Las ovaciones demócratas frente a las caras largas de los republicanos, el calor de unos frente a los reproches de otros, que protagonizaron el segundo discurso del Estado de la Unión de Joe Biden dejaron claro que la relación de la Casa Blanca con el nuevo Congreso va a ser muy complicada.
A lo largo del discurso se repitió una imagen que captaba la distancia entre ambos partidos.
El propio Biden dejó en evidencia la situación, que atravesaba las pantallas de televisión, al incluir un chiste sobre las relaciones entre demócratas y republicanos en su saludo al presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.
“Señor presidente no quiero arruinar su reputación, pero espero con gran interés trabajar junto con usted”, expresó entre risas.
El entusiasmo de Harris, sentada detrás de Biden, frente a la quietud de McCarthy -que por respeto al orador, no obstante, aplaudió en ocasiones- reflejaban el sentir de los dos partidos. Aunque en la bancada los republicanos hicieron más ruido que su líder.
Nada más entrar al hemiciclo, las palabras que cruzó Biden con algunos congresistas ya dieron que hablar, con un saludo al republicano Matt Gaetz, aliado del ex presidente Donald Trump, y un encuentro de miradas sin apretón de manos con el joven George Santos, en la cuerda floja tras saberse que incluyó información falsa en su currículum.
En un Capitolio vallado por seguridad, Biden aludió al asalto del 6 de enero de 2020 como “la batalla nacional más grande desde la guerra civil” y ningún republicano se levantó de su escaño para apoyar sus palabras, ni siquiera McCarthy.
Además, Biden tuvo que escuchar algunos abucheos por parte de los republicanos, así como el insulto de “mentiroso” propiciado por la congresista cercana a Trump, Marjorie Taylor Greene, quien respondió así al momento en que el presidente acusaba a los conservadores por querer recortar la seguridad social y la sanidad.
Un incidente que recordó al grito de “¡mientes!” del republicano Joe Wilson al entonces presidente Barack Obama (2009-2017) en el discurso sobre el Estado de la Unión en 2009, por el que fue amonestado por la Cámara de Representantes posteriormente.
Horas antes del discurso, Marjorie Taylor Greene se había paseado por los pasillos del Capitolio con un globo blanco en alusión al globo espía chino que sobrevoló el territorio de EEUU la semana pasada, asegurando que lo llevaría al hemiciclo. Al final no lo llevó, aunque si fue vestida de este color.
McCarthy mandó callar sin éxito a sus compañeros de partido cuando el discurso escaló a las muertes por fentanilo, que muchos conservadores achacan a la situación migratoria en la frontera con México.
Los republicanos responsabilizaron al presidente del problema al grito de “es tu culpa”, a lo que añadieron otro: “Cierra la frontera”.
El aplauso a la madre y el padrastro de Tyre Nichols, el joven afroamericano que murió a principios de enero en Memphis (Tennessee) después de que varios policías le propinaran una paliza, fue uno de los pocos momentos en el que coincidieron ambos partidos.
Algunos congresistas demócratas aprovecharon para llevar su causa al hemiciclo, como el congresista Maxwell Frost, quien optó por llevar un pin del “March for our lives”, en contra de la violencia por armas de fuego.
Frost, junto al congresista demócrata Greg Casar, llevó como invitado especial al padre de Joaquin Oliver, muerto a los 17 años en la masacre de Parkland (Florida), en un intento de arrojar luz sobre la epidemia de violencia con armas de fuego.
Por su parte, la demócrata Madeleine Dean combinó una insignia de la palabra “aborto” con un lazo azul y amarillo en apoyo a Ucrania. Asimismo, Biden saludó a la embajadora ucraniana, Oksana Markarova, que asistió al discurso invitada por la Casa Blanca.
Otra de las invitadas, esta vez por la demócrata Debbie Wasserman Schultz, fue Anabelys Lopes, de origen brasileño, conocida porque en su momento tuvo que desplazarse de Florida a Washington para abortar, ya que en su estado no tenía acceso a un aborto seguro a causa de la legislación impuesta por los republicanos.
Todos ellos escucharon un discurso lleno de mensajes a los republicanos, a los que Biden pidió una y otra vez trabajar conjuntamente, aunque sin dejar de reprocharles muchas de sus posiciones.
En el exterior, algunos bares de Washington no quisieron perderse la oportunidad de seguir las palabras de Biden y las reacciones de los republicanos, por lo que ofrecieron planes especiales para la ocasión.
Como el Union Pub, que organizó un evento exclusivo por 150 dólares con lotes de bebida y comida. Según el diario The Hill, el mismo bar aprovechó el drama de la votación del mes pasado para elegir portavoz de la Cámara Baja, con un paquete prémium por 218 dólares.
(Con información de EFE)
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