Silla, la performance de la colombiana María José Arjona, domina la entrada a Art Basel Miami Beach. Suspendido a dos metros del suelo de forma horizontal, la artista, inerte en la silla, explora “la objetualidad, la experiencia y el rol crítico del cuerpo en el movimiento como una forma coreográfica política”.
La entrada principal al Miami Beach Convention Center, donde se desarrolla la reconocida feria internacional de arte, queda en el segundo piso; una vez que atraviesas la puerta principal que daba entrada al inmenso salón donde exponen más de 280 galerías, tus ojos inevitablemente quedan fijos en “la silla”.
La primera imagen que te viene a la mente, mientras desciendes por la escalera eléctrica que comunica el entrepiso con el salón de exposiciones, puede ser la de un maniquí cuidadosamente colocado en la silla colgante. Pero de pronto, el maniquí cambia de posición. ¿Será un autómata? No. Al acercarte comienzas a divisar claramente los rasgos humanos de Arjona.
En el suelo, un grupo de mortales miran a la artista que, como si estuviera sentada de forma vertical en la sala de su casa, parece ignorar las evidentes incomodidades de su inusual posición. Arjona, quien viene de la mano de la galería argentina Rolf Art, presentó esta performance por primera vez en 2011 y puede permanecer tendida sobre la silla por hasta seis horas.
Arjona nació en Bogotá, Colombia, en 1973 y actualmente vive y trabaja entre Nueva York y su ciudad natal. Su trabajo se ha exhibido en exposiciones individuales y colectivas en museos y galerías de los Estados Unidos, toda Europa, América del Sur y Asia. La artista participó como intérprete de las piezas icónicas de Marina Abramovic en su retrospectiva EL ARTISTA ESTÁ PRESENTE en MoMA en 2010 y tambiénen el taller Limpieza de la casa impartido por la propia Abramovic.
Magalí Arriola, curadora del sector Meridians, donde se muestra la colombiana, describió la exposición como “cuerpos esculpidos, cuerpos sexualizados, cuerpos que actúan y cantan —cuerpos mestizos, negros y blancos— y desafían los cánones históricos del arte y su relación con la representación del poder”. Sin dudas que Silla dio mucho de qué hablar sobre el cuerpo, y escandalizó a más de un purista del arte tradicional.
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