La ciudad de Miami parece haber alcanzado la cima de su popularidad, y haber limpiado la reputación que la acompañaba desde la década del ochenta, cuando se la conocía únicamente como un distrito ideal para las drogas, los clubes, los pantalones color pastel y los juegos de azar.
Así lo afirma Joel Stein en un artículo reciente publicado en el Financial Times, en el que, a través de anécdotas personales, cifras duras y casos de éxito —y también algunos fracasos— relata cómo fue que la ciudad pasó de ser un refugio de los desempleados, los divorciados y los quebrados financieramente a ser el paraíso de la libertad en los Estados Unidos.
Con un tono burlón, Stein afirma que esto no se debe a una evolución de la ciudad, sino más bien a todo lo contrario: “Miami es la ciudad más importante de Estados Unidos no porque haya dejado de ser un frívolo paraíso fiscal, libre de regulaciones, condenado por el clima, y dominado por celebridades atractivas de baja monta. Se convirtió en la ciudad más importante de Estados Unidos porque el país se convirtió en un frívolo paraíso fiscal, libre de regulaciones, condenado por el clima, y dominado por celebridades atractivas de baja monta”.
Según él, la pandemia fue el disparador de un fenómeno que se llamó Movimiento Miami, que no está ajeno a las controversias. “En el pasado, al sacudir el mapa de EEUU, todas las piezas sueltas terminaban en la península de Florida: divorciados, desempleados, quebrados, estafadores, ex y futuros convictos. Pero durante la pandemia de COVID-19, todos nos volvimos una pieza suelta, nos desconectamos de las oficinas, de nuestros amigos y comunidades”.
En efecto, en los 12 meses posteriores al 1 de julio de 2020, se mudaron a Florida muchos más estadounidenses que a cualquier otro estado: 220.890. Pero no se trata de una migración como cualquier otra. Actualmente, Miami experimenta una migración de dinero, y una muestra de eso es que el multimillonario Carl Icahn trasladó su oficina desde Nueva York y que, en 2020, el Grupo Jills Zeder vendió más de 1.200 millones de dólares en viviendas, más que cualquier otro gran grupo inmobiliario residencial del país.
“La gente viene a hacer carrera, lo que es inaudito”, dice el autor Dave Barry, quien se mudó a Miami en 1983. “Parece que es la primera vez que la gente viene aquí no por razones puramente corruptas e interesadas, sino para construir algo”, añade, citado por el FT.
El mismo Stein relata en el artículo los motivos por los que a él mismo le interesa la ciudad; ni más ni menos que para ver el futuro de los Estados Unidos. Él afirma que el ídolo americano se ha ido trasladado en los últimos 100 años de Nueva York a Los Ángeles, y luego a Las Vegas, hasta que ahora se ha instaló en Miami.
Fisher Island
Fisher Island es una de las zonas de Miami que más han reflejado el fenómeno descripto por Stein. Territorio de campos de golf, restaurantes, edificios de apartamentos, un gimnasio y una escuela es, según Bloomberg, el código postal más rico de Estados Unidos en 2021, con una renta promedio de 2,2 millones de dólares.
La isla está siendo el destino predilecto de californianos, que compran departamentos de 5, 7 o hasta 12 millones de dólares. También se ha convertido en un atractivo para la industria de tecnología, por lo que la llaman “Wall Street del sur”.
50% de posibilidades de supervivencia
Otro aspecto del nuevo fenómeno urbano es la relación de Miami con el cambio climático. Un informe de 2018 de la Unión de Científicos Preocupados estimó que el 94% de Miami Beach estaría bajo el agua para el año 2100: debido a que está emplazada sobre piedra caliza porosa, el océano se filtra regularmente a las calles. Sin embargo, la ciudad está tan centrada en la búsqueda de formas de adaptación al cambio climático que el Festival de Ideas de Aspen decidió celebrar su nueva conferencia, Aspen Ideas: Clima, en Miami Beach el próximo mes de mayo.
Jane Gilbert es la jefa de la oficina sobre calentamiento climático de Miami-Dade y confía que, si la cuidad invierte lo suficiente, podrá superar una subida del mar de casi un metro. Miami, dice, se ha preparado más que Nueva Orleans, Charleston o Norfolk para una subida del nivel del mar. Sin embargo, ante la pregunta sobre cómo estará la ciudad en 30 años, Gilbert contesta que la ciudad tiene un 50% de probabilidades de seguir existiendo.
“Paciente cero”
Jack Abraham es el paciente cero de la Migración de Miami. En junio de 2020, el entonces capitalista de riesgo y empresario de Silicon Valley, de 34 años, se encontraba refugiado en San Francisco. Unos amigos de Nueva York lo invitaron a pasar una semana de vacaciones en Miami, donde el clima era bueno y los restaurantes estaban abiertos. Él rechazó la invitación por temor a contraer COVID-19. Siguieron insistiéndole hasta que, aburrido y solitario, cedió. A los pocos días de llegar a Miami, contrajo el virus.
