En 2020, debido a la lentitud en el recuento de los votos en muchos estados, se necesitaron días -hasta el sábado 7 de noviembre- para que las grandes cadenas de noticias declarara a Joe Biden como presidente electo. Ahora, casi un día después del cierre de los primeros distritos de votación, el resultado de las más importantes elecciones de medio término en 50 años en Estados Unidos, aún seguían sin un resultado en concreto. El Control del Senado y la Cámara de Representantes todavía no fue definido. Demócratas y republicanos siguen esperando ansiosamente los resultados de las senadurías por Nevada y Arizona, que podrían decidir el equilibrio de poder en Washington en los próximos dos años. Mientras que la crucial carrera por el asiento en el Senado por Georgia parece probable que vaya a una segunda vuelta. En la Cámara de Representantes, ABC News ya prevé que los republicanos obtendrán antes de esta noche 207 escaños, a sólo 11 del control de la cámara.
Lo único cierto es que no se produjo la “ola roja” que el ex presidente Donald Trump había previsto como un tsunami que azotaría el gobierno demócrata de Joe Biden. En cambio, la que aparece ahora golpeada es su candidatura presidencial para el 2024 con un rival interno, el “trumpista” gobernador de Florida Ron de Santis, que sale de esta noche electoral muy fortalecido.
La señal de que la marea roja estaba a la baja la dio el triunfo del vicegobernador de Pensilvania, John Fetterman, sobre el célebre médico Mehmet Oz, e hizo que un escaño del Senado pasara de republicano a demócrata. Allí había puesto todas las expectativas Trump haciendo campaña por Oz. Estaba convencido de que con el médico de Filadelfia iba a nacionalizar estas elecciones a su favor. Fetterman, que en la mitad de la campaña padeció un ACV y tuvo dificultades para defenderse durante el debate con su rival de la semana pasada, venció en forma ajustada dando el respiro que los demócratas necesitaban cuando ya había entrado la mañana en la gran mayoría de los distritos del Este del país.
Tradicionalmente, las elecciones legislativas miden el desgaste del presidente de turno en la Casa Blanca tras dos años de mandato. Son una especie de referéndum sobre la gestión, pero esta vez también se extendió hacia la principal figura opositora, Trump, y las consecuencias de su intento de rebelión para desconocer los resultados de la elección presidencial de 2019. Y si bien, mantiene un volumen muy importante de seguidores fieles, anoche se ganó un rival duro dentro de su propio partido. Para tener una dimensión de lo que obtuvo Joe Biden al detener lo que parecía iba a ser un tsunami republicano, habría que compararlo con sus antecesores demócratas: en 1994, Bill Clinton perdió 54 congresistas; en 2010, Barack Obama, 63. Los republicanos perdieron 40 bancas en 2018, cuando Trump llevaba dos años en la Casa Blanca.
De las encuestas que se hicieron a los votantes difundidas esta madrugada por CNN, BBC y FOXNews, se puede inferir que los estadounidenses, en su mayoría, están más preocupados por los derechos sociales que están perdiendo, particularmente el del aborto, que por la creciente inflación. El 54% de los entrevistados por los encuestadores del CNN Exit Poll creen que el Partido Republicano está tomando posiciones demasiado extremas de la mano del ex presidente Trump y el 60% está enojado o “no satisfecho” con la derogación en junio pasado por parte de la Corte Suprema del famoso caso de Roe contra Wade, que permitía la interrupción legal del embarazo. Es en este punto donde lideraron las mujeres que salieron a votar en un número mucho más importante del que comúnmente lo hace en las elecciones de medio término. El tema del aborto atravesó, precisamente, las contiendas más reñidas para el Senado en Pensilvania y Georgia.
Ahí pareciera estar la llave de este muro que contuvo la “ola roja”, en la cantidad de votantes que fue de al menos un 20% más que en las elecciones de medio término de 2010 y 2014, “alcanzando casi los niveles de las presidenciales”. Un informe preliminar de la encuestadora Catalist sugiere que lo sucedido este año se parece mucho a lo de 2018, cuando se rompieron todos los records de participación mayoritariamente en repudio de la Administración Trump, lo que permitió que los demócratas retomaran el control de la Cámara de Representantes.
