Entre rascacielos, luces y discotecas es difícil imaginar que una metrópolis como Miami tuvo un rico pasado precolombino. Y sin embargo, en 1998 el arqueólogo Robert S. Carr, entonces el director de la Miami-Dade Historic Preservation Division, descubrió lo que hoy conocemos como el Miami Circle en Brickell Point. Se trata de una estructura de unos veinte siglos cavada en el lecho de roca caliza, la única conocida en todo el este de los Estados Unidos.
La historia de su descubrimiento y preservación es una llena de giros y vericuetos legales, que dieron lugar a manifestaciones de apoyo y controversias políticas.
En el 401 Brickell Ave, así llamada por William —cofundador de la ciudad junto a Julia Turtle a finales del siglo XIX—, hubo un complejo de apartamentos hasta 1998, cuando el magnate inmobiliario Michael Baumann compró la zona de 2,2 acres (0,89 hectáreas) con la intención de derribar el edificio y construir un condominio de lujo. Según los códigos de preservación histórica de la ciudad de Miami, estaba obligado a comisionar una agrimensura antes de comenzar. Sin embargo, esto no ocurrió. Y Carr presionó al ayuntamiento y al propio Baumann.
John Ricisak, junto con un grupo de voluntarios y empleados de la Archeological & Historical Conservancy, fue el encargado de la excavación, con la supervisión del propio director de preservación histórica. Durante la búsqueda, el equipo descubrió varios agujeros en la caliza oolítica.
El agrimensor Ted Riggs postuló que se trataba de un círculo de 11,5 metros de diámetro. Una vez que calculó el centro, hizo una proyección de la localización probable de los huecos restantes. En total se hallaron 24 orificios, conformando un círculo perfecto. Un examen del suelo reveló numerosos artefactos arqueológicos como herramientas de concha, hachas de piedra, dientes humanos y carbón vegetal.
En ese momento comenzaron los problemas legales. Baumann estaba decidido a continuar con sus planes de construcción, por lo que ofreció pagar por el traslado del círculo a otro sitio para su preservación. El entonces alcalde Joe Carollo se manifestó a favor. Pero la oposición pública no se hizo esperar. Una coalición de nativos americanos, arqueólogos, proteccionistas y hippies reclamó que remover el círculo podía ocasionar la destrucción de uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del país.
Así y todo, en la última semana de enero de 1999 la Ciudad de Miami otorgó los permisos de construcción. El Dade Heritage Trust demandó, pidiendo una orden judicial para detener la construcción. Esto desató una batalla legal que involucró desde el alcalde condal, Alex Pénelas, hasta al entonces gobernador de la Florida, Jeb Bush. La saga llegó a su fin cuando, en una movida sin precedentes, el gobierno estatal compró el sitio como parte de su programa Preservation 2000 por la suma de USD 26,7 millones. En poco más de un año, Michael Baumann obtuvo una ganancia de USD 18,2 millones.
Según dataciones por radiocarbono, se estima que la estructura tiene entre 1.700 y 2.000 años. En el sitio se construyó el Miami Circle Park, administrado por el museo HistoryMiami, donde también se encuentran los artefactos rescatados. El círculo como tal se halla cubierto para su protección, mientras que un tour con audio y varios paneles que lo describen están disponibles para el público.
La construcción se atribuye a los indios Tequesta o a sus antepasados. Los Tequesta habitaron desde el actual condado de West Palm Beach hasta los cayos de la Florida. Vivieron en la región a partir del siglo III antes de nuestra era hasta su desaparición al final del siglo XIX, diezmados por las enfermedades y la violencia de los conquistadores europeos.
La ciudad principal, que los españoles llamaron por el nombre por el que hoy se les conoce, en referencia al cacique indio de ese momento, estuvo ubicada por al menos 2000 años en la desembocadura del río Miami. Los Seminoles, quienes hoy habitan parte del territorio donde residieron los Tequesta, se consideran sus descendientes.
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