La policía de Boulder City, Nevada, informó que se dirigía a la represa Hoover después de los informes de una explosión el martes por la mañana. Los videos publicados en las redes sociales mostraron lo que parecía ser un incendio o una explosión en un edificio cerca de la base de la presa.
Una enorme columna de humo negro se arremolinaba sobre el edificio de hormigón de arco-gravedad ubicado en el curso del río Colorado, en la frontera entre los estados de Arizona y Nevada, 48 km al sureste de Las Vegas.
Nadie resultó herido, y el incidente se produjo cuando un transformador se incendió brevemente el martes por la mañana, dijeron las autoridades. “No hay riesgo para la red eléctrica y aún se genera energía”, según Jacklynn L. Gould, directora regional de la Oficina de Recuperación para la Región del Bajo Colorado.
El fuego se inició alrededor de las 10 a.m. y se extinguió aproximadamente media hora después, dijo. La causa del incendio está bajo investigación.
“Dios mío, algo acaba de explotar”, se escucha decir a una mujer en el video compartido por primera vez por Kristy Hairston, quien dijo a Fox News que estaba recorriendo la presa el martes y escuchó una explosión.
La represa Hoover fue construida durante la Depresión, entre 1930 y 1936. Miles de familias habían llegado a Black Canyon para domar el río Colorado. Tomó menos de cinco años, en una tierra dura y árida, construir la presa más grande de su tiempo. La represa Hoover era un símbolo de esperanza e ingeniería en Estados Unidos.
La obra exigió el desvío del río Colorado, creando el lago Mead, el mayor embalse de Estados Unidos.
Ahora, años después, sigue en pie como una estructura de renombre mundial. La presa es un Monumento Histórico Nacional y ha sido calificada por la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles como una de las Siete Maravillas de la Ingeniería Civil Moderna de Estados Unidos.
La dramática sequía de EEUU amenaza a la represa Hoover
El río Colorado vierte millones de litros de agua a diario a la represa Hoover para generar energía. Sin embargo, la dramática sequía que golpea al oeste de Estados Unidos está dejando este embalse en punto muerto.
“Entramos al vigésimotercer año de sequía aquí en la cuenca del río Colorado y el lago Mead ha caído un 28%”, explica Patti Aaron del Buró de Reciclaje, la agencia estadounidense que opera la represa.
“No hay tanta altura por lo que no hay mucha presión empujando el agua hacia las turbinas. Por ende hay menos eficiencia y no podemos producir mucha electricidad”.
El nivel de agua llegó a alzarse a unos 365 metros sobre el del mar. Pero después de más de dos décadas de sequía, ahora está a unos 320, su punto más bajo desde que fue creado. Y continúa reduciéndose a una velocidad dramática: 30 cm por semana.
Si cae a 289 metros, las bocas de la represa quedarán expuestas y las turbinas pararán.
“Estamos trabajando muy duro para evitar que esto ocurra”, dijo Aaron. “Dejar de producir electricidad o de enviar agua no son opciones”.
(Con información de AP y AFP)
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