Joel-Peter Witkin el polémico fotógrafo que busca convertir los cadáveres, los cuerpos mutilados y deformes en una forma de arte

Tras un impactante episodio que lo marcó en su infancia, se dedicó a explorar las desgracias humanas y la muerte para construir imágenes oníricas y macabras pero fascinantes

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Rostro de mujer, 2004, una impactante fotografía de Joel-Peter Witkin en la que usa una cabeza mutilada, un animal y naturaleza muerta para su composición. (Pinterest)
Rostro de mujer, 2004, una impactante fotografía de Joel-Peter Witkin en la que usa una cabeza mutilada, un animal y naturaleza muerta para su composición. (Pinterest)

Un instante es suficiente para marcar la vida de una persona, sobre todo la de un artista. Para Joel-Peter Witkin ese instante ocurrió cuando era muy pequeño, un episodio que fue definitivo para volcar su obra hacia lo macabro, pues fue su primer encuentro con lo grotesco de la muerte, pero también con la naturalidad inherente en la misma.

Sucedió una mañana de domingo, cuando junto con su madre y su hermano gemelo Jerome se preparaba para ir a la iglesia. Ellos bajaban por las escaleras del inquilinato donde vivían y poco antes de alcanzar la puerta para salir del edificio un estruendoso ruido se escuchó en la calle.

Afuera había ocurrido un choque increíble, tres automóviles habían colisionado entre sí, todos con familias dentro. El ruido del dolor era ensordecedor y se mezclaba con los gritos de auxilio de víctimas y transeúntes aterrados. De pronto, el pequeño Joel se vio parado en la acera solo y su atención se fijó en algo que salía rodando de uno de los autos volcados. El extraño objeto se detuvo justo a sus pies, era la cabeza de una niña. Joel se agachó para tocar la cara que lo miraba, pero justo antes de poder hacerlo alguien se lo llevó.

Las cabezas mutiladas serán un tema recurrente en sus fotografías.
Las cabezas mutiladas serán un tema recurrente en sus fotografías.

Esa imagen de una cabeza decapitada sería reinterpretada más tarde en su obra, una de las más interesantes y controversiales de la fotografía occidental, que lejos de plegarse a las ideas estéticas popularmente asociadas a la belleza, explora la otra cara de la moneda, la fealdad como vía de expresión artística, lo grotesco como exaltación estética, lo anormal, deforme, y mundano como reivindicación del hermoso naturalismo humanista.

Aunque su apuesta artística no ha estado alejada de la crítica, e incluso de la censura, el legado de Joel-Peter Witkin ha encontrado formas de trascender el tiempo y hacer presencia en la cotidianidad. Sus fotografías de cadáveres, personas deformes o mutiladas, enanos, transexuales o hermafroditas, usualmente acompañadas con ambientaciones maximalistas, han creado un lenguaje estético poderosísimo del que es imposible pasar desapercibido, y que indudablemente ha influenciado el lenguaje cinematográfico del terror moderno apreciable en películas como Hereditary o Midsommar del cineasta estadounidense Ari Aster.

Joel-Peter Witkin vive y trabaja en Albuquerque, Nuevo México (estados Unidos)
Joel-Peter Witkin vive y trabaja en Albuquerque, Nuevo México (estados Unidos)

Una vida ligada a la muerte

Joel-Peter Witkin nació el 13 de septiembre de 1939 en Brooklyn Nueva York en el seno de una familia integrada por un padre judió y una madre católica, una diferencia cultural y religiosa que terminaría siendo insalvable y llevaría a la pareja a divorciarse de mala manera.

La separación de sus padres a una temprana edad envió a Joel a pasar gran parte de su infancia con su abuela, a la que recuerda con gran cariño. Ella sufrió por años una gangrena en una pierna que terminó por hacerle perder la extremidad, en otro episodio clave relatado por el fotógrafo, pues dice que esto lo hizo asociar el amor con el olor a putrefacción y la sangre coagulada.

Sátiro (1992). En esta foto se aprecia la intención de exaltar la deformidad al rango mítico.
Sátiro (1992). En esta foto se aprecia la intención de exaltar la deformidad al rango mítico.

Durante la década de 1950, a la edad de 17 años, compró su primera cámara y empezó a enamorarse del arte de la fotografía. Él mismo se enseñó a utilizarla, descubriendo su técnica y plasmando con ella la visión triste y macabra de la vida que había adquirido durante su infancia.

