El fundador de Oath Keepers, Stewart Rhodes, y otro miembro de esa milicia ultraderechista fueron condenados por “sedición” por participar en el asalto al Capitolio de Estados Unidos en 2021.
Luego de deliberar tres días, los 12 miembros del jurado de un tribunal federal de Washington absolvieron a otros tres integrantes de Oath Keepers del cargo de sedición, que se castiga con hasta 20 años de prisión.
El veredicto cerró un juicio de casi dos meses, en el que el gobierno trató de demostrar que el violento asalto del Capitolio que obligó a suspender la confirmación de Joe Biden como presidente electo equivalía a una rebelión contra el gobierno por parte de partidarios del entonces presidente Donald Trump.
Los cinco enjuiciados fueron los primeros de los casi 800 acusados de participar en esa revuelta que dejó cinco muertos.
El Departamento de Justicia dijo que Rhodes y los Oath Keepers “tramaron una rebelión armada (...) conspirando para oponerse por la fuerza al gobierno de Estados Unidos”.
Los fiscales mostraron vídeos del ataque perpetrado por decenas de miembros del grupo vestidos con ropa de estilo militar.
Pero los acusados calificaron el caso como un juicio político promovido por el gobierno de Biden contra los partidarios de Trump.
“Estas condenas son una victoria para el estado de derecho y respaldan el hecho de que la violencia del 6 de enero (de 2021) incluyó un intento deliberado de revertir los resultados de las elecciones de 2020″, dijeron en un comunicado el demócrata Bennie Thompson y la republicana Liz Cheney, que encabezan el comité de la Cámara de Representantes encargado de investigar el papel de Trump en el ataque al Capitolio.
Durante el juicio, los fiscales demostraron que Stewart Rhodes comenzó a reunir a sus tropas ya en noviembre de 2020. “No vamos a salir de esto sin una guerra civil”, les escribió dos días después de las elecciones presidenciales en mensajes encriptados.
En las semanas siguientes, según los fiscales, Rhodes gastó miles de dólares en dispositivos de visión nocturna, armas y munición, y almacenó este arsenal en un hotel de los suburbios de Washington.
El 6 de enero varios miembros de los Oath Keepers, con cascos y equipo de combate, marcharon hacia el Capitolio. Algunos se formaron en columna para entrar en el edificio pero se retiraron después de ser rociados con gas irritante. Otros habían entrado en el Capitolio en formación militar.
Rhodes permaneció fuera, pero según los fiscales dirigió a sus tropas con una radio “como un general en el campo de batalla”.
En el estrado, el acusado, reconocible por su parche negro en el ojo izquierdo, negó “haber planeado” el ataque al Capitolio. Sostuvo que la “misión” de los Oath Keepers era garantizar la seguridad de la manifestación convocada por el mandatario saliente Donald Trump para denunciar un supuesto “fraude electoral”.
Rhodes dijo que es “estúpido” que Kelly Meggs, que dirige la sección de Florida de los Oath Keepers y que también fue condenado por sedición, hubiera entrado en el Capitolio.
“Eso abrió la puerta a nuestra persecución política. Mira dónde estamos ahora”, dijo Stewart Rhodes.
Graduado en derecho en la Universidad de Yale, Rhodes, de 50 años, fundó los Oath Keepers en 2009 congregando a antiguos soldados y policías, inicialmente para luchar contra el Estado federal, al que consideraba “opresor”.
Como otros grupos radicales, esta milicia se dejó seducir por la retórica de Trump y abrazó plenamente las acusaciones de fraude electoral esgrimidas pero jamás probadas por el líder republicano.
(Con información de AFP)
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