El gobierno del presidente Joe Biden acusó este jueves a la dictadura de Cuba de alimentar la controversia sobre su posible exclusión de la Cumbre de las Américas organizada por Estados Unidos el próximo mes para retratar a Washington como el “chico malo” y distraer la atención del historial de derechos humanos de La Habana a nivel local.
En una conferencia sobre América Latina, Kerri Hannan, subsecretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental, indicó que los países que han amenazado con no asistir a la reunión regional si los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua no son invitados deberían asistir o perderían la oportunidad de trabajar con Estados Unidos.
Un posible boicot a la cumbre del 6 al 10 de junio por parte de un número creciente de líderes, incluido el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, ha aumentado el riesgo de una vergüenza para Biden, quien será el anfitrión de la reunión en Los Ángeles.
La Casa Blanca dijo que aún no ha enviado invitaciones y se negó a proporcionar detalles. Sin embargo, un funcionario de alto rango del Departamento de Estado manifestó en abril que Cuba, Nicaragua y el dictador venezolano, Nicolás Maduro, probablemente serían excluidos porque no han mostrado respeto por la democracia.
Luego de semanas de críticas de Cuba, el dictador Miguel Díaz-Canel dijo a parlamentarios el lunes a través de Twitter que “quien asume el compromiso de acoger una reunión hemisférica debe tener la capacidad y la valentía de escuchar a todos, desde el Ártico hasta la Patagonia”. “Se descalifica para servir de anfitrión al país incapaz de dar cabida a todos”.
“A los cubanos les encanta esto, recibir la atención que obtienen por no asistir y (...) siguen repitiendo lo mismo”, señaló Hannan.
“Al poner la atención en nosotros y llamarnos los malos, están evitando la represión que han estado perpetrando activamente contra su gente”, agregó, en referencia a la violenta represión a las protestas callejeras de julio pasado. “Quieren que la prensa se preocupe de si los invitamos a la cumbre o no. La hipocresía funciona bien en los medios”.
El gobierno de Biden anunció esta semana una reversión parcial de las restricciones de la era del ex presidente Donald Trump sobre las remesas y los viajes a la isla. El vicecanciller de Cuba describió el miércoles la política de Estados Unidos hacia el país como de “hostilidad” y “bloqueo económico” continuos.
López Obrador dijo la semana pasada que no iría a la cumbre si Cuba, Nicaragua y Venezuela no son invitados. Su par boliviano, Luis Arce, se sumó al boicot.
En su conferencia del 11 de mayo, el Jefe del Ejecutivo mexicano había criticado la postura del Gobierno de Joe Biden por adjudicarse como “juez supremo” para decidir quién sí y quién no acudiría al encuentro del junio próximo.
“Nadie tiene derecho a hablar en nombre de toda América. Nos regimos no por mandatos de hegemonías, de países extranjeros”, sentenció.
A pesar de ello, descartó que su postura implique un posible distanciamiento con el país vecino, así como el que éste considere un boicot el hecho que otras naciones latinoamericanas se haya unido al llamado por la inclusión total del continente.
También es probable que el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, no asista a la reunión, según adelantaron fuentes cercanas a la agencia Reuters, sin especificar el motivo. El mandatario de Guatemala, Alejandro Giammattei, afirmó el martes que no asistirá, un día después de que Estados Unidos criticó la reelección de una fiscal general a la que ha vinculado con la corrupción.
(Con información de Reuters)
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