Durante su discurso en la ONU, Biden pidió elecciones “libres y limpias” en Venezuela

Destacó que “presiones políticas” hicieron que seis millones de personas se fueron de Venezuela por falta de oportunidades, en medio de una profunda crisis económica y social

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Joe Biden (REUTERS/Kevin Lamarque)
Joe Biden (REUTERS/Kevin Lamarque)

El presidente estadounidense Joe Biden llamó al gobierno y a la oposición de Venezuela a entablar un diálogo con miras a unas “elecciones libres y limpias” al hablar el miércoles ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en una presentación en la que no tocó el tema de las olas de migrantes que llegan al país.

Destacó que “presiones políticas” hicieron que seis millones de personas se fueron de Venezuela por falta de oportunidades, en medio de una profunda crisis económica y social que lleva años.

Biden casi no habló de América Latina al analizar los grandes desafíos que enfrenta el mundo.

Ignoró incluso el asunto de los migrantes, una verdadera papa caliente para los demócratas de cara a las elecciones de mitad de término, programadas para noviembre, que está siendo explotada por los republicanos, quienes enfocan la atención en el asunto enviando migrantes en autobuses a Nueva York y Washington. Muchos de esos migrantes son venezolanos.

En la única otra alusión a Latinoamérica, Biden dijo que Estados Unidos apoyaba la expansión del Consejo de Seguridad de la ONU y la creación de “bancas permanentes para África, América Latina y el Caribe”.

Actualmente el Consejo tiene cinco bancas permanentes, con poder de veto (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido), y diez no permanentes.

Biden indicó que estaba a favor de un Consejo “más inclusivo, que pueda responder mejor a las necesidades del mundo”, y de que los miembros permanentes “se abstengan de usar el veto, excepto en situaciones extraordinarias”.

También propuso “negociar de forma transparente un perdón de las deudas de los países de bajos ingresos” para facilitar su desarrollo.

Los migrantes venezolanos

Migrantes que buscan asilo, en su mayoría de Venezuela, trepan por un terraplén después de cruzar el Río Grande hacia El Paso, Texas (REUTERS/Paul Ratje)
Migrantes que buscan asilo, en su mayoría de Venezuela, trepan por un terraplén después de cruzar el Río Grande hacia El Paso, Texas (REUTERS/Paul Ratje)

Los venezolanos superaron el mes pasado a los guatemaltecos y hondureños para convertirse en la segunda nacionalidad más habitual, después de los mexicanos, entre las personas detenidas en la frontera de Estados Unidos.

Las autoridades detuvieron a ciudadanos venezolanos en 25.349 veces en agosto, un 43% más que las 17.652 de julio y las 6.301 intercepciones de agosto de 2021, según datos publicados el lunes que reflejaban un brusco cambio demográfico.

Se estima que 6,8 millones de venezolanos han huido de su país desde que la economía se hundió en 2014, la mayoría a países de Latinoamérica y el Caribe. Pero la relativa fortaleza de la economía estadounidense desde la pandemia del COVID-19 ha hecho que los migrantes venezolanos también miren al norte. Además, las políticas estadounidenses y las tensas relaciones con el gobierno venezolano hacen muy difícil enviarlos de vuelta a casa.

El efecto es visible en los titulares diarios. Unos 50 migrantes que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, envió la semana pasada a la lujosa isla de Martha’s Vineyard, en Massachusetts, eran venezolanos. También lo eran cinco de los seis hombres que agentes estadounidenses encontraron ahogados en el Río Bravo cerca de Eagle Pass a principios de septiembre.

Venezuela tiene una de las mayores tasas de inflación del mundo y unos tres cuartos de la población viven con menos de 1,90 dólares al día, un estándar internacional de pobreza extrema. El salario mínimo mensual, que se paga en bolívares aunque la economía funciona con dólares, es el equivalente a 15 dólares. Mucha gente no tiene acceso a agua corriente limpia ni a electricidad.

La pandemia hizo que los empleos escasearan aún más en Latinoamérica y el Caribe y convirtió a Estados Unidos en un lugar más atractivo para vivir. Al mismo tiempo, la tensa relación de Washington con Caracas hace muy difícil expulsar a los migrantes venezolanos dentro de una norma de la pandemia conocida como Título 42, y que emplean las autoridades para negar a la gente la oportunidad de pedir asilo con el argumento de impedir contagios de COVID-19.

Ante presiones del gobierno de Biden, México introdujo restricciones a los vuelos para limitar la inmigración venezolana a Estados Unidos, pero entonces muchos optaron por el peligroso viaje por tierra.

(Con información de AP)

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