El gobierno de Joe Biden se opuso a otro intento de Donald Trump por ocultar información relacionada al ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021, al ordenar a la agencia de Archivos Nacionales que entreguen los registros de visitantes de la Casa Blanca.
Los documentos fueron solicitados por la comisión de la Cámara de Representantes que investiga el ataque, pero el líder republicano había intentado bloquear la entrega.
En una carta, Dana Remus, asesora de Biden, dijo que el presidente rechazó las afirmaciones de Trump sobre un presunto “privilegio ejecutivo” de los documentos para mantenerlos privados, y señaló que Archivos Nacionales debería proporcionarlos en un plazo de 15 días.
En otras instancias, Biden ya ha rechazado los reclamos de Trump sobre la confidencialidad de otros documentos. “Las protecciones constitucionales del privilegio ejecutivo no deben utilizarse para proteger, del Congreso o del público, la información que refleja un esfuerzo claro y aparente para subvertir la propia Constitución”, dijo Remus en su carta, según informó el New York Times.
Es posible que Trump vuelva a acudir a los tribunales para intentar bloquear, o al menos demorar, la publicación de los documentos.
No está claro qué tipo de datos pueden aportar, pero los congresistas de la comisión buscan determinar quiénes estuvieron reunidas con funcionarios en la Casa Blanca en los días alrededor del ataque.
La agenda de visitas ha sido pública durante el gobierno de Joe Biden y también durante los mandatos de Barack Obama como medida de transparencia, pero en abril de 2017 la gestión de Donald Trump las hizo privadas, bajo el argumento de “los graves riesgos para la seguridad nacional y la preocupación por la privacidad de los cientos de miles de visitantes anuales”.
En los últimos días, la gestión que ha hecho Trump de sus documentos oficiales ha estado en el ojo de la tormenta, como foco de múltiples investigaciones en Estados Unidos. En las últimas semanas, el magnate ha sido acusado en varias ocasiones de haber descuidado deliberadamente algunos de sus archivos antes de su transmisión obligatoria a los Archivos Nacionales estadounidenses.
Esta agencia federal ha pedido, según varios medios, que la justicia abra una investigación después de que tuviera que recuperar en Florida quince cajas de documentos que Donald Trump se había llevado consigo cuando salió de Washington en enero de 2021.
En estas cajas aparecen cartas de Barack Obama y el líder norcoreano, Kim Jong Un, así como un mapa de Estados Unidos que había sido objeto de acalorados intercambios con el servicio meteorológico. Pero también, según el Washington Post, varios documentos declarados como “secretos”.
Los Archivos Nacionales aseguran que el republicano no tenía derecho a irse con esta información: según una ley de 1978, todo presidente estadounidense debe transmitir todos sus correos electrónicos, cartas y demás documentos de trabajo a esta agencia, encargada de conservarlos.
En un libro próximo a publicarse, un periodista estrella del New York Times asegura que el personal de la Casa Blanca descubría regularmente fajos de papeles que obstruían los inodoros, sospechando que el presidente quería deshacerse de documentos.
Al mismo tiempo, una comisión del Congreso encargada de supervisar a las autoridades federales, anunció la apertura de una investigación a los archivos del ex inquilino de la Casa Blanca. Su presidenta, Carolyn Maloney, dijo que estaba “extremadamente preocupada” por las prácticas de Trump.
La semana pasada, los Archivos Nacionales también revelaron que el exmandatario tenía la costumbre de romper algunos de sus documentos de trabajo, otra práctica contraria a la ley de 1978. Papeles enviados a los Archivos habían sido “pegados con cinta adhesiva” por “funcionarios de gestión de registros de la Casa Blanca”, otros quedaron como estaban, dijeron.
(Con información de AFP)
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