"Estuve obsesionado por ella durante años", dice Orson Welles de una mujer, en la biografía que lleva su nombre escrita por Barbara Leaming. Hablaba de Dolores del Río, una actriz mexicana 11 años mayor que él, quien alcanzó la estatura de diva durante la Época de Oro del cine mexicano, al lado de María Félix.
Welles había visto por primera vez a Dolores del Río a los 11 años. "Ella salía en una película que discurría en los mares del sur, una película muda y que tenía muchas escenas submarinas. ¡Ay, cómo movía los piececitos! ¡Iba más ligera de ropa que ninguna otra actriz que haya visto en el cine desde entonces! ¡Y era guapa con locura!", recuerda Wells de la cinta Ave del paraíso, que protagonizó la actriz mexicana con el actor estadunidense Joel McCrea, dirigida por King Vidor. "¡Aquello cambió mi vida! Así que me limité a esperar hasta encontrarla." Y la halló… en una fiesta del famoso empresario Jack Warner, cabeza de la Warner Brothers, tal vez a mediados de 1939 porque a finales de ese año ya aparecían juntos.
Él tenía 24 años, acaba de llegar de Nueva York a Los Ángeles y ya había conmocionado el mundo con la producción radiofónica de La guerra de los mundos, de HG Wells, que transmitió la cadena CBS en octubre de 1938. Ella entonces estaba casada con el director Cedric Gibbons, de quien se divorció en febrero de 1941. Para entonces, todo Hollywood y México sabían de ese romance que acompañó a Wells durante los aproximadamente 80 días de filmación de El ciudadano Kane.
Una mexicana en Hollywood
Dolores Asúnsolo y López Negrete era su nombre. Había nacido en el estado de Durango, en el seno de una familia acaudalada de la época, y fue la primera actriz mexicana que conquistó Hollywood a mediados de los años 20, todavía en la etapa del cine mudo. Un paso atrás de ella llegó Lupe Vélez, la otra mexicana de la época que 1927 filmó The Gaucho con Douglas Fairbanks.
Casada desde los 15 años, tenía tal vez 20 cuando filmó su primera película en Estados Unidos en 1925: Joanna, del director Edwin Carewe, quien la había descubierto en México durante una boda. La prensa de la época la anunció así: "Dolores del Río, la heredera y primera dama de la alta sociedad mexicana, ha llegado a Hollywood con un cargamento de chales y peinetas valuados en 50.000 dólares (se dice que es la muchacha más rica de su país gracias a la fortuna de su marido y la de sus padres). Hará su debut en la película Joanna, dirigida por su descubridor Edwin Carewe."
A partir de entonces, Dolores del Río filmó al menos una decena de películas y, a diferencia de otras actrices, pudo saltar hacia el cine sonoro para continuar su carrera con éxito. Hasta que tropezó con la "cacería de brujas" del Comité de Actividades Antinorteamericanas, que vio con malos ojos su asistencia a una función en México, en 1934, de la película ¡Que viva México!, dirigida por Sergei M. Eisentein. Dolores fue acusada de comunista junto con la actriz Lupe Vélez y el actor Ramón Novarro. Durante un año no pudo participar en una sola película y a partir de ese momento su camino en Hollywood declinó.
Mientras Dolores del Río veía concluido su contrato con RKO, esta famosa productora cinematográfica de la época estaba a punto de firmar con el joven Welles un millonario contrato para filmar la que ha sido considerada la mejor película de todos los tiempos: El Ciudadano Kane.
El ocaso
Desde el primer día que comenzó el rodaje de El Ciudadano Kane, el 30 de julio de 1940, Orson Welles tuvo a su lado a la mujer que inspiró a pintores mexicanos como Miguel Covarrubias, José Clemente Orozco y Diego Rivera. Su muy querido amigo muralista le había escrito desde San Francisco, un mes antes, una carta en la que se refiere a Welles como "el más feliz de los locutores de radio que envidian todos los pintores del mundo", relata el poeta y traductor Rafael Vargas, en un artículo publicado en la revista Nexos en 2015.
El rodaje de la cinta de Welles fue el escenario del romance. Dolores del Río abandonó su carrera y acompañó al director durante toda la filmación, que concluyó el 23 de octubre. Ella lo admiraba a tal punto que en alguna ocasión le dijo a un reportero: "Es un genio a la altura de cualquiera. Incluso de Shakespeare."
El ciudadano Kane se estrenó el primero de mayo de 1941 en el Teatro Palace de Nueva York. A la premier llegaron Welles y Dolores, quienes tenían planes de matrimonio y de filmar juntos. Para entonces, la actriz mexicana había sufrido un descalabro con el fracaso de la película El hombre de Dakota, de 1939.
Intentaron varias películas que se quedaron en proyecto. Entre ellas, una versión de la conquista de México y de la novela Santa, de Federico Gamboa. Incluso la hizo su colaboradora en una serie de programas radiofónicos sobre Miguel Hidalgo y Costilla y la independencia de México, y fue su asistente en un espectáculo de magia en vivo donde él la cortaba en dos, según narra Vargas.
Por fin logran poner en marcha un proyecto en noviembre de 1941. La película se llamaba Journey Into Fear y Dolores del Río sería la protagonista.
Esta cinta, sin embargo, será la antesala del desenlace de su historia de amor, cuando Wells renuncia a la dirección para viajar a Brasil, enviado por su productora RKO. La película quedó en manos del cineasta Norman Foster, quien la concluyó.
El amor se esfumó durante el viaje de Wells al país sudamericano. Durante los 6 meses que duró su aventura sudamericana nunca contestó las cartas ni los telegramas de Dolores del Río. Nadie sabe a ciencia cierta por qué. Sin embargo, un año después Welles se casó nada menos que con la actriz Rita Hayworth.
En su relato de esta historia, Vargas narra que Welles y Hayworth viajaron juntos varias veces a México y que intentó reencontrarse con la actriz mexicana, pero ella nunca lo recibió.
Ella siguió su camino en el cine en México, convirtiéndose en una de las actrices más aclamadas de la Época de Oro. El confesó a su hija Rebecca Welles, muchos años después, que aun casado con Hayworth, Dolores había sido en realidad el gran amor de su vida.
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