Alrededor de Art Basel Miami Beach, la Semana del Arte de Miami transforma la ciudad —en 2023 se esperan 80.000 visitantes— y, como cada año, trae, además de arte y diseño, una amplia gama de grupos humanos. Este evento cultural, uno de los encuentros artísticos más relevantes a nivel mundial, atrae a coleccionistas internacionales pero también a curiosos del mundo y, por supuesto, los residentes locales.
Miami Art Week despliega sus eventos artísticos más allá de Miami Beach, abarcando barrios como Wynwood, Downtown, Little Haiti, Allapatah, Coconut Grove y Coral Gables, además de múltiples instalaciones públicas y eventos emergentes repartidos por toda la ciudad, sus playas y sus localidades alrededor.
En tanto ciudad multicultural, Miami está ya habituada a la variedad de tipos humanos, y la movida alrededor de Art Basel no es más que otra prueba. Desde coleccionistas y curadores con costosos atuendos hasta amantes del arte en zapatillas, los protagonistas de la vida social durante la Semana del Arte son en sí otro atractivo.
Primero, desde luego, están los compradores de arte. The Big Money, como los denominó Time Out, son aquellos visitantes con bolsillos profundos, ya sean propios (son empresarios, o atletas reconocidos, o artistas famosos) o porque son curadores de colecciones privadas. Son reconocidos en el mundo del arte y se caracterizan por tener acceso exclusivo a las muestras. En el caso de Art Basel, los días 6 y 7 están reservados para ellos, que acceden como invitados o con tickets VIP, y sólo desde el 8 hasta el 10 la feria abre al público general de 11am a 6pm en Miami Beach Convention Center.
Otras ferias, como Design Miami, Art Miami, Context Art, Scope y Untitled les reservan el día 5 y abren al público general desde el 6; Pinta, Red Dot, Spectrum y Aqua les reservan el día 6 y abren al público desde el 7. Eso les permite a los compradores de arte la contemplación y la adquisición de obras antes que el resto de interesados.
Son compradores serios —el arte es una inversión importante— y suelen visitar la feria acompañados por sus asesores expertos. Muchísimos vienen desde otros países y se mueven en un circuito VIP: rentan una pequeña mansión con vista a la bahía o el mar o los canales más hermosos del sur de la Florida y van en automóviles de alta gama de una fiesta exclusiva a otra. Disfrutan de la gastronomía más notable de la zona y suelen irse tan temprano como llegaron.
Otra presencia indispensable en Miami Art Week son los turistas del arte, quienes odiarían ese nombre, ya que desprecian el turismo y valoran, en cambio, el concepto de viaje. Son amantes de la pintura, la escultura, la fotografía, el arte digital, y tienen conocimientos —han estudiado arte u otras disciplinas de humanidades, o son autodidactas— sobre autores y obras, pero no el poder adquisitivo de los coleccionistas.
Organizan sus vacaciones y su tiempo libre según la agenda global de las artes visuales y van de Basilea a San Pablo, de Nueva York a las exposiciones más importantes de Europa. Les molestan los precios y el tránsito, ajenos a su propio protagonismo en ambos fenómenos.
No salen de clubbing, aunque un grupo menos radicalizado acepta ir a alguna fiesta. Los que visitan la semana del arte por primera vez no saben que muchas de las actividades de las galerías en Wynwood y Allapatah se pueden disfrutar en otro momento del año y con menos gente.
En tercer lugar, por supuesto, están los miamenses. Han estado esperando el comienzo de este diciembre desde exactamente un año antes. Los locales no se pierden ninguna de las ferias a los dos lados de la bahía de Biscayne: baselean tres horas, scopean dos, se citan en una instalación callejera para encontrarse e ir a comer a algún lugar. Saben moverse de una feria a otra sin GPS.
Quieren sumergirse en el mundo artístico, que no abunda en Miami durante todo el año. Y quieren ser protagonistas. Dado que son los únicos que no están limitados al contenido de una maleta, hacen cambios de ropa durante el día: bohemio, chic, pool party, noche. En ese plano sólo les compiten los influencers, que también son parte de la fauna humana de Miami Art Week.
Por último, en la Semana del Arte hay, desde luego, muchos artistas. Algunos detestan Art Basel Miami Beach: está sobrevalorada, murmuran, sobre todo si su galerista no participa y no se ven obras de su autoría. Conocen a todo el mundo y no se pierden un afterparty.
Hay que resaltar que la única edición de Art Basel en el continente americano, que además sucede en una ciudad global, actúa como un imán y termina por reflejar un entramado cultural que va más allá de la compra y venta de obras de arte, e incide en la vida social y las relaciones interpersonales que se gestan alrededor de esta significativa reunión artística.
Fotos: @nachomartinfilms