Charles Manson cosechó decenas de sinónimos desde agosto de 1969, cuando sus crímenes conmovieran hasta los cimientos a Estados Unidos y al mundo. Diabólico, siniestro, cruel, brutal, despiadado, inhumano y otros tantos fueron los calificativos que acompañaban su identidad. Los asesinatos de Sharon Tate y de otras cuatro personas en su mansión de Los Ángeles cubrieron las tapas de todos los diarios y revistas de la época.
Pero debieron pasar cuatro meses hasta que su nombre fuera el que comenzaría a expandirse por todo el planeta. Manson comenzaba y los seguidores de su secta comenzaban a ser famosos en todo el globo. También para los familiares de las víctimas, que no entendían el ensañamiento que habían tenido con ellos los asesinos.
Sharon Tate -embarazada de ocho meses y medio y esposa del director Roman Polanski– era la más famosa de las víctimas. Pero Jay Sebring, Wojciech Frykowski, Abigail Folger, Steven Parent, Leno y Rosemary LaBianca completaron la lista de víctimas del demoníaco personaje. Como resultado del juicio, Manson -y sus secuaces Tex Watson, Patricia Krenwinkel, Leslie Van Houten y Susan Atkins– fue sentenciado a pasar el resto de su vida en prisión, donde murió ayer domingo de causas naturales.
Pero fue la hermana de Tate quien sorprendió en las últimas horas. Esperando un alivio en sus palabras tras conocerse su deceso, lejos de eso Debra Tate indicó que rezaba por el alma del asesino de su hermana. "Pronuncié una oración por su alma. Cada una de estas personas y yo misma ahora somos espíritus o nuestras voluntades están ligeramente involucradas", dijo en tono místico la mujer en declaraciones a la revista People.
Cuando la primera integrante de la banda murió -Atkins- Debra hizo algo similar. Incluso derramó una lágrima al enterarse de la noticia. "Pedí que su alma fuera perdonada y haré lo mismo cuando Charlie muera", dijo en 2009, cuando se supo la noticia sobre la muerte de la mujer, enferma de cáncer.
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