Consagrado por la revista Forbes como el mago más exitoso de la historia a nivel comercial, el ilusionista de sesenta años de origen estadounidense David Copperfield continúa llenando salas donde quiera que se presente. Su talento actoral sobre el escenario combinado con el despliegue de trucos convertidos en su marca personal, ofrecen un nivel de producción y ejecución obsesivamente calculada difícilmente alcanzable por otros magos de Las Vegas o el mundo.
Sus especiales televisivos marcaron la década del noventa reconocidos con 21 premios Emmy, presentando una narrativa emotiva y siempre apelando a su infancia, la familia y los sueños con prácticas ilusionistas que han generado fascinación por más de cuarenta años.
Con once récords Guinness en su haber, su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, un título de caballero otorgado por el gobierno de Francia y nombrado Leyenda Viviente por la Biblioteca del Congreso de los EEUU, Copperfield ha vendido a la fecha 33 millones de tickets y recaudado más de 4 mil millones de dólares, cifra que supera a cualquier otro artista solista de la historia.
Ranqueado por Forbes en el puesto veinte de las celebridades mejor pagas del mundo, solo en 2015 el ilusionista reportó ganancias de 63 millones de dólares. Es precisamente esta enorme riqueza la que lo hecho blanco favorito de personas que han intentado hacerse con algo de dinero fácil durante su larga y exitosa carrera.
Desde demandas laborales hasta supuestos casos de acoso sexual han sido ligados al nombre de Copperfield, pero la última causa abierta en un tribunal de Manhattan por un turista británico representado por un abogado basado en Nueva York sin lugar a dudas supera a todas las anteriores. No solo se alega que el hombre sufrió daño cerebral tras participar de un acto del show sino que el letrado amenaza con develar los secretos detrás de los trucos del mago si este no cumple con sus obligaciones legales.
"Voy a disfrutar interrogando a Copperfield, puede tratar pero no me meteré dentro de ninguna caja" dijo Benedict Morelli el abogado en alusión a los clásicos trucos de magia que pretende desenmascarar. "Creo que algunos secretos definitivamente serán develados".
Gavin Cox de 57 años había ido a ver el show de magia que tiene lugar en el teatro MGM Grand de Las Vegas para celebrar su cumpleaños en el año 2013. Fiel al estilo participativo de sus espectáculos – llegado el momento de elegir a alguien del público para participar de un truco – Copperfield eligió a Cox, quien no dudó en formar parte de una experiencia que creía sería inolvidable junto a su ídolo.
Cuando los asistentes de Copperfield guiaron al británico y a otros miembros de la audiencia por un pasadizo debajo del escenario, el hombre protagonista de la demanda tropezó y cayó al suelo golpeando su cabeza.
Aparentemente cuando le advirtieron a Copperfield que el hombre había sido herido, el ilusionista desestimó la gravedad del hecho y decidió seguir adelante con el show. Más de tres años después el británico asegura que las secuelas de su golpe han hecho de su vida un sufrimiento constante.
"Tengo dolores constantes y mi memoria a corto plazo ha sido afectada" declaró ante el periódico británico The Sun el demandante. "Duermo con un respirador, de lo contrario de noche dejo de respirar".
Theodore Blumberg, el abogado que lidera la defensa del mago dijo que la ilusión en cuestión ha sido llevada adelante con éxito por más de 15 años con más de 100.000 miembros de la audiencia participando sin ningún inconveniente. El letrado evitó hacer declaraciones sobre las amenazas de exponer los secretos de su cliente, a la espera del juicio en octubre.
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