El pasado 24 de mayo cambió la vida de todos los residentes de Uvalde, una pequeña ciudad en el sur de Texas de amplia mayoría latina. Durante uno de los últimos días de clases del año lectivo 2021-2022, Sergio Ramos ingresó fuertemente armado a la escuela primaria Robb y mató a sangre fría a 19 estudiantes y 2 maestras, en una de las peores tragedias en una escuela en la historia de los Estados Unidos.
Hoy los estudiantes de la escuela Robb volvieron a clases para el curso escolar 2022-2023. Lo hicieron en medio de cercas a medio construir rodeando las escuelas y con fuerte presencia policial. Una fuerza de seguridad que genera dudas, después de que durante el ataque de mayo pasado los policías no actuaron por 40 minutos mientras se organizaban permitiendo que el agresor abriera fuego de manera indiscriminada. Esto le costó el puesto al jefe de la policía local, pero no a la mayor parte de los oficiales involucrados en el incidente.
Nadie regresará al mismo edificio donde ocurrió la masacre. Los estudiantes que hoy inician segundo grado irán a la escuela primaria Dalton, muy cerca de Robb, y el resto de los estudiantes tendrán clases en Uvalde Elementary, el mayor complejo educacional de la zona. Los maestros también fueron trasladados a estas otras escuelas.
De todos modos, son muchos los niños que no regresarán a clases. Algunos, irán a escuelas privadas. Otros, tendrán clases en sus casas bajo la modalidad de estudio a distancia. La escuela les dio tabletas para que estudien a distancia con profesores que se encargan de dar lecciones en línea. Son más de 100 las familias que matricularon a sus hijos en este sistema.
“Le pregunté a mis hijos y me dijeron que tienen miedo de volver”, le comentaba un padre a la prensa local. Pero en las familias en las que ambos padres trabajan por fuera del hogar, esta no es una opción. Por eso muchos están apuntando a las escuelas privadas.
A modo de ejemplo de lo que está ocurriendo, la escuela privada católica Sagrado Corazón de Uvalde, empieza este año con el doble de estudiantes. 30 niños que solían ser alumnos de la escuela atacada recibieron una beca para ir a esta institución privada.
En la mayor parte de los distritos escolares de Texas, las clases empezaron hace varias semanas. Pero en Uvalde hubo demoras para poder llegar a un acuerdo con respecto a la seguridad de los niños. Los padres exigieron presencia de la policía estatal, porque no confiaban en los oficiales locales. Así lo hizo el estado, y hoy en cada escuela pública había un policía estatal.
Padres, estudiantes y maestros tenían lágrimas en los ojos en horas de la mañana. Se vieron escenas de largos abrazos, banderas y camisetas recordando a los niños fallecidos. La vuelta a clases sin dudas es difícil en esta comunidad traumatizada.
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