La primera impresión que tuvieron las autoridades de Denver, en Colorado, cuando llegaron a una fiesta en la que habían muerto cinco personas en cuestión de minutos es que se trataba de un macabro asesinato masivo.
El incidente ocurrió el pasado domingo en un apartamento de Commerce City, un barrio en el norte de Denver, pero recién hoy la fiscalía a cargo del letrado Brian Mason reveló pormenores de lo ocurrido.
Entre los cinco fallecidos, tres de ellos eran latinos. Karina Rodríguez, de 29 años, y su esposo, Sam Márquez, de 32 años, ambos padres de una bebé de apenas 4 meses, fueron identificados como parte de los fallecidos junto a Humberto Arroyo, de 24 años. Las otras dos víctimas se sabe que eran mujeres jóvenes, pero sus identidades fueron reservadas por la fiscalía, presuntamente porque no todos sus familiares han sido notificados aún.
“Los cinco adultos cayeron muertos literalmente en el lugar donde consumieron las drogas. Estas drogas son aterradoras, son muy peligrosas”, indicó en rueda de prensa Mason, fiscal del distrito judicial número 17 de Colorado.
“Todo sucedió muy rápido, casi instantáneamente. Todos ellos estaban tan mal que ni siquiera pudieron levantarse para llamar a la emergencia en el 911″, agregaba el jefe de policía de Commerce City, Clint Nichols.
Al parecer, fue otra persona que se encontraba en la fiesta y que no había consumido las drogas la que llamó a la policía para alertarlos de lo que estaba pasando. Al llegar, los paramédicos y policías se encontraron con lo que describieron como “una escena de terror”. Encontraron a seis personas desvanecidas. Una de ellas, Cora Márquez (hermana de Sam), estaba inconsciente y fue trasladada a un hospital del área en el que aún permanece en terapia intensiva.
Con las otras cinco personas ya no había nada para hacer, habían muerto de manera inmediata. La policía aún no cierra el caso, y continúan revisando el apartamento para determinar si se utilizó alguna otra sustancia. Pero por el momento hay confirmación forense de que el denominador común en los cinco fallecidos fue cocaína adulterada con fentanil y probablemente alguna otra sustancia que aún se desconoce.
El miedo ahora es que otras personas hayan comprado el mismo tipo de cocaína adultera y sean víctimas de esta muerte inmediata.
“Hay otras personas allí afuera que quizás tengan las mismas drogas, o que hayan comprado drogas al mismo traficante y quizás usen esas drogas hoy mismo. Vamos a tener más muertes. Será terrible para la salud pública y será una crisis de seguridad pública”, indicaba el fiscal.
Las muertes por consumo de fentanilo, un famoso opioide, se dispararon en 2021 en Estados Unidos. En Colorado, las muertes relacionadas al consumo de esta droga se dispararon un 42 por ciento el año pasado. En ese estado 762 personas fallecieron a consecuencia de una sobredosis de opioides en los últimos dos años.
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