Un grupo de desconocidos lo salvó de la muerte en Alaska: 34 años después, les envía otro pedido de ayuda

Un reconocido periodista se perdió en medio de la noche y la lluvia junto a su hermana mientras hacían kayak en 1988. Ahora pide colaboración para averiguar quiénes los rescataron

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Un hombre cruza el lago Symphony, en el parque estatal Chugach de Alaska. (Paxson Woelber/Unsplash)
Un hombre cruza el lago Symphony, en el parque estatal Chugach de Alaska. (Paxson Woelber/Unsplash)

“Hay una historia que les cuento a mis hijos para recordarles que, a pesar de muchas pruebas en contra, los seres humanos tienen la capacidad de ser increíblemente amables”.

Con estas palabras el periodista estadounidense A. J. Jacobs recordó un episodio que vivió en su juventud, cuando se perdió junto a su hermana mientras hacia kayak en Alaska y solo la intervención de un grupo de hombres los salvó de una muerte segura.

34 años después, Jacobs emprendió una búsqueda para encontrar a sus rescatistas.

“Si nos salvaron a mí y a mi hermana en una noche fría y lluviosa en Alaska hace 34 años, me gustaría darles las gracias”, escribió en una nota en el New York Times.

El incidente ocurrió en 1988, cuando Jacobs, hoy un destacado periodista y escritor que llegó a ser director de la célebre revista Esquire, estaba de vacaciones con sus padres y su hermana en Alaska.

Una tarde, contó, junto a su hermana Beryl decidieron alquilar un kayak y salieron a remar por los canales del Parque Nacional de la Bahía de los Glaciares.

“Era precioso. No había otros seres humanos a la vista, sólo montañas y pinos y alguna foca que asomaba la nariz fuera del agua”, recordó.

Kayak cerca del glaciar Holgate, Parque Nacional de los Fiordos de Kenai (Joshua Sukoff/Unsplash)
Kayak cerca del glaciar Holgate, Parque Nacional de los Fiordos de Kenai (Joshua Sukoff/Unsplash)

Pero después de media hora, la marea había cambiado, haciendo desaparecer el canal por el que habían estado remando. “Estábamos desconcertados, perdidos en la enorme bahía. Giramos a la izquierda y seguimos remando, demasiado asustados para acercarnos a la tierra infestada de osos”.

Así pasaron ocho horas. No había rastro de otros humanos. Hacia frío y llovía, según el relato de Jacobs. Los dos jóvenes comenzaron a temer lo peor.

“Hablamos medio en broma de lo que podrían decir nuestras necrológicas”, escribió.

Hasta que, alrededor de la 1 de la madrugada, oyeron voces en la distancia.

Era un grupo de cinco hombres que acampaban en una de las islas y se quedaron hasta tarde tomando cervezas.

“¿Tienen cigarrillos?”, le preguntó uno de ellos cuando, guiados por el ruido, llegaron a la orilla.

Jacobs quedó sorprendido por la actitud de esos hombres.

“No se quejaron ni regañaron. Fueron más que amables, nos dieron ropa seca, agua y una tienda de campaña”, recordó. “A pesar de que era plena noche y de que parecían un poco agotados, recorrieron varios cientos de metros para recuperar la comida que habían almacenado y colgado de un árbol para mantener alejados a los osos”.

Por la mañana, Jacobs y su hermana colocaron piedras en la playa para deletrear SOS. Poco después, fueron encontrados por sus padres, que habían comenzado la búsqueda alquilando un hidroavión.

Un grupo de kayaks frente a un iceberg en el Bosque Nacional Chugach (Michael Jadrich Ortiz/Unsplash)
Un grupo de kayaks frente a un iceberg en el Bosque Nacional Chugach (Michael Jadrich Ortiz/Unsplash)

Jacobs olvidó el episodio durante 34 años. Hasta que una pregunta de su hijo reavivó el recuerdo.

“Si estás tan agradecido a esos tipos, ¿por qué no vas a buscarlos y les das las gracias?”, le dijo.

Fue el disparador de una búsqueda a través de Estados Unidos que aún continúa.

Jacobs publicó un relato de lo sucedido en Facebook, explicando que esperaba encontrar a sus rescatistas y recibió cientos de respuestas. Muchas personas proporcionaron pistas sobre conocidos que trabajaron en Alaska en la década de 1980.

Poco después, gracias a la ayuda de un detective consiguió el informe que el parque había redactado sobre el caso.

“Aproximadamente a las 19:30, Arnold Jacobs notificó al puesto de contacto de los guardabosques que su hijo y su hija no habían regresado”, decía el informe. Los guardabosques buscaron en kayak, pero “la oscuridad detuvo los esfuerzos”. Se reanudaron por la mañana, pero “la niebla era espesa y limitaba la visibilidad a distancia”.

“Un grupo de kayak de Doug Rand de 5 personas estaba acampando en el extremo norte de la isla Kidney escuchó sus súplicas de ayuda y salió remando”, seguía el informe.

Era la información que Jacobs estaba buscando, el nombre de uno de los rescatistas: Doug Rand.

En las semanas siguientes, Jacobs contactó a los 82 Doug Rand que pudo encontrar a lo largo de todo el país para preguntarle si habían rescatado a dos jóvenes en 1988.

Hasta el momento, Jacobs no logró encontrar a sus rescatistas.

“Todavía espero encontrar a Doug Rand y a sus compañeros salvavidas. Les debo una copa”, escribió.

Aún así, concluyó, “me ha encantado la experiencia de conectar con esta sección transversal de Estados Unidos, los Doug Rands y los detectives entusiastas”.

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