A días de un nuevo tiroteo masivo en una escuela, que en esta ocasión se cobró la vida de 19 estudiantes de primaria y dos maestras, siguen surgiendo a diario historias de violencia entre estudiantes.
En esta ocasión, por fortuna, con un final mejor que el de Uvalde, ya que las autoridades lograron frenar el ataque antes de que ocurriera.
Un joven de 16 años, cuya identidad es reservada por tratarse de un menor, ha sido detenido después de que la policía recibiera varios llamados de alerta acerca de que el adolescente en cuestión estaba intentando convencer a varios compañeros de clases para que lo ayudaran a llevar a cabo un tiroteo masivo en su escuela secundaria ubicada en Berkeley, estado de California.
El departamento de policía de Berkeley confirmó a través de un comunicado que el pasado 21 de mayo recibió la primera alerta de que alguien estaba tramando un ataque a una escuela secundaria a través de un tiroteo y posiblemente el uso de una bomba.
De inmediato, la policía comenzó a investigar consiguiendo nuevos datos que los ayudaron a obtener una orden de allanamiento para la ingresar en la casa del menor. Se encontraron varios rifles y explosivos en el hogar, además de una gran colección de cuchillos y armas que se detonan electrónicamente.
El siguiente lunes a primera hora, el adolescente se entregó voluntariamente a las autoridades. De inmediato fue atendido por el equipo de salud mental de emergencias de la policía mientras se revisaba que no portara armas o explosivos para causar daño en la estación policial, o hacerse daño a él mismo.
“El hecho de que algunos hayan decidido hablar generó que la policía pudiera actuar antes de que ocurriera una tragedia”, indicaba en un comunicado el superintendente de escuelas del distrito de Berkeley, Brent Stephens, donde agradecía la labor de las autoridades y la colaboración de la comunidad.
La noticia cobra relevancia por el contexto en el que ocurre. Con el país aún digiriendo el hecho de que un adolescente de 18 años entró a disparar a la escuela primaria Robb, en Uvalde, Texas, y mató a 19 niños y dos maestras. Pero lamentablemente no se trata del único incidente de este tipo de violencia en los últimos tiempos en el país.
Tres semanas antes de la masacre de Uvalde, otro tiroteo de motivaciones raciales en un supermercado de Buffalo, en el estado de Nueva York, se cobró diez vidas. Un mes atrás, en la misma ciudad de Berkeley, en California, debieron cerrar el campus de la universidad local (una de las más prestigiosas en el país) por una amenaza creíble que tampoco llegó a concretarse.
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