Investigadores del Atlantic Shark Institute (Instituto de Tiburones del Atlántico) quedaron fascinados cuando vieron que los escáneres marinos situados debajo de un barco habían detectado lo que parecía ser una especie de “Megalodón” de 15 metros.
“En un reciente viaje de investigación sobre tiburones, todos nos divertimos al ver aparecer esta forma en nuestro buscador de peces durante varios minutos”, escribieron los expertos en un posteo de Instagram en relación con la figura detectada en aguas no reveladas.
En un principio imaginaron que se trataba de un Megalodón, un enorme tiburón prehistórico que ha estado extinto durante tres millones de años. “Basándonos en la longitud de la imagen, estimamos que el ‘Meg’ medía unos 15 metros de largo y pesaba ¡40 toneladas!”, escribieron los investigadores. Una imagen del escáner muestra la forma de un tiburón gigante con una aleta dorsal.
Sin embargo, el entusiasmo científico duró poco tiempo ya que luego notaron que el mítico monstruo resultó ser un banco de peces. “Esperamos a que una de las cañas se disparara, sin embargo, para nuestra decepción, la forma empezó a transformarse en un gran banco de caballas del Atlántico que permaneció alrededor del barco durante unos 15 minutos”, se lamentaron los investigadores. “¡Tan cerca, pero tan lejos! El Megalodón (Otodus megalodon), desapareció hace más de 3 millones de años y probablemente seguirá así, pero, por unos minutos, ¡pensamos que había regresado!”.
Más rápido de lo pensado
El megalodón, un escualo que pobló los océanos 23 millones de años atrás y que se extinguió hace unos tres millones, era más grande, rápido y voraz que las estimaciones efectuadas hasta ahora, apunta una investigación publicada recientemente por la revista Science Advances.
Su tamaño exacto había permanecido vago hasta el momento porque su esqueleto está compuesto de cartílagos que rara vez se fosilizan, pero los científicos se apoyaron en un fósil “excepcionalmente bien conservado” para recrear el primer modelo tridimensional de ese gigante acuático.
El ejemplar resultante tiene 15,9 metros de largo, una masa corporal de 61 toneladas y una velocidad de 1,4 metros por segundo (5 kilómetros por hora). Su mandíbula le permitía ingerir una orca de 8 metros en apenas 5 bocados.
Sus dimensiones fueron calculadas también con base a sus dientes y al esqueleto de un gran tiburón blanco, su análogo vivo más cercano, y esas 61.560 toneladas son un 23% más que las estimadas anteriormente. No obstante, hay vértebras fosilizadas que son un 50% más grandes que las utilizadas para el modelo, lo que sugiere un tamaño máximo de casi 20 metros, superior al de una ballena jorobada actual.
El megalodón necesitaba 98.175 kilocalorías al día, una cantidad 20 veces mayor a la que requiere un tiburón blanco adulto, apunta Science Advances. En caso de alimentarse exclusivamente de sus mayores presas, podría necesitar comer solo cada 145 días.
Su velocidad le permitía ir fácilmente a diferentes zonas de alimentación, una táctica de depredación también utilizada por el tiburón blanco para encontrar alimentos ricos en calorías.
Su extinción fue atribuida a una reducción de los hábitats costeros de finales del Plioceno (que abarca de hace 5,33 millones de años a hace 2,59) y que probablemente resultó también en la desaparición de otras especies de megafauna marina que podrían haber sido sus presas.
Con información de EFE
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