Sus compañeros se sintieron culpables y se quedaron con él mientras los test de COVID seguían dándole positivo, lo que le impedía volver a San Francisco. Así, fue saltando entre las casas de alquiler de Airbnb, y conociendo más sectores de la ciudad que no sabía que existían. Cuando por fin estaba a punto de volver a casa después de un mes y medio, Abraham decidió no hacerlo.
“Si me hubieras preguntado a principios de 2020: ‘¿Cuál es la probabilidad de que te mudes a Florida?’, hubiera respondido ‘cero’”, contó Abraham en su oficina de Wynwood, el barrio artístico de Miami, conocido por ser uno de los lugares más instagrammables del país.
Casi una veintena de poderosos amigos de Abraham han visitado su casa en las Islas Venecianas. “Si piensas en Miami como en un producto, la tasa de conversión es altísima”, dice, afirmando que hasta el 70% de sus huéspedes prolongaron su estadía y luego se mudaron. Pero Abraham no se mudó por dinero o por seguridad. Ni por la ausencia de un impuesto estatal sobre la renta. Ni por el bajo índice de criminalidad ni por la ausencia de personas sin hogar. Fue por el optimismo.
“La mayor parte de Estados Unidos aspira a que sus hijos se dediquen a la tecnología, pero Silicon Valley es el único lugar en el que la gente es crítica con la tecnología”, dice el inversor de capital riesgo Keith Rabois, amigo y socio de Abraham en la start-up OpenStore. “Fue increíblemente refrescante mudarse a una ciudad donde el objetivo es emular a la gente que tiene éxito. Fue como mudarse a Marte”. Él, identificado ideológicamente como un conservador, afirma que Miami es hoy la Silicon Valley de 1999.
Republicano, Rabois afirma a su vez que la ciudad está más en línea con la embestida hacia una mayor libertad individual que otras ciudades estadounidenses. “Hay que buscar para encontrar una máscara aquí. Sólo tengo dos mascarillas en casa, por si tengo que subirme a un Uber”, dice.
Gran año para la gastronomía miamense
En un año de gran crecimiento para los restaurantes (Miami recibirá su primera Guía Michelin, mientras que el Café La Trova de Julio Cabrera ocupó el puesto 28 en la lista de los 50 mejores bares del mundo), el restaurador de mayor éxito en Miami fue el neoyorquino Major Food Group. Sus restaurantes Carbone en Nueva York y Las Vegas tuvieron éxito, pero conseguir un lugar para comer en el restaurante de Miami es casi imposible.
El socio de Major Food Group, Jeff Zalaznick, estaba con su familia durante las vacaciones de la primavera de 2020, cuando llegó la pandemia y tuvieron que quedarse. “En mayo, decidí que me iba a quedar aquí durante un año y que me iba a hacer cargo de Miami. Anuncié a todos nuestros empleados que tenía un puesto de trabajo para quien quisiera trasladarse”, contó. Aunque no pagaba el traslado, más de 100 de sus 1.000 empleados se mudaron a Miami. “Cada una de esas personas es muy feliz aquí, hasta el ayudante de camarero que me da las gracias todos los días”.
Major Food abrió seis restaurantes en Miami en 2021, uno de los cuales es un club sólo para miembros con un salón que se agotó por cuatro meses. También se está asociando con el promotor neoyorquino Michael Stern para construir un condominio que será el edificio más alto de la ciudad. “El ambiente favorable a las empresas era palpable”, dice Zalaznick. “El alcalde me llamó literalmente y me dijo que cómo podía ayudar. Como neoyorquino, nunca imaginas algo así”.
“¿Cómo te puedo ayudar?”
De hecho, al parecer se trata de una marca registrada del alcalde Francis X. Suarez, quien frecuentemente usa la frase como un slogan. Todo comenzó el 4 de diciembre de 2020, cuando Delian Asparouhov, que trabaja en el Founders Fund, tuiteó: “A ver, oigan, ¿y si trasladamos Silicon Valley a Miami?”. Minutos después, el alcalde Suárez respondió: “¿Cómo puedo ayudar?”.
El tuit, que tiene más de 4.000 likes, fue todo lo que el alcalde esperaba. “Durante 10 años fue como estar en el útero materno. Y el momento de ‘¿Cómo puedo ayudar?’ fue como nacer”, contó Suárez a Stein. Desde entonces, vendió unos 70.000 dólares en remeras retro de Miami Vice con la leyenda “¿Cómo puedo ayudar?”, diseñadas por un seguidor de Twitter. También instaló una publicidad en San Francisco que era una captura de pantalla de otro de sus tuits: “¿Pensando en mudarte a Miami? Envíame un Mensaje Directo”.
