Sanibel es una de las islas más bellas de toda la Florida. Ubicada sobre la costa oeste de la península, en el golfo de México, muchos aseguran que sus playas son las mejores del estado. La ciudad tiene una población permanente de alrededor de 6.500 personas, pero en época de vacaciones hasta se cuadruplica la población.
Pero lo que suele ser un paraíso tropical, ahora es un infierno bajo el agua. El huracán Ian pegó muy fuerte en esta zona y, si bien aún no se pueden cuantificar verdaderamente los daños, ya hay una primera complicación muy evidente: la población que aún se encuentra en la isla ha quedado incomunicada por tierra ya que la única autopista que une a la isla con la península de Florida quedó literalmente partida al medio por el paso del huracán.
Sanibel está dentro de las zonas que el estado de la Florida ordenó evacuar antes de la llegada de Ian. Pero se desconoce a esta hora si hay personas que no acataron la orden (como suele ocurrir en estos casos) y aún están dentro de la isla inundada y sin comunicación.
Partes del puente sobre el mar para llegar a Sanibel, que suele ser una ruta idílica, quedaron como un acordeón, con un enorme hueco en el medio. Muy cerca, en Cape Coral, se sabe que hay población a la que se le está pidiendo que no consuman el agua corriente porque podría estar muy contaminada. Las autoridades cortaron el suministro de agua porque con el paso del huracán se mezcló la reserva de agua con agua sucia.
En Ft Myers, la ciudad grande de la zona, se ven escenas de terror. Calles y casas inundadas, autos apilados, botes en medio de las calles que fueron empujados por el viento lejos de las marinas. Los reporteros locales en la zona aseguran que no hay prácticamente energía eléctrica en ningún punto de la ciudad, pero lo agradecen porque es tanta el agua acumulada y los postes de electricidad caídos que pudiera ser aún más peligrosos si la energía estuviese funcionando.
Todas estas ciudades quedan dentro del condado Lee. El administrador de dicho condado dijo no tener confirmación de personas muertas pero cree que las hubo.
“Me entristece decirles que mientras no sabemos aún la total magnitud de lo ocurrido en el condado de Lee, estamos empezando a darnos cuenta de que nuestra comunidad ha sido, en algunos aspectos, diezmada”, dijo a la prensa local Roger Desjarlais, administrador del condado.
Se trata de zonas que además del agua recibieron vientos de 250 kilómetros por hora. En Marco Island, otra de las ciudades balnearias fuertemente afectadas por el huracán, no ha habido grandes daños en las rutas y la inundación comienza a bajar, pero son tantos los automóviles apilados que no se puede transitar.
Con menor intensidad, el huracán sigue su curso ahora hacia Georgia y Carolina del Sur, habiendo pasado ya por el centro de la Florida.
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