El presidente Joe Biden quiere gastar más para “luchar contra la agresión rusa” en Ucrania y contra el crimen en Estados Unidos, así como subir los impuestos a los más ricos, según su proyecto presupuestario publicado este lunes.
Coincidiendo con la invasión rusa de Ucrania, el Ejecutivo elaboró un presupuesto que contempla 31.000 millones de dólares para nuevo gasto en defensa, con lo que incrementa la partida de defensa nacional hasta los 813.000 millones de dólares.
Dentro de este apartado, se destinan 6.900 millones de dólares para la Iniciativa Europea de Disuasión, para la alianza atlántica OTAN y la “lucha contra la agresión rusa” a Ucrania y 1.000 millones adicionales de asistencia para Kiev.
Si el Congreso adopta el presupuesto, esta cantidad pasaría a engrosar otras ayudas ya desembolsadas a favor de Kiev.
Los fondos se utilizarían para “mejorar las capacidades y la preparación de las fuerzas estadounidenses, de los aliados de la OTAN y de los socios regionales frente a la agresión rusa” a la soberanía ucraniana, informó la Casa Blanca.
Por otro lado, también propone un nuevo impuesto mínimo del 20 % para los más ricos del país, las fortunas superiores a 100 millones de dólares.
“Este impuesto mínimo solo se aplicaría al 0,01% de los hogares más ricos -aquellos con más de 100 millones de dólares- y más de la mitad de los ingresos provendrían solo de los multimillonarios”, precisó la Casa Blanca en un comunicado.
“Esto garantizaría que en un año paguen al menos el 20% de sus ingresos totales en impuestos sobre la renta”, añadió.
En un comunicado, Biden señaló que su Administración “está en camino de reducir el déficit federal en más de 1,3 billones de dólares este año”, en lo que supone “la mayor reducción del déficit anual en la historia de EE.UU.”.
“Esto es resultado directo de la estrategia de mi Administración para lograr que la pandemia esté bajo control y hacer crecer la economía de abajo a arriba y de la mitad hacia afuera”, señaló el mandatario.
Esto será posible, en parte, aumentando el impuesto a las corporaciones del 21 % al 28%, revirtiendo la legislación aprobada en 2017 por el gobierno anterior del expresidente republicano Donald Trump (2017-2021), que la redujo al 21%.
“Aunque sus ganancias se dispararon, su inversión en nuestra economía no lo hizo: las exenciones fiscales no llegaron a los trabajadores ni a los consumidores”, justificó la Casa Blanca, que recalcó que la nueva tasa sigue siendo la más baja para las grandes empresas desde la Segunda Guerra Mundial, excepto en los años posteriores al recorte impositivo de 2017.
Washington recuerda haber apoyado también un acuerdo negociado con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que establece un impuesto mínimo del 15% para las empresas a nivel mundial.
La administración Biden señala que el proyecto presupuestario contiene medidas adicionales para garantizar que las empresas multinacionales que operan en Estados Unidos no puedan usar paraísos fiscales para reducir el impuesto mínimo global.
Asimismo, la propuesta presupuestaria contiene 9.900 millones de dólares para reforzar la capacidad de los sistemas de salud en el país “para mejorar los programas de inmunización” frente a la covid-19 y 81.700 millones de dólares a lo largo de los próximos cinco años en seguridad sanitaria frente a pandemias futuras.
Se espera que la propuesta del Ejecutivo sea enviada el martes al Congreso, que luego debe aprobarla. Normalmente se suele presentar en mayo pero este año se ha adelantado para que no coincida con las elecciones legislativas de noviembre.
En las finanzas públicas estadounidenses, el gasto discrecional es el gasto del Gobierno implementado a través de un proyecto de ley de asignaciones que se tiene que aprobar en el Legislativo.
(Con información de AFP y EFE)