Sus primeras fotos fueron de un rabino que decía poder hablar con Dios, y de un “freak show” (show de rarezas) que tenía lugar en Coney Island, al que su hermano Jerome le pidió retratar para usarla como inspiración de sus pinturas.

Lo erótico y lo macabro se mezclan en la obra de este fotógrafo.
Lo erótico y lo macabro se mezclan en la obra de este fotógrafo.

Jerome, el gemelo de Joel, es un artista por su propia cuenta, quien optó por la pintura para lidiar con los demonios que desde una temprana edad compartió con su hermano.

En 1960 el Ejército de los Estados Unidos reclutó a Joel durante la guerra de Vietnam, a la que acudió como fotógrafo y en la que pudo ver de cerca, nuevamente, la crudeza de la muerte. Ahí terminaría de definir su estilo, dedicándose casi exclusivamente a retratar los cuerpos de los soldados que se suicidaron o murieron durante los ejercicios de entrenamiento, y abrazando así su fascinación por los cuerpos, vivos o muertos, y la violencia real o simbólica que es ejercida sobre ellos.

Photo Poche, por Joel-Peter Witkin
Photo Poche, por Joel-Peter Witkin

A partir de 1967, tras volver de la guerra, se hizo fotógrafo freelance y continuaría explorando cada vez más en lo macabro y en técnicas que lo llevaran a crear imágenes impactantes y oscuras.

La belleza de lo horrible y el erotismo macabro

“Para mí las cosas extremas son como milagros”. Esta frase de Witkin podría resumir a la perfección su obra, pues ver una de sus fotografías es inevitablemente entrar en un mundo onírico y perturbador, casi en una pesadilla, en la que increíblemente la hermosura se asoma de una manera impactante.

Desde lo técnico, el fotógrafo prefiere los procesos análogos usados para producir los primeros daguerrotipos y ambrotipos, ya que estos le permiten maltratar los negativos, produciendo de manera intencional imperfecciones en la imagen, como arañazos, raspones o tachaduras, dándole a las fotos efectos característicos que amplifican el carácter violento de la composición y contribuyen un cierto aspecto histórico, como si realmente hubieran sido tomadas a principios del siglo XIX.

Las Meninas (1987) es una fotografía en la que el autor recrea el cuadro del mismo nombre pintado por Velazquez.
Las Meninas (1987) es una fotografía en la que el autor recrea el cuadro del mismo nombre pintado por Velazquez.

En lo temático, Witkin se concentra en los cuerpos, pero en aquellos cuerpos que podríamos calificar de marginales o imperfectos. Personas mutiladas, enanos, hermafroditas o transexuales, suelen protagonizar las fotografías de Witkin, las cuales usan las imperfecciones de sus modelos para recrear obras de arte, o los estilos de otros artistas que son una marcada influencia del fotógrafo.

Los modelos de Joel-Peter Witkin son usualmente transexuales o hermafroditas en un intento por amplificar las rarezas del cuerpo y elevarlas a formas de arte.
Los modelos de Joel-Peter Witkin son usualmente transexuales o hermafroditas en un intento por amplificar las rarezas del cuerpo y elevarlas a formas de arte.

Artistas como Velázquez, Giotto, Pablo Picasso o Joan Miró pueden citarse como influencias en los trabajos de Witkin. Pero también recrea trabajos de Courbet, Seurat y Dali en sus cuadros fotográficos y algunas de sus composiciones, como “Fetichista de Negre”, son una recreación directa de estudios realizados por otros fotógrafos, con detalles fetichistas insertados.

Hasvest, Joel-Peter Witkin
Hasvest, Joel-Peter Witkin

Pero la parte más controversial de su arte está en el trabajo con los cadáveres, que él dice que saca de morgues en un proceso completamente legal, los cuales manipula para crear impactantes imágenes de una fuerte carga visual.

En una de sus fotos más conocidas, la llamada “The Kiss”, usó una cabeza decapitada que fue cortada por la mitad en una morgue, y luego fue invertida para dar la apariencia de dos hombres que se besan.

En “The Kiss”, usó una cabeza decapitada que fue cortada por la mitad en una morgue, y luego fue invertida para dar la apariencia de dos hombres que se besan.
En “The Kiss”, usó una cabeza decapitada que fue cortada por la mitad en una morgue, y luego fue invertida para dar la apariencia de dos hombres que se besan.

