La mesa estrella en el último día de la Feria del Libro de Miami, “Cultura en formato de ensayos”, se convirtió en un homenaje al futbolista Diego Maradona. Sucedió el mismo domingo que comenzaba el Mundial Qatar 2022, mientras en el sur de la Florida llovía. Los tres invitados eran el argentino Pablo Brescia, quien presentaba Planeta Diego; el cubano Abilio Estévez, quien llevó Una imagen en el espejo, y el colombiano Carlos Granés, quien habló sobre Delirio americano. Pero acaso porque el fútbol estaba en el ambiente, el recordado 10 copó la conversación.
“Maradona sigue conmoviéndonos”, planteó Mónica Prandi, moderadora del encuentro y directora de Letra Urbana. “Este libro pregunta qué es lo que nos sigue conmoviendo. Y propone 16 miradas sobre un ícono cultural”. El libro de Brescia, subrayó, “fue concebido antes de la muerte, lejos de los intereses y los amarillismos”. Y, si bien es la obra de “un futbolero” —como describió al autor, además de la caracterización académica impresa en el programa de Miami Book Fair—, “muestra las luces y sombras de un personaje controversial sin tropezar demasiado con posibles radicalizaciones”.
Planeta Diego pasa de lo evidente, la importancia de Maradona como futbolista y como personaje, para analizarlo como ícono: de qué modo influyó en el arte, en la política y hasta en la vida personal de sus adeptos y detractores. Es una obra coral: Brescia escribió algunos textos y reunió otros, entre ellos de Juan Villoro, Alicia Dujovne Ortiz, Ariel Scher, Goergina González, Paul Brito y Paolo Castaldi.
“El libro son 16 ensayos breves. Lo planteé como si fueran paredes en fútbol: entrar y salir”, comenzó Brescia. “Quería que tuviera una estructura dinámica. Hay una pequeña sección sobre fútbol, pero desde ángulos no tan frecuentados como, por ejemplo, el cuerpo de Maradona”. Y el resto son las demás perspectivas.
El efecto Maradona
“Hay una sección, ‘Memorias del otro (y de mí)’, con una famosa frase que se le atribuye al escritor argentino Roberto Fontanarrosa: ‘¿Qué me importa lo que Maradona hizo con su vida? Me importa lo que hizo con la mía’”, recordó. Los ensayos de ese segmento analizan el efecto de Maradona en otros, con anécdotas de personas muy conocidas.
Luego, en “Las artes del arte”, se revisan “dos series que hay sobre Maradona, numerosas pelicuas y documentales, un cómic y una novela escrita en farsi”. Por último, “Trayectoria sin línea recta” es una exploración sentimental: “Incluso el ensayo de Juan Villoro se llama ‘Una educación sentimental’”, acotó.
Brescia —que actualmente prepara, con Mariano Paz, Diego Maradona: A Sociocultural Study— leyó el primero de los tres prólogos que forman la sección inicial del libro: uno introductorio, uno polémico y uno insuficiente. Explicó que tomó “el famoso relato que el uruguayo radicado en Argentina Víctor Hugo Morales hizo sobre el segundo gol a los ingleses en [el mundial de fútbol de] 1986″. En el libro lo detalla: Maradona “como cuerpo espacial y mundo autónomo que posee una topografía y una temporalidad propias, y que amerita un reconocimiento”.
Su procedimiento fue deconstuir las expresiones del relator y expandir el planeta. “Maradona fue diverso, global, múltiple y complejo”, leyó. “Este libro también”.
Las obras de Estévez y Granés
Además del narrador y crítico argentino, Estévez habló —brevemente: no le gustan mucho las presentaciones— sobre la colección de anécdotas y reflexiones, que calificó como “confidencias”, centradas en literatura y cultura en general. En Una imagen en el espejo, el narrador, poeta y dramaturgo cubano exploró el ensayo y acaso la autobiografía, ya que el lector recorre épocas, lecturas y vivencias del autor de obras reconocidas como Tuyo es el reino y El bailarín ruso de Montecarlo.
El ensayista y antropólogo Granés presentó su “ambicioso relato sobre las vanguardias artísticas latinoamericanas y su interacción con las revoluciones y la política de aquellos países”, como celebró Juan Luis Cebrián. Su último libro, Delirio americano. Una historia cultural y política de América Latina, aborda en realidad tres delirios regionales: el de las vanguardias y la ilusión de una Patria Grande; el de la identidad, con las consecuencias de los nacionalismos y los populismos; y el de la soberbia, con las frustradas utopías revolucionarias.
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