El Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM) lanzó recientemente aviones de guerra hacia Irán desde su base en el Golfo Pérsico tras recibir informes de que el país se estaba preparando para atacar a Arabia Saudita, según informó The Washington Post durante el fin de semana.
El lanzamiento se produjo días atrás, después de que Riad advirtiera a Estados Unidos de que Irán estaba planeando un ataque tanto contra Arabia Saudí como contra Irak, agregó el Wall Street Journal.
En respuesta a la amenaza creíble de ataques con misiles balísticos y aviones no tripulados iraníes, el ejército estadounidense además elevó su nivel de alerta, y el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca dijo que estaba “preocupado por la amenaza” y en contacto constante con el país del Golfo.
“El CENTCOM está comprometido con nuestra asociación militar estratégica de larga data con Arabia Saudita”, dijo el portavoz del comando Joe Buccio al Washington Post el sábado. “No vamos a discutir los detalles de la operación”, agregó.
Si bien no está claro el lugar exacto desde el que se han lanzado los aviones, EEUU mantiene importantes activos aéreos en el Golfo Pérsico, incluyendo aviones de combate F-22 en Arabia Saudita.
El despligue, detalla el Washington Post, evidencia que a pesar de su furiosa reacción a la decisión saudita del mes pasado de recortar la producción de petróleo ante la escasez mundial, y de las amenazas de represalias, el gobierno de Biden apuesta a que la estrecha relación de seguridad que existe desde hace décadas entre Washington y Riad puede salvarse.
Esos lazos, y el compromiso de ayudar a proteger a sus socios estratégicos -sobre todo contra Irán- son parte de las defensas de Estados Unidos en Oriente Medio.
En la actualidad hay unas 2.500 fuerzas estadounidenses en Arabia Saudita, muchas de ellas implicadas en labores de inteligencia y entrenamiento de alta tecnología. Estados Unidos es el proveedor de casi tres cuartas partes de todos los sistemas de armamento utilizados por el ejército saudí, incluidas las piezas, reparaciones y actualizaciones que se necesitan constantemente.
Las ventas militares al reino han sido objeto de repetidas controversias en los últimos años, ya que muchos en el Congreso se han opuesto a ellas. Mientras que el presidente Donald Trump, que se jactó de las posibles ventas estadounidenses a los saudíes, vetó los intentos del Congreso de detener determinadas transacciones, Biden prohibió la compra de armas ofensivas estadounidenses por parte del reino poco después de asumir el cargo.
Desde entonces, ha habido dos grandes compras saudíes, de misiles aire-aire y de misiles de repuesto para las baterías de defensa aérea Patriot. Otro pedido de 300 misiles Patriot -a más de 3 millones de dólares por unidad- fue aprobado por el Departamento de Estado en agosto, después de una visita de Biden al reino, en la que supuestamente creyó haber cimentado un acuerdo con el príncipe heredero para no reducir la producción de petróleo.
Aunque el Congreso no se opuso formalmente a la nueva venta en un plazo de 30 días, no ha habido ninguna indicación pública de que se haya dado el siguiente paso en la transacción: la firma de un contrato con el Departamento de Defensa. El Pentágono no tiene “nada que anunciar en este momento” con respecto a la venta, dijo el viernes el portavoz teniente coronel César Santiago.
Aunque dos sistemas Patriot controlados por Estados Unidos permanecen en Arabia Saudí para proteger al personal estadounidense de los ataques con misiles de los rebeldes Houthi de Yemen, y presumiblemente de Irán, el grueso de los sistemas que se utilizan allí fueron adquiridos hace años por los saudíes y pertenecen al reino.
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