En Texas conviven mundos paralelos. El que quizás sea el estado más conservador del país es también el estado que alberga algunas de las ciudades más liberales de la nación, como es el caso de Austin.
La legislatura estatal de Texas aprobó la ley de regulación del aborto más restrictiva del país, con duras penalidades para quienes busquen realizarse uno y quienes los practiquen. La ley está siendo disputada ante la Corte Suprema de Justicia, pero sin necesidad de llegar a un fallo particular, si la Corte revierte el fallo de Roe vs. Wade (como se espera que ocurra tras la filtración de la opinión del magistrado Samuel Alito) de inmediato Texas tendría potestad para que la ley entre en vigor.
Ante esta posibilidad real, la ciudad de Austin está intentando proteger a sus residentes del enjuiciamiento en virtud de la potencial ley. Se trata de la primera ciudad en un estado conservador intentando sobrepasar las leyes estatales.
La medida fue propuesta por el concejal de Austin, Chito Vela, quien quiere que la policía local incluya como su última prioridad el hacer cumplir la ley estatal (que implicaría que los oficiales de policía persigan y arresten a quienes se realicen un aborto). Además, la medida local propuesta por el concejal propone además que se restrinjan los fondos municipales y el tiempo de los empleados municipales dedicado a investigar casos de abortos.
“No se trata de una discusión académica. Se trata de una conversación muy real, donde las vidas de las personas pueden ser destruidas por estas penalidades. En Texas, la persona es considerada adulta a los 17 años. Si una chica de 17 años tiene un embarazo no planeado y busca realizarse un aborto, puede enfrentar cargos por felonía que implican una pena de hasta 99 años de prisión. Eso es absolutamente inaceptable”, indicaba Vela a la prensa.
En Texas el limbo de la ley está creando problemas. El mes pasado una residente de 26 años, de nombre Lizelle Herrera, fue arrestada bajo cargos de homicidio, por haberse auto-generado un aborto con pastillas. Algo que si la ley estuviera vigente penaría, pero que por el momento no es una ofensa penal en Texas.
La mentada ley de Texas hará que realizar, inducir o intentar un aborto “en el que un niño por nacer muera como resultado del delito”, sea considerado un delito grave de primer grado, punible con hasta cadena perpetua y una multa de hasta 10 mil dólares. Contiene como única excepción si la vida de la madre está en riesgo.
Austin no puede cambiar la ley, pero podría decidir si destina recursos a ejecutar lo que la ley pide, y eso es lo que Vela está proponiendo. Si se concretara la medida municipal, Austin podría servir de ejemplo para otras ciudades en estados en los que las leyes de aborto se vuelvan más restrictivas.
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