Algunos ya hablan de que se trata de uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de los últimos años en los Estados Unidos. Pero lo particular, además de la antigüedad de lo encontrado, es que ocurrió por azar y que la “arqueóloga” fue simplemente una niña de 9 años jugando inocentemente en una playa.
Molly Sampson vive en el estado de Maryland y es fanática de la arqueología y la paleontología, como su padre. La actividad favorita de la familia es buscar piezas históricas en playas o parques naturales y el progenitor de Molly ha encontrado varias piezas a lo largo de su vida.
La pequeña para navidad pidió un deseo más que un regalo: encontrar algo grande. Y sin dudas se le cumplió.
En pleno frío invierno, Molly y su padre fueron a explorar el parque estatal de los acantilados de Calvert, en el mismo estado de Maryland. Por horas recorrieron las playas y senderos en la búsqueda de algo que capturara su atención, hasta que Molly lo vió. Gracias a la marea baja, pudo observar enterrado en la arena un enorme diente de tiburón, comparable con el tamaño de su mano.
“Estábamos mirando todo a nuestro alrededor y se me ocurrió mirar hacia el mar. Vi algo grande, muy grande, no tan lejos de mí. Empecé a desenterrarlo pero era tan grande que no podia, me apuré y logré agarrarlo”, contó orgullosa Molly a la prensa.
Contenta por lo que había encontrado, y maravillada por el tamaño, Molly decidió junto a su padre llevar la pieza al museo marino de Calvert donde los expertos la analizaron. Para sorpresa de todos, se trata de un diente de tiburón conocido como megalodon, que data de 15 millones de años atras.
La niña ahora participa de charlas con arqueólogos y paleontólogos donde se exhibe su descubrimiento. Asegura que cuando crezca le gustaría ser paleontóloga aunque sabe que difícilmente vuelva a descubrir una pieza tan antigua y en tan buen estado.
El megalodon quedó como parte de la exposición permanente del museo marino de Calvert.
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