Por este tipo de fotos, el calificativo de explotador ha sido varias veces usado contra Witkin, y su trabajo ha sufrido la censura en museos y exposiciones en varios países del mundo. También ha sido criticado por usar animales muertos para sus trabajos y composiciones.

Pero el trabajo de Witkin va mucho más allá del tema de la muerte y las deformaciones físicas. Sus modelos son muy hermosos o claramente deformes y lo que expresan con sus poses evoca desde lo morboso hasta lo erótico.

Lo erótico, otro de los grandes temas del fotógrafo.
Lo erótico, otro de los grandes temas del fotógrafo.

Otra obra famosa, la llamada Mujer Rey (1997), representa a una mujer excepcionalmente alta y obesa vestida y posada como rey de alguna tribu imaginaria. En otro trabajo llamado Abundancia (1997), retrata a una mujer sin piernas ni brazos colocada en una urna, mientras su cabeza está cubierta con una variedad de elementos decorativos, como flores y perlas. Esta mujer simboliza un cuerno de la abundancia, que es un término que se origina en la antigüedad clásica y evoca la abundancia y el sustento.

Joel-Peter Witkin - Rey femenino, 1997 (izquierda) / Abundancia, 1997 (derecha) - imágenes vía artnet.com.jpg
Joel-Peter Witkin - Rey femenino, 1997 (izquierda) / Abundancia, 1997 (derecha) - imágenes vía artnet.com.jpg

No obstante, la mortalidad y sus cuestiones sigue siendo considerada por Witkin como idea central de sus creaciones, el esqueleto básico de su obra, la cual se nutre de fuentes que trascienden la pintura y la fotografía y mezclan historia, literatura, mitología o religión para crear una fusión surrealista y espeluznante que muchas personas encuentran difícil de digerir.

Fotografía de Joel-Peter Witkin.
Fotografía de Joel-Peter Witkin.

Es por eso que la obra de este fotógrafo es provocadora al punto de no dejar indiferente a nadie que se tope con ella. En su esencia, plantea cuestiones morales y humanas exacerbando las rarezas del cuerpo, de los cadáveres y de sus modelos al punto de crear una experiencia profundamente espiritual y trascendente con su fotografía.

El sexo es otro de sus grandes temas, como afirma el pintor y crítico de arte mexicano Francisco Soriano en un análisis de la obra de Witkin publicado en su canal de youtube.

Posando en el Infierno.
Posando en el Infierno.

“La fotografía de wilkin se mueve entre temas tabúes cómo son la muerte el incesto el sadomasoquismo y otras variantes del sexo extremo”, dice Soriano.

El crítico también destaca la reivindicación de la fealdad por parte del fotógrafo estadounidense. Una apuesta que resulta fascinante en la actualidad, encontrando esta estética de lo grotesco difundida no solo en la fotografía sino en el cine, el teatro o hacia el arte performático.

Anna Akmatova, (1998) por Joel-Peter Witkin.
Anna Akmatova, (1998) por Joel-Peter Witkin.

Por eso explica el éxito de Witkin, quien pese a las fuertes críticas, acusaciones de explotador, de maltratador de animales, y la censura de su obra, ha conseguido un amplio reconocimiento internacional mostrado su trabajo en importantes galerías y museos como el Museo de Brooklyn en Nueva York, Interkamera en Praga, Picture Photo Space en Osaka, Japón y el Museo de Arte Moderno de San Francisco.

En esta foto se evoca a The Raft of The M edusa una pintura de Théodore Géricault a la que Witkin agrega toques fetichistas.
En esta foto se evoca a The Raft of The M edusa una pintura de Théodore Géricault a la que Witkin agrega toques fetichistas.

“Peter Witkin se maneja en un terreno simbólico y metafórico del que no podemos despojarlo. No importa cuánto tratemos de normalizar su obra esta no puede ser normalizada pues esto implicaría que hemos comprendido los tabús de todos los tiempos y de todas las sociedades y no los comprendemos”, resalta el crítico.

Por lo tanto, afirma, Witkin es un autor que trabaja en el límite de aquello que no podemos comprender, la fina línea entre la vida y la muerte, entre lo hermoso y lo horrible, entre la belleza y la fealdad, entre lo erótico y lo morboso, y esta es la gran importancia de su fotografía.

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