por la nueva novia del hombre del FBI: temen que sea una de ellos y que le cause daño más allá de partirle el corazón.
La serie presenta en cada episodio el contraste entre el optimismo pragmático estadounidense y la melancolía del alma rusa. También el conflicto cotidiano: es difícil asegurarse que los hijos hagan sus tareas escolares y luego salir a plantar un aparato de espionaje en una habitación de hotel, o abusar de la confianza de algunos personajes como la inolvidable Martha, o asesinar a un inocente para obtener acceso a un lugar vigilado.
The Americans va más allá del conflicto entre el comunismo y el capitalismo para indagar en la psicología de los Jennings. El desgaste de los trabajos violentos hace que los personajes acumulen una enorme culpa creciente. También la relación entre ellos, luego de años de confianza y a pesar del uso del sexo que cada uno debe hacer para seducir fuentes de información, parece dar lugar al amor sincero.
Con los años los hijos han crecido y Paige, la mayor, presionó a sus padres hasta conocer la historia verdadera de la familia. Luego de haber encontrado en el cristianismo un canal para sus valores humanistas, Paige cree que puede ser la siguiente generación de espías. En la KGB están encantados: ella no sería ilegal, ya que nació en los Estados Unidos, tiene documentación real.
Pero un ataque callejero, del que su madre la defiende con una fiereza que aniquila al aspirante a violador, le señala a Paige que acaso el trabajo no sea tan idealista como ella imaginaba. La sexta temporada, la última, revelará qué hace la hija de los Jennings finalmente: si continúa la tradición familiar de espionaje y engaño, como quiere su madre, o vive su vida, como prefiere su padre.
Se sabrá pronto: The Americans vuelve el miércoles 28.