El presidente de Francia, Emmanuel Macron, llegó este martes a Washington para una visita de Estado que se extenderá hasta el viernes, en medio de desacuerdos comerciales entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
La pandemia por coronavirus hizo que esta sea la primera visita de Estado de la presidencia de Biden y funcionarios estadounidenses dicen que se eligió a Francia no solo por los profundos lazos históricos sino por su compromiso para confrontar a Rusia por su guerra en Ucrania.
Macron aterrizó en la Base Conjunta Andrews, la instalación de la fuerza aérea utilizada por Biden a las afueras de Washington.
El mandatario estadounidense honrará a Macron con una ceremonia militar de bienvenida, una visita al Cementerio Nacional de Arlington, una reunión en el Despacho Oval, una cena privada con sus cónyuges el miércoles y un banquete de estado el jueves, donde actuará el músico estadounidense Jon Batiste, ganador del Grammy y también defensor de los derechos de los afroestadounidenses.
En comparación con la primera experiencia de Macron de una visita de Estado en Washington como invitado de Donald Trump en 2018, este viaje, que concluye con una escala el viernes en la otrora ciudad francesa de Nueva Orleans, será una muestra cuidadosamente coreografiada de amistad transatlántica.
Ciertamente el furor diplomático quedó atrás el año pasado, cuando Australia canceló un acuerdo para comprar submarinos franceses y optó por submarinos nucleares estadounidenses.
“Por el momento, estamos en una fase de escucha para entender las preocupaciones de nuestros socios europeos”, declaró el martes el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, a periodistas franceses.
El principal reclamo es sobre el ambicioso plan de Biden para apoyar la transición energética y la Ley de Reducción de la Inflación (IRA por su sigla en inglés), que otorga generosos subsidios a los vehículos eléctricos, baterías o energías renovables siempre que sean “Made in America”.
Los europeos, que enfrentan las consecuencias económicas de la invasión rusa a Ucrania y buscan poner fin a la dependencia de los suministros energéticos rusos, temen competencia desleal y proteccionismo de Estados Unidos.
La UE habla cada vez más sobre si el bloque debería responder con sus propios subsidios para productos de fabricación propia, iniciando efectivamente una guerra comercial.
“China favorece sus propios productos, Estados Unidos favorece sus propios productos. Podría ser hora de que Europa favorezca sus propios productos”, afirmó el domingo el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, a la radio France 3.
Este martes, Biden aseguró en un discurso en una fábrica de microchips en Michigan que el impulso de una base industrial revitalizada en Estados Unidos es “un cambio de juego”.
“Las empresas empezaron a trasladar los puestos de trabajo al extranjero en lugar de trasladar el producto al exterior”, dijo. “Ya no vamos a ser rehenes más”.
Martin Quencez, subdirector de la oficina de París del grupo de expertos GMF, dijo que Macron le dirá a Biden que “hay una contradicción entre una administración que habla constantemente de alianzas (...) y al mismo tiempo toma una decisión como la del IRA, que impactará a las economías de los aliados”.
Otro reclamo en Europa es el alto costo de las exportaciones de gas natural líquido estadounidense, que aumentaron para tratar de reemplazar las entregas rusas canceladas.
Ante las acusaciones de que Estados Unidos se está beneficiando de la guerra en Ucrania, un alto funcionario estadounidense dijo que se trataba de una “afirmación falsa”.
El funcionario también restó importancia a las fricciones por la IRA y dijo que hay un “conjunto de conversaciones muy constructivas” sobre cómo evitar que las empresas europeas queden excluidas.
Para subrayar la importancia del tema para París, Macron se reunió con decenas de ejecutivos de empresas antes de partir a Washington, instándolos a seguir invirtiendo en Francia. Entre estos había representantes de los gigantes estadounidenses Goldman Sachs y McDonald’s.
Antes de partir, Macron dijo, según la presidencia, que IRA iba “en la buena dirección, en beneficio de la transición ecológica”, pero incluía “medidas proteccionistas que plantean fuertes desafíos a los fabricantes europeos”.
El séquito de Macron, que incluye a ministros de Relaciones Exteriores, Defensa y Finanzas, así como a líderes empresariales y hasta a astronautas, ilustra la importancia que París le ha dado a la visita.
Sin embargo, en la Casa Blanca, un alto funcionario dijo que el objetivo principal es fomentar la “relación personal”, “la alianza” con Francia y entre Biden y Macron.
Ese objetivo incluirá mejorar la coordinación para ayudar a Ucrania a repeler a Rusia y por otra parte, ver cómo manejar el ascenso de la superpotencia china.
“No somos aliados en la misma sintonía”, dijo a la AFP un asesor de Macron, anticipando conversaciones “desafiantes” con Biden.
A pesar de su fuerte apoyo a Kiev, la insistencia de Macron en continuar manteniendo el diálogo con el presidente ruso, Vladimir Putin, ha irritado a los diplomáticos estadounidenses.
El tema de China, en el que Washington ha adoptado un tono más agresivo y las potencias de la UE han tratado de encontrar un punto medio, es poco probable que avance.
(Con información de AFP)
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