Al menos 60 personas murieron en incidentes relacionados con las condiciones meteorológicas en Estados Unidos, a causa de una helada ártica y un frente tormentoso que se extendió por la mayor parte del país durante días, hasta la frontera con México.
La región de Buffalo, a orillas del lago Erie y cerca de la frontera canadiense, fue la más afectada.
Con más de 1,2 metros de nieve cayendo sobre Buffalo desde que la tormenta de nieve tomó forma el viernes pasado, la segunda ciudad más grande de Nueva York se convirtió en la zona cero de una tormenta que la gobernadora calificó de desastre meteorológico “épico, único en la vida”.
Aunque los vientos cegadores que provocaron una tormenta de nieve blanca durante más de dos días habían amainado el lunes, la nieve siguió cayendo, y se pronosticaban acumulaciones adicionales de 30 cm hasta el martes en zonas al sur de Buffalo y al norte de Siracusa.
Las carreteras seguían repletas de coches, autobuses, ambulancias, grúas e incluso quitanieves enterrados bajo enormes acumulaciones de nieve, lo que complicaba los esfuerzos por despejar las calles cubiertas y llegar hasta los residentes varados que necesitaban atención médica. Las autoridades utilizaron tractores de gran altura para el transporte hospitalario.
A pesar de la prohibición de circular por carretera en todo el condado, que seguía en vigor el lunes, cientos de automovilistas tuvieron que ser rescatados de sus vehículos durante el fin de semana.
La gravedad de la tormenta, notable para una región acostumbrada al duro clima invernal, fue el resultado de una combinación de factores meteorológicos que se potenciaron mutuamente.
Vientos huracanados, un frío entumecedor y nieve de “efecto lago” -resultado de la humedad recogida por el aire gélido que se desplaza sobre aguas lacustres más cálidas- produjeron una tormenta que, según la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, pasaría a la historia como “la ventisca del 22″.
(Con información de Reuters)
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