El portaaviones USS Ronald Reagan y su grupo de ataque llegarán a Corea del Sur el próximo 23 de septiembre para realizar unas maniobras conjuntas con el país asiático, según informaron este lunes las Fuerzas Navales de ambos países.
Estos ejercicios, los primeros de este tipo en cinco años, buscan enviar un mensaje a Corea del Norte, desconectada del diálogo sobre desarme desde que empezó la pandemia y enfrascada en un plan de modernización armamentística.
“Al realizar simulacros combinados, las Fuerzas Navales de los dos países pretenden fortalecer su preparación militar y demostrar la firme determinación de la Alianza entre la República de Corea (nombre oficial de Corea del Sur) y EEUU para la paz y la estabilidad en la península coreana”, explicó la Marina surcoreana en un comunicado.
Está previsto que el portaaviones de propulsión nuclear y su grupo de ataque, compuesto por el crucero lanzamisiles USS Chancellorsville y el destructor USS Barry equipado con sistema Aegis, arriben a una base naval en Busan (390 kilómetros al sureste de Seúl) el viernes 23, un día después de lo inicialmente previsto debido al paso del poderoso tifón Nanmadol por aguas de la región estos días.
El despliegue del Ronald Reagan llega después de que la cumbre del pasado mayo entre el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, se saldara con el compromiso de que Washington desplegará activos estratégicos en la península coreana de “manera coordinada y cuando sea necesario” en función de las acciones de Pionyang.
La última vez que el Ronald Reagan vino a la península para ensayar escenarios operativos con las fuerzas surcoreanas fue en septiembre de 2017, en plena escalada de tensión tras el último ensayo nuclear norcoreano hasta la fecha.
Seúl y Washington buscan ahora enviar un mensaje de fuerza ante la posibilidad de que el régimen norteño lleve a cabo un nuevo test atómico.
La inteligencia militar de los dos aliados considera que Pyonyang lleva listo desde hace meses para ejecutar la que sería su séptima detonación nuclear subterránea en su centro de pruebas de Punggye-ri (noreste del país).
La llegada del portaaviones se produce después de que Corea del Norte aprobara recientemente una nueva ley destinada a autorizar el uso preventivo de armas nucleares en determinadas condiciones, en un movimiento que aparentemente muestra su doctrina nuclear cada vez más agresiva. A principios de este año, el Norte probó una serie de misiles balísticos con capacidad nuclear capaces de alcanzar tanto el territorio continental de Estados Unidos como Corea del Sur.
Algunos expertos afirman que los movimientos de Corea del Norte sugieren claramente que no está interesada en volver a las conversaciones de desnuclearización hasta que Estados Unidos y otros países la reconozcan como Estado nuclear. Dicen que Corea del Norte necesita ese reconocimiento para las negociaciones de control de armas con sus rivales y para obtener un alivio de las sanciones y otras concesiones mientras mantiene algunas de sus armas nucleares.
Tras una reunión en Washington la semana pasada, altos funcionarios estadounidenses y surcoreanos afirmaron en un comunicado que “cualquier ataque nuclear (norcoreano) se encontraría con una respuesta abrumadora y decisiva”. La declaración decía que Estados Unidos reiteraba “su compromiso férreo e inquebrantable de utilizar toda su capacidad militar, incluida la nuclear” para proporcionar una disuasión ampliada a Corea del Sur.
Los funcionarios estadounidenses y surcoreanos también destacaron que el próximo despliegue del Reagan Carrier Strike Group en la región es una clara demostración del compromiso de seguridad de Estados Unidos, según la declaración conjunta. Fue la primera reunión de este tipo de los aliados desde principios de 2018.
Para hacer frente a las amenazas nucleares norcoreanas, Corea del Sur ha estado construyendo y comprando una serie de misiles de alta tecnología, aviones furtivos y otras armas convencionales. Pero no tiene armas nucleares y está bajo la protección de un “paraguas nuclear” de Estados Unidos, que garantiza una respuesta estadounidense devastadora en caso de un ataque a su aliado. Unos 28.500 soldados estadounidenses están desplegados en Corea del Sur.
(Con información de EFE y AP)
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