Un caracol en peligro de extinción, una orquídea africana y una rama de caoba comparten un mismo ambiente en la escultura Liguus, de Brookhart Jonquil. Parte de la muestra No Vacancy, que exhibe la obra de doce artistas en doce hoteles icónicos de Miami Beach, la pieza se exhibe en el vestíbulo del Cadillac Hotel durante la semana del arte que rodea a Art Basel.
El título, Liguus, nombra a un caracol arbóreo nativo de los Everglades, a partir del cual se modela la escultura. Desde que comenzó este proyecto ha llegado al borde de una extinción segura, siendo devorado por un platelminto (gusano plano) invasivo. “No fue hasta que comencé la pieza que en realidad aprendí que este caracol de repente se puso en peligro de extinción. Sucedió tan rápido que ni siquiera está burocráticamente designado como en peligro de extinción: no tiene una designación especial y probablemente se extinguirá antes de que eso pase”.
Jonquil es un amante de la naturaleza. Desde hacía mucho le atraía la forma de este caracol, con sus espirales y colores, y siempre quiso hacer una obra basada en él. “Cuando No Vacancy hizo el llamado a los artistas se me ocurrió esta pieza y la envié, y tan pronto como se me ocurrió la idea, me encantó y supe que quería hacerla”.
Es imposible entrar al vestíbulo del hotel Cadillac y no ver el caracol gigante de plexiglás en medio del salón. En su interior, en otra cámara de vidrio acrílico, una orquídea monje africana. Esta orquídea alguna vez fue catalogada como una especie invasiva, pero después de adaptarse e hibridarse, obtuvo el estatus de “naturalizada”. Es decir, ahora puede compartir su entorno sin dañar la diversidad de vida que la rodea.
Es común encontrar la orquídea en los mismos espacios que el caracol, explicó Jonquil. La relación entre ambos no es obvia, pero comparten el mismo entorno; la orquídea ha llegado a pertenecer. La pertenencia es importante para el escultor. “Me interesó el tema de lo que pertenece aquí y lo que no, y cómo algo que viene de otro lugar puede llegar a pertenecer a algún otro lugar”.
Jonquil tiene su propia historia de pertenencia. Nacido en California, comenzó a exhibir en una galería en Miami cuando cursaba su posgrado en Chicago. Iba a trabajar en la muestra, y mientras estaba aquí le ofrecieron otra en De la Cruz Collection. Una propuesta sucedió a otra y así pasaron tres años. “Cada vez que me he abierto a la idea de que Miami es un hogar y no solo que estoy de paso, me integro más con esta ciudad. Muy parecido a esta metáfora”, dijo, y señaló su obra.
“Así que vine aquí solo como visitante y ahora estoy casado con una mujer que nació aquí y tenemos un hijo”. Ya se siente completamente integrado: “Miami es mi hogar”.
El artista confesó que cuando trabaja le gusta tener las cosas bajo control. Está acostumbrado a detallar todo y antes de comenzar sabe exactamente qué quiere transmitir y cómo se verá.
Pero esta vez trabajó distinto.
El proceso le tomó unos tres meses. “Hay más de cien piezas individuales de plexiglás, y cada una tiene que cortarse a un tamaño exacto y luego tengo que recortar cada lado en un ángulo exacto para que todas encajen perfectamente”. Para complicar las cosas, este engranaje de vidrio acrílico pegado con resina sintética tenía que ser impermeable para contener el agua que rodea la cámara de vidrio acrílico donde está la orquídea.
Dejó que las cosas sucedieran en su propio tiempo. Trabajó sin saber qué colores usaría, o qué habría en su interior. Dejó que la pieza le hablara y así fue descubriendo lo que necesitaba. Esta forma de trabajar incluso influyó en la apariencia de la obra. “Los lados no coinciden perfectamente y hay pequeños espacios irregulares que luego tenía que rellenar con la resina, por lo que existe este tipo de equilibrio entre hacerlo todo bien y permitir algo de flexibilidad y error”, reflexionó.
Pero a pesar de los muchos desafíos técnicos que presentó la realización de Liguus, lo más difícil no fueron las muchas pequeñas piezas y lograr que todas se mantuvieran juntas. Lo más difícil, según Jonquil, fueron los desafíos conceptuales. Con frecuencia se cuestionaba si las ideas encajaban, de qué color debía ser, o para qué lado debería doblar el soporte. “Estas preguntas para las que no hay una respuesta correcta”, pero se requiere una de todos modos. “Es algo que te tiene que gustar cómo se siente, que parece correcto. Esté seguro o no tengo que tomar una decisión”.
Gran parte de su trabajo han sido abstracciones geométricas, pero en esta pieza se inclinó un poco hacia la figuración. Le preocupa nuestra relación con el mundo que nos rodea. Con este trabajo más figurativo trata de tener una conversación algo más fácil, a partir de un tema específico. “Aquí hay algunos personajes que conoces” y no una forma abstracta.
Esto, dice, es fundamentalmente político, incluso “si haces un trabajo que no sea abiertamente político”. Es algo que se propuso abordar con esta pieza. Aquí nos habla de especies en declive y de especies que han cambiando su relación con su entorno. “Eso tiene para mí un significado metafórico, especialmente porque soy un hombre blanco en Estados Unidos, soy descendiente de colonos del sur y en cierto modo soy un extraño aquí”.
Su mente no quiere quedarse al nivel de los titulares. Siempre está pensando en problemas sociales. Quiere conocer su raíz y saber que hay en el fondo de la convergencia entre el sexismo y el nacionalismo blanco, por ejemplo. Su trabajo se vuelve abstracto porque busca entender: “Ahora estoy tratando de conectarlo de nuevo a esos niveles más abiertos para poder tener estas otras conversaciones”. Se verá en su próxima obra.
Dónde: 3925 Collins Ave, Miami Beach, FL 33140
Cuándo: hasta el 8 de diciembre
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