También muestra que la máxima del asesor de campaña James Carville de 1992, “es la economía, estúpido”, esta vez no se cumplió. La inflación llegó un nivel alto para Estados Unidos, 10% anual, pero los votantes no fueron a castigar mayoritariamente al gobierno por eso. Le dieron crédito a Joe Biden para los próximos dos años, aunque su popularidad por debajo del 40%. Votaron más con el corazón y menos con el bolsillo. “Creo que los expertos a veces proyectan sobre el público un materialismo burdo, en el que lo único que le importa a la gente son las cuestiones de bolsillo en el sentido más estricto”, dijo el Representante demócrata por Maryland, Jamie Raskin, esta madrugada en una entrevista con CNN. “La gente entiende lo precaria y preciosa que es la democracia constitucional, y no quiere perderla”.
Si nos adentramos a los temas estatales más profundos, aparecieron otros puntos sociales divisivos. Los votantes de Maryland y Missouri aprobaron la legalización de la marihuana recreativa, añadiéndose a las decenas de estados que ya lo habían hecho. Pero iniciativas similares fueron rechazados en Arkansas y Dakota del Norte. En varios estados se disputan voto a voto restricciones destinadas a reforzar la seguridad de las elecciones que enmascaran maniobras de los trumpistas para dificultar el voto de las minorías y facilitar el desconocimiento de los resultados en caso de que no les sean favorables. En Ohio, se prohibió el voto de cualquiera que no sea ciudadano en contraposición a lo que sucede en Nueva York donde se permite sufragar a los residentes legales permanentes y a los autorizados a trabajar en Estados Unidos. En Iowa se ampliaron los derechos para portar armas y prácticamente se puede andar con una pistola en la cartuchera como los cowboys en el far west. En Tennessee, Vermont y Alabama se aprobaron cambios en la Constitución estatal que eliminan el lenguaje anticuado y racista, incluido el relacionado con la esclavitud.
Hasta el mediodía del miércoles, sólo una titular demócrata, la representante Elaine Luria de Virginia, había sido derrotado en la lucha por la Cámara. Aunque un veterano republicano, el representante Steve Chabot, también perdió en Ohio. Y en otras contiendas críticas de la Cámara, demócratas en peligro como los representantes Abigail Spanberger de Virginia y Chris Pappas de New Hampshire conservaron sus escaños. Seth Magaziner ganó en Rhode Island, un estado muy poblado, para mantener un escaño abierto en la columna de los demócratas y enfriar los alardes republicanos de las primeras horas de la madrugada. Las elecciones a gobernador en Nueva York y Pensilvania, las elecciones a la Cámara de Representantes en Rhode Island y las elecciones al Senado en Colorado y Washington se decantaron por los demócratas.
Algunos candidatos no solo ganaron el martes, sino que rompieron barreras sociales importantes. Entre esas victorias están las primeras mujeres gobernadoras elegidas en Arkansas, Massachusetts y Nueva York; la primera persona negra en ser elegida gobernadora de Maryland; y el primer miembro de la Generación Z (1996-2000) en ser elegido al Congreso, el demócrata Maxwell Alejandro Frost, de 25 años, quien será el miembro más joven de la Cámara. La primera gobernadora abiertamente lesbiana es la demócrata Maura Healey de Massachusetts. El primer senador cherokee en casi 100 años es Markwayne Mullin, republicano de Oklahoma. Y Wes Moore es el primer gobernador afroamericano en Maryland y el tercero en el país.
En cierto modo, estas elecciones ya habían hecho historia por la diversidad de los candidatos presentados. Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y homosexuales se presentaron a las elecciones en los 50 estados por primera vez. El número de candidatos de las minorías sexuales en las boletas de votación aumentaron un 18% con respecto a 2020.
Y, tal vez, un emblema de este muro de contención que lograron levantar los demócratas ante la embestida antidemocrática trumpista sea el triunfo de la veterana presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que fue reelecta en California. Venció al republicano John Dennis con un margen de más del 80%.
La líder demócrata, que representa uno de los distritos más progresistas de EEUU, venció al candidato republicano, John Dennis, de manera abrumadora con más del 80% del voto, según las estimaciones de The New York Times. El 28 de octubre, un desequilibrado había entrado a su casa de San Francisco con un martillo en la mano preguntando por ella, como sucedió en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2020, y atacó a su marido, Paul, provocándole una fractura de cráneo y otras heridas. La incógnita es si Pelosi, de 82 años, va a seguir ocupando el liderazgo demócrata en el la cámara baja del Congreso o si pasa la antorcha. Seguramente, tomará la decisión una vez que tenga en claro si va a seguir liderando una bancada mayoritaria.
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