Cassie de Pecol, una ciudadana estadounidense, visitó todos los países del mundo en 18 meses y 26 días y batió el récord Guinness anterior por menos de la mitad del tiempo. Emprendió el viaje con la intención de promocionar la paz, la sostenibilidad ecológica y los derechos de la mujer.
Graduada en estudios ambientales, en julio de 2015 comenzó su gira mundial para promocionar el turismo sustentable como embajadora del Instituto Internacional para la Paz a través del Turismo (IIPT). Con el apoyo de SKAL International, una asociación del sector con sedes alrededor del mundo, organizó reuniones y conferencias con alcaldes y ministros de Turismo en más de 50 países para introducirles la Declaración de Paz del IIPT.
Según de Pecol, es posible ir más allá de lo sustentable en lo que ella denomina turismo regenerativo. "Si usted viaja, digamos, de Bangalore, India, a Colombo, Sri Lanka, estaría matando un árbol durante el viaje. Entonces el objetivo es plantar dos árboles, para el turismo regenerativo, no solo sustentable". También dice haber plantado árboles en más de 50 países para compensar el daño ambiental de sus más de 255 viajes aéreos durante la gira mundial.
Fue patrocinada por una variedad de organizaciones para financiar su causa, desde grandes corporaciones, como AIG, hasta trabajadores independientes, como un artesano. También auspició su viaje Krav Maga Worldwide, una organización del arte marcial israelí, que De Pecol aprendió para poder defenderse mientras viajaba sola. Logró negociar estadías sin cargo en varios hoteles ecológicos a cambio de promocionar sus esfuerzos por la sostenibilidad.
Su recorrido no fue siempre placentero. "Te vamos a destruir, América", la intimidó un soldado de Corea del Norte mientras le apretaba con fuerza la mano. Fiel a su mensaje por la paz, ella le respondió que si bien sus gobiernos no podían ser amigos, ellos no tenían porque ser enemigos.
Uno de sus mayores desafíos fue obtener visas para los países que la requerían, como Corea del Norte, Siria y Turkmenistán. Los turistas estadounidenses deben pagar una visa de USD 1.000 para una visita de tres días al país comunista, en contraste con los USD 300 que pagaría un turista chino.
Al cabo de su viaje, a fines de febrero, De Pecol planea viajar a Antártida, que no es considerada un país soberano: "En este punto, si visité seis continentes y 196 países, debería ir al último continente".
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