La inflación en Estados Unidos registró en marzo su nivel más alto en más de 40 años, debido principalmente a los precios de la gasolina que se dispararon especialmente con la guerra en Ucrania.
Los precios subieron 8,5% en 12 meses, y 1,2% respecto al mes anterior, según el Índice de precios al consumo (CPI) publicado el martes por el Departamento del Trabajo.
Sin embargo, el IPC “básico”, que excluye los volátiles precios de los alimentos y la energía, subió un 0,3 por ciento, menos de lo esperado.
El informe fue el primero en abarcar completamente el impacto causado por la invasión de Ucrania por parte de Rusia y las sanciones de Occidente contra Moscú, que han provocado que los precios de la energía y los alimentos se disparen en todo el mundo.
Los precios de la gasolina en EE. UU. se dispararon un 18,3 por ciento en el mes, lo que representa aproximadamente la mitad del aumento del IPC general.
Los precios totales de la energía aumentaron un 11 por ciento en comparación con febrero, lo que incluyó un aumento del 22,3 por ciento en los precios del combustible, según el informe.
Por eso, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene previsto este martes aprobar nuevas medidas para contrarrestar la crisis energética, entre ellas la autorización de la venta este verano del combustible E15, que tiene un 15% de etanol y que normalmente está prohibido por esas fechas.
Otros componentes que impulsaron el aumento de los precios fueron los alimentos, que subieron un uno por ciento, y la vivienda, incluidos los alquileres, que subieron un 0,5 por ciento. Ambos aumentos mensuales fueron los mismos que en febrero.
Las tarifas aéreas aumentaron un 10,7 por ciento, pero los precios de los autos usados, que aumentaron en 2021 cuando la economía estadounidense se recuperó de la pandemia, cayeron un 3,8 por ciento.
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