Nunca hubo un evento que produjera más muertes en la historia del sur de la Florida. Exactamente un año atrás, a la 1.22 de la madrugada del 24 de junio, se desplomaba sobre la playa medio edificio de una torre de departamentos ubicada en Surfside, una pequeña localidad costera de solo ocho cuadras de largo sobre las playas del condado de Miami Beach.
98 personas perdieron la vida, dejando un número de víctimas incalculable entre sus dolidos familiares, los que quedaron sin hogar y toda una comunidad que un año atrás miraba con descrédito las imágenes de esta tragedia.
Hoy, 365 días después, el dolor sigue intacto. La municipalidad de Surfside organizó una serie de eventos para conmemorar a las víctimas y apoyar a los familiares en este primer aniversario. El evento principal ocurrió a las 10 de la mañana, hora local, en el mismo sitio en el que hace un año se desmoronaba el edificio.
Para la mayor parte de las cientos de personas que asistieron, en su mayoría familiares de las víctimas y autoridades locales y nacionales, era la primera vez que se les permitía ingresar al sitio del derrumbe -cuya causa aún no hay sido determinada al cien por ciento-.
La ceremonia estuvo oficiada por el alcalde de Surfside, Shlomo Danzinger, quien lleva tres meses en el cargo. Entre las diversas autoridades que encabezaron el evento, la primera en hablar fue la Primera Dama, Jill Biden, quien a los pocos días del derrumbe había venido a Surfside con su marido a dar apoyo.
“Pasaremos el resto de nuestras vidas extrañando ese rostro que no vamos a volver a ver. Las personas dicen que el dolor disminuye con el tiempo, pero nosotros sabemos que eso no es verdad. Un año después, o muchos años después, esa luz seguirá allí, dentro nuestro”, decía la Primera Dama a los familiares de las víctimas recordándoles que ella también perdió a un ser querido (Beau Biden, hijo del presidente al que ella crió desde pequeño falleció en 2015).
Le siguió el gobernador Ron DeSantis.
“Algunos lo perdieron todo. Pero lo más devastador de esta tragedia son esas 98 vidas que ya no están, que era una muestra de lo que es el estado de Florida. Jóvenes profesionales empezando sus vidas, familias jóvenes con niños, personas de la tercera edad jubilados. Algunos que estuvieron aquí toda la vida, otros que recién llegaban”, reflexionaba el gobernador quien a su vez anunció que en sitio en el que se encontraba la torre Champlain Sur la calle llevará el nombre de “98 puntos de luz”, en alusión a las víctimas.
Otras autoridades como la alcaldesa del condado, Daniella Levin Cava, la vice-gobernadora Jeannette Nuñez o la Congresista Debbie Wasserman-Schultz, hicieron hincapié en el rol fundamental de los rescatistas, así como en la invaluable ayuda de otros países como Israel o México que enviaron equipos de rescate.
“Hoy recordamos el sacrificio y el coraje de nuestros rescatistas. Son los mejores del mundo. Nuestra policía mantuvo miles de horas entre los escombros, incluso hoy el equipo de Miami Dade continua la búsqueda. Para muchos de los rescatistas que estaban en los escombros, que inclusive buscaban a sus seres queridos, sabemos que aún necesitan tiempo para curar y recuperarse ellos mismos después de esta tragedia”, mencionaba Levine Cava.
Pero sin dudas el momento más emotivo de la jornada llegó con los testimonios de los familiares de las víctimas, que no dejaron una sola persona con los ojos secos en el evento.
“Me hiciste la persona más feliz del mundo por ser mi hijo. Te amo hasta el final, pero entre nosotros no hay final”, decía desde el escenario Luis Bermúdez, un puertorriqueño padre de un joven de 26 años del mismo nombre que murió en el derrumbe junto a su madre y el esposo de esta.
“Hace 365 días mi casa colapsó con todo adentro menos yo. Mi pareja y a mi hijo no murieron, a ellos les arrebataron la vida”, decía Raquel Oliveira, una brasileña que se mudó al sur de la Florida cuando nació su hijo buscando que creciera en un lugar más seguro. Hace un año morían en el apartamento su marido y su pequeño Lorenzo, de solo 5 años.
El tiempo pasó pero el dolor sigue intacto. Una comunidad entera está traumatizada y aún no hay respuestas certeras de lo que ocurrió. Algunas leyes cambiaron, para hacer más seguras las estructuras de los edificios, pero nada borrará lo ocurrido en la fatídica madrugada del 24 de junio de 2021.
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