“Joe Rogan es uno de los productos mediáticos más consumidos en el planeta, con el poder de dar forma a los gustos, la política, las decisiones médicas, un hecho bien conocido por legiones de hombres menores de 40 años”, reza un análisis del New York Times del año pasado titulado “Joe Rogan es demasiado exitoso para ser cancelado”.
Tiene un podcast, uno de los más populares. Se llama The Joe Rogan Experience, lanzado en 2009 y con 11 millones de oyentes, por el que firmó un contrato millonario y exclusivo por varios años con Spotify. El programa se trasladó a la plataforma a partir del 1 de septiembre de 2021 (fuentes dicen que el acuerdo podría ser por más de 100 millones de dólares).
El formato de su podcast es una serie de conversaciones sin filtro de todo tipo de temas con invitados que van desde otros comediantes hasta el mismo Elon Musk. Gracias al contrato con Spotify, se puso a disposición de los 286 millones de usuarios del servicio. Y ahí radica el peligro.
El año pasado, Rogan sugirió que los jóvenes sanos no necesitan vacunarse contra el coronavirus, antes de enfatizar más tarde que él “no es una persona antivacunas” y que, de todos modos, no debería ser considerado una autoridad médica. Pero sus comentarios generaron condenas inmediatas por parte de la administración de Joe Biden y hasta del príncipe Harry.
Y la última polémica se desató la semana pasada, cuando entrevistó al Dr. Robert Malone, un especialista en enfermedades infecciosas que se ha convertido en un héroe en la comunidad antivacunas. Malone ha sido expulsado de Twitter por difundir información errónea sobre el COVID-19 y ha sugerido falsamente que millones de personas “han sido hipnotizadas para creer que las vacunas funcionan para prevenir enfermedades graves”.
Un grupo de 270 expertos médicos pidieron a Spotify que cancelara el programa. Los médicos, investigadores y profesionales de la salud que firmaron conjuntamente una carta al servicio de transmisión de medios expresaron su preocupación de que el presentador estuviera usando la plataforma para difundir consejos médicos cuestionables.
Spotify dijo en un comunicado posterior: “Tenemos políticas de contenido detalladas y hemos eliminado más de 20.000 episodios de podcast relacionados con COVID-19 desde el comienzo de la pandemia”. La declaración no abordó el podcast de Rogan ni detalló cuáles son las políticas de contenido.
A raíz de ese episodio, la música de Neil Young será eliminada de Spotify a pedido suyo, luego de la protesta de la veterana estrella de rock por mantener un podcast que difunde información errónea sobre el COVID. “Me di cuenta de que no podía seguir apoyando la desinformación potencialmente mortal de Spotify para las personas amantes de la música”, dijo Young en un comunicado.
Young dijo que muchos de los oyentes de Spotify están escuchando información engañosa sobre COVID-19. Son jóvenes, “impresionables y fáciles de inclinar hacia el lado equivocado de la verdad”, agregó. “Estos jóvenes creen que Spotify nunca presentaría información totalmente falsa. Desafortunadamente están equivocados”.
Un largo camino hacia la polémica
De 54 años, el presentador, casado hace más de 20 años y con tres hijos, ascendió a la fama a través de los años desde diferentes puntos del entretenimiento: como cómico, actor de sitcoms y comentarista de peleas en jaula para la U.F.C.
Luego de abandonar sus estudios en la Universidad de Massachusetts, Rogan se acercó al stand-up en 1988. Más tarde se mudó a Los Ángeles, donde consiguió un papel en el elenco de la sitcom NewsRadio, que se transmitió de 1995 a 1999, en el que interpretó a un hombre llamado Joe, casualmente también de mente conspirativa. Su reputación se la ganó gracias a sus shows en el Comedy Store, en los que criticaba a los que miraban a los Lakers en lugar de la UFC, o su creencia sincera de que el hombre nunca llegó a la Luna, según relata The New York Times. También presentó el relity Fear Factor y era famoso por pelearse por los concursantes.
Hoy, su pasatiempo preferido parece ser indignarse de los indignados: “Nunca puedes ser lo suficientemente woke, ese es el problema”, se quejó Rogan, y dijo que la cultura de la cancelación “eventualmente llegará a que ‘los hombres blancos heterosexuales no pueden hablar’”.
Según el NYT, muchos comediantes son reacios a criticar al Rogan en público, “conscientes de su plataforma actual y de sus fanáticos entusiastas, y bien versados en su capacidad para perturbar a presuntos adversarios incluso antes de que tuviera tal poder”.
Sus fanáticos son en su mayoría hombres blancos, jóvenes y conservadores, a pesar de que él apoyó la candidatura de Bernie Sanders para las elecciones presidenciales y no votó a Donald Trump.
El poder de Rogan es gigantesco. Influye en la fama de la gente y en la popularidad de diferentes obras o contenido. Los cómicos dicen que se han vuelto instantáneamente reconocibles para la gente en lugares del otro lado del mundo después de aparecer en el podcast. Autores han visto cómo libros publicados hace mucho tiempo vuelven a ser relevantes.
También menospreció en repetidas ocasiones a Fallon Fox, quien en 2013 se convirtió en la primera atleta abiertamente transgénero en artes marciales mixtas. “Ella no es realmente una ella”, dijo de la deportista. Y sus oyentes se deleitan con estos comentarios.
Sus dichos sobre la pandemia no son nuevos. En un episodio del 23 de abril de 2021, Rogan desalentó activamente a los jóvenes a vacunarse. Por primera vez, tuvo que disculparse.
Pero lo cierto es que el poder de Rogan parece ser ingobernable. Como describió Forbes, el comediante “ha demostrado ser el rey de los nuevos medios, uno que usa la controversia para expandir su marca”.
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