Suárez, de 44 años, hijo de otro ex alcalde de Miami, es una masa de energía. La alcaldía es un trabajo a tiempo parcial para él, por lo que pasa parte del día como abogado litigante en el bufete Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan, con sede en Los Ángeles. Un antiguo empleado describió su energía como la de una persona con déficit de atención e hiperactividad. Todos muestran un tuit, una conversación, o un mensaje de WhatsApp que el alcalde les envió a altas horas de la noche.
Nuevo presidente de la Conferencia de Alcaldes de Estados Unidos, Suárez, que fue reelegido alcalde de Miami el año pasado con el 79% de los votos, es republicano. Pero es un republicano anti-Trump y no le gusta el gobernador DeSantis, un hombre que carece de toda la suavidad que Suárez sí posee. La libertad que promueve Suárez es brillante y feliz, pero es radical. En junio, logró que la conferencia bitcoin 2021 pase de Los Ángeles a Miami. Uno de los organizadores de la conferencia lo presentó ante una multitud interior como “el político más irresponsable de América, el alcalde de la meca de la libertad”.
Parte de la libertad que propone Suarez consiste en pagar a otros miamenses con un dinero tan libre que no depende de ningún gobierno, como son las criptomonedas. La MiamiCoin que acuñó a través de una empresa llamada CityCoins ha supuesto para su oficina 25 millones de dólares, que pretende distribuir entre los miamenses como hace Alaska con los ingresos del petróleo.
Así, ha logrado ser nombrado número 20 en la lista de los 50 mayores líderes del mundo de Fortune. La mitad de su limitado espacio de oficina lo ha dedicado a un proyecto que denomina “Venture Miami” y para el que ha conseguido 9 millones de dólares de financiación privada. En la mitad del despacho del alcalde dedicada a Venture Miami, presenta un programa de entrevistas semanal en YouTube, Cafecito Talk, en el que sirve a los invitados uno de los excelentes cafés cubanos que el personal prepara con la máquina de café expreso de la oficina. Normalmente los invitados son empresarios tecnológicos, pero Suárez no ha rechazado a David Beckham, Magic Johnson, Marc Anthony o al experto conservador Ben Shapiro.
Para una ciudad dividida entre cubanoamericanos petrificados por el socialismo y liberales con educación universitaria petrificados por la autocracia, la furia partidista en Mami es débil. Demócratas y republicanos socializan y trabajan juntos. La ira antiinmigrante se consumió en los años 80. En 2019, los republicanos que controlan la legislatura de Florida admitieron que habían perdido una década por ignorar el cambio climático y destinaron más de 200 millones de dólares a financiar soluciones.
“La criptomoneda es la nueva cocaína”, dice desde la otra esquina del espectro ideológico Billy Corben, cineasta y activista progresista que dirigió en 2006 el documental Cocaine Cowboys, sobre el tráfico de drogas en Miami en los años 70 y 80. “La MiamiCoin está generando ingresos a través de la minería, y la ciudad recibe una parte de cada venta porque el alcalde se involucró en este bombeo y descarga. De alguna manera, encontraron una forma de hacer la criptomoneda más turbia”.
“No me digan lo competente y excelente que es el gobierno y lo fácil que es viajar y lo grande que es el servicio al cliente”, dice. “Tres de los derrumbes estructurales más mortíferos de los últimos 10 años se produjeron en un solo condado. Eso sin contar los otros fallos estructurales que no fueron mortales. Este es un gobierno del tercer mundo y la ciudad tiene una infraestructura del cuarto mundo”. El pasado mes de junio, el complejo de apartamentos de lujo Champlain Towers South, situados junto a la playa, se derrumbaron y mataron a 98 personas.
Corben también señala que el consejo escolar prohibió un libro de cultura en la escuela primaria por no ser lo suficientemente duro con el gobierno de Cuba. “Aquí no se trata de libertad. Es libertad económica”. Él cree que la importancia que posee actualmente Miami se desvanecerá cuando desaparezca el COVID.
“Una ciudad desechable de repente se siente esencial. Es una amante. La gente vivía en lugares que importaban, y entraba en contacto con la fragilidad de la vida y necesitaba un momento. Si Miami desapareciera del mapa mañana no tendría ninguna consecuencia. Ninguna industria desaparecería. No es un movimiento”, afirma, categórico.
Debbie Mucarsel-Powell es una demócrata que representó a la parte sur de la ciudad entre 2018 y 2020, hasta perder ante un republicano. Ahora trabaja para la organización de control de armas y ella también cree que el Movimiento Miami es una exageración.
“Tenemos problemas realmente graves que dificultan la atracción de grandes empresas”, dice, y cita que el estado es el penúltimo de EEUU en igualdad de ingresos y el 47º en acceso y asequibilidad de la salud pública.
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