Una monja jubilada exdirectora de una escuela primaria católica en California (EEUU) fue sentenciada a un año y un día de prisión por malversación de fondos para mantener su hábito de apostar.
La monja caída en desgracia se llama Mary Margaret Kreuper, tiene 80 años y vive en Los Ángeles. Ella se declaró culpable en julio de cargos federales por fraude electrónico y lavado de dinero y aparte de los 24 meses de prisión también fue condenada a otros tres años de libertad condicionada.
Kreuper reconoció que durante un período de 10 años que terminó en septiembre de 2018, malversó $835,339 dólares de la Escuela Católica St. James. Como directora, cargo que ocupó durante casi 30 años antes de jubilarse, Kreuper era responsable del dinero que la escuela recibía para pagar la matrícula y las cuotas, así como las donaciones caritativas, según documentos presentados en la corte federal de Los Ángeles.
Los abogados defensores de la monja dijeron que Margaret sufría de “una enfermedad mental que nubló su juicio y la llevó a hacer algo que de otro modo no habría hecho”.
Agregaron que su defendida “lamenta mucho el daño causado”.
Pero antes de que el caso llegara a los tribunales, Kreuper había tratado activamente de obstruir a la justicia, instruyendo a sus empleados para que destruyeran los documentos que demostraban el fraude justo antes de que la escuela fuera auditada.
La monja directora controlaba las cuentas en una cooperativa de crédito, incluida una cuenta de ahorros para la escuela y otra establecida para pagar los gastos de vida de las monjas empleadas por la escuela, que habían hecho voto de pobreza.
Al desviar fondos malversados a cuentas secretas, Kreuper usó el dinero “para pagar gastos que la orden no habría aprobado, y mucho menos pagado”, incluidos grandes gastos de juego y viajes a Las Vegas, Lake Tahoe y Temecula, de acuerdo con su declaración de culpabilidad.
Admitió además que “engañó a la Escula St. James y a la administración haciéndoles creer que las finanzas de la escuela estaban siendo debidamente contabilizadas y sus activos financieros debidamente protegidos”, lo que le permitió mantener el acceso a las finanzas de la escuela.
Los abogados defensores dijeron que Kreuper se convirtió en monja cuando tenía 18 años y durante los siguientes 59 años “dedicó su vida a ayudar a los demás y a educar a los niños en las escuelas de la Arquidiócesis. Tan pronto como fue confrontada, aceptó toda la responsabilidad por lo que ella lo había hecho y ha cooperado plenamente con las fuerzas del orden público y la Arquidiócesis’'.
En la audiencia de este lunes donde fue condenada la monja se disculpó con la comunidad y pidió clemencia al juez.
“He pecado, he quebrantado la ley y no tengo excusas”, dijo Kreuper en la audiencia, según LA Times .
En declaraciones a The New York Post uno de sus abogados dijo que su clienta consideraba que a los sacerdotes se les pagaba mejor que a las monjas y que esta inconformidad motivó en parte sus acciones.
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