Santiago Cruz: "La insatisfacción es un motor permanente"

El cantante y compositor colombiano ya es un nombre reconocido en la música pop internacional. Fue nominado al Grammy en la categoría Mejor Álbum Cantautor

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Desde Colombia, Santiago Cruz forjó una carrera próspera en la música a través de sus letras, que tienen como pilares el amor y el miedo. Sus seis álbumes producidos en estudio, y un DVD acústico en vivo, han obtenido reconocimiento tanto en su tierra natal como en muchos países de la región, que lo proyecta como uno de los más importantes artistas de la escena musical.

Cuatros de sus discos, fueron ternados en forma consecutiva en los Latin Grammy, una satisfacción que disfruta y recibe siempre con sorpresa, en esta ocasión por su Álbum  "Trenes, aviones y viajes interplanetarios".

Su nuevo desafío, lo tendrá el próximo 2 de diciembre cuando se presente por primera vez en Estados Unidos, precisamente en Nueva York, una actuación que promete ser un antes y un después en su carrera.

A través de sus letras, Santiago hace delirar a miles de fans y a la vez enamora. Lo espera un cierre de año único en medio del tour de Interplanetario, su último material, que lo tendrá en Ecuador y Colombia. En 2018 continuará su paso por República Dominicana, Costa Rica y Latinoamérica.

—¿Qué se siente estar nominado a los Grammys Latinos?

—Se siente satisfacción, orgullo y ansiedad, son muchas emociones si bien hay una motivación mucho más profunda dentro de uno para hacer música. Todas estas atmósferas y todo este movimiento dentro de los Grammy Latinos son bonitos, son una celebración, palmadas en la espalda que te dan tus colegas en tu trabajo y, además, en estos momentos que vivimos, venir aquí a celebrar la música latina en Estados Unidos creo que tiene un poder enorme.

—Tiene otra importancia, ¿no?

—Total. Tiene otra importancia, otra connotación. Sobre todo presentar, porque muchas veces el de afuera generalmente estereotipa lo que no conoce muy bien y está lindo mostrarle a la gente que lo latino es mucho más amplio que el preconcepto que se puede tener. Y eso es lo lindo de los Latin Grammy, que se presentan muchas propuestas dentro de una latinidad.

—¿Qué es lo que más te llena de tu carrera? 

—El proceso creativo, la composición. Eso ahora me tiene muy emocionado. Explorar nuevas fronteras y ampliar las propias. Estoy peleando conmigo mismo y eso es una maravilla también.

—¿Cómo es eso?

—Me parece muy peligroso cuando uno queda preso del mismo personaje. Muchas veces porque eso es lo que le gustó el público, y entonces no te quieres salir de ahí porque es lo que gusta, y salirte de ahí se te antoja peligroso. Pero creo que es nuestra responsabilidad como emisores proponer permanentemente.

—¿Y ver qué funciona?

—Pero no con la motivación de ver qué funciona para instalarnos allí, sino de explorar y bienvenido quien te quiera acompañar a las distintas estaciones de tu viaje. Muchas veces eso genera un sacrificio en otros sentidos, pero creo que lo que uno tiene que hacer es proponer permanentemente, arriesgarse, porque eso amplía tu espíritu. Yo creo que a quien te sigue, si lo haces en distintas estaciones también le amplía la cabeza.

—Si no también es muy difícil el crecimiento…

—Exacto, porque además cuando tú planteas tu carrera o tu propuesta artística como un reflejo de quién eres como ser humano, pues evidentemente eres una persona distinta a los 20, que a los 30, o a los 40. Eres diferente cuando estás soltero que cuando estás en pareja, que cuando te casaste. Eres una persona distinta cuando no eres padre que cuando fuiste padre y antes de romperte como ser humano y que cuando te reconstruiste como ser humano.

—¿Te pasó muchas veces?

—Sí, permanentemente. Y uno al final no lo cree, o espera que las angustias se acaben de alguna manera, pero las angustias lo que hacen es mutar.

—Se transforman…

—Exactamente. No es la misma angustia la aceptación de la adolescencia a la de la sostenibilidad que se genera cuando uno va creciendo. Pero al final, todo te conecta al amor o al miedo, esas son las dos grandes vertientes y todo va llegando ahí.

—Son los dos temas que tratás justamente en este álbum, tu cuarta producción…

—Creo que esos son los temas que todos tratamos al final de cuentas. Y tú escarbas un poquito en cualquier artista, de cualquier faceta, música, escultura, folclore, rock, y al final, alguna de las dos vertientes aparece, el amor o el miedo. Ahí todos nos conectamos.

¿Qué te da miedo?

—En este momento digamos que el mayor miedo que uno tiene es que le pase algo a sus seres queridos, en este caso a mis hijos, a mi esposa, a mi madre. Que le pase algo a la gente que tú quieres es un temor permanente, pero yo creo que el mayor miedo al final es traicionarse a uno mismo.

—¿Qué palabras te definen? 

—Constancia, equilibrio y coherencia. Sí, algunas veces es más difícil. La constancia siempre está, al final de cuentas haciendo una metáfora futbolera, nosotros en los 90 tuvimos una selección nacional que fue legendaria, en la que estaba el pibe Valderrama, pocos jugadores y había uno de ellos que era el cinco del equipo, el volante de contención, el que pegaba, el que marcaba y era un tipo muy entregado en la cancha. Él decía, lo que me pasaba era que me tocaba jugar con Valderrama, con Rincón, eran gente con mucho talento y a mí me tocaba suplir el talento con las ganas, con la entrega. Yo me siento muchas veces así. Sé que soy bueno en cosas que hago pero eso sí, en ganas, no sé si alguien me gana.

—¿La voluntad fue todo en tu carrera?

—Yo creo que la voluntad es muchísimo, la perseverancia, la constancia. Siempre le dicen a uno que es duro llegar pero es más duro mantenerse y eso es cierto. Este es mi cuarto álbum consecutivo nominado a los Grammy. Hay una consistencia ahí en el trabajo, por lo menos en los ojos de la academia y en lo que hemos tratado de armar con el equipo. Me parece que es valioso y me parece que uno tiene que tomarse el trabajo de decir estamos ahí, estamos en la jugada. Seis discos después y ahí estamos.

—Es fácil llegar, difícil mantenerse. ¿Cómo lo hacés? 

—No sé. Para mí la insatisfacción es un motor fundamental. Hemos tenido muchas discusiones con Mariana, mi mánager, que es una persona que permanentemente ve el vaso medio lleno, y yo soy una persona que permanentemente ve el vaso medio vacío, pero digo, mientras vayamos al mismo lugar, mientras sea el mismo vaso está todo bien. Pero a mí el inconformismo me ayuda muchísimo. A veces soy una persona demasiado autocrítica. Y creo que eso es bueno.

—¿Te permitís disfrutar? 

—Hay cosas que me permito disfrutar, otras que no tanto. Y eso es una falla. No estoy diciendo que esté bien. Me permito disfrutar el disco que estoy haciendo, lo disfruto muchísimo pero rápido ya empiezo a crear el siguiente. No es que agarro y digo: ¿qué hay por acá? Generalmente escribo para cada disco. Una vez que empiezo ese proceso creativo nuevo creo que, injustamente, mi cabeza ya deja de darle tanto valor al que se acaba.

 
 
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