La fuerte ola de casos diarios de COVID-19, impulsada por la variante Ómicron, está empezando a disminuir en algunos de los primeros focos de Estados Unidos, como Nueva York y Chicago, lo que despierta cierto optimismo en cuanto a la posibilidad de que ya se haya alcanzado el pico.
Algunos funcionarios públicos observan que la tendencia parece seguir trayectorias similares a las de Sudáfrica y el Reino Unido, donde Ómicron llegó antes.
“Parece que se está produciendo una ralentización en las principales ciudades que se vieron más afectadas inicialmente por la variante Ómicron”, dijo Enbal Shacham, epidemiólogo y director asociado del Instituto Geoespacial de la Universidad de San Luis. “Este patrón es similar al que vimos en Sudáfrica y al que todos esperábamos ver”, agregó, según The Wall Street Journal.
En Estados Unidos, los casos de coronavirus se mantienen en torno a máximos nunca vistos. La media de siete días de nuevos contagios notificados fue de unos 786.500 el jueves, más del triple del máximo alcanzado el invierno boreal pasado antes de Ómicron, según datos de la Universidad Johns Hopkins. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), dijo el miércoles que se espera que se alcance el pico de casos con la variante Ómicron en las próximas semanas.
Ya hay algunos indicios positivos, como las medias de siete días que se redujeron en Nueva York y Nueva Jersey, y que podrían haber alcanzado la cresta en Connecticut.
En el estado de Nueva York, el porcentaje de pruebas positivas de coronavirus notificadas por el Departamento de Salud estatal ha disminuido cada día desde su reciente pico del 2 de enero, cuando fue del 23,17%. El Departamento de Salud informó que el 16,93% de las pruebas de coronavirus notificadas el miércoles fueron positivas, y que el número de personas con COVID-19 hospitalizadas en el estado descendió a 12.452 desde los 12.671 del martes.
“Aunque la tasa de nuevas infecciones sigue avanzando en una dirección prometedora, hay demasiados neoyorquinos que se enferman, son hospitalizados o pierden trágicamente la vida; debemos permanecer alerta en nuestra lucha contra el virus”, dijo la gobernadora Kathy Hochul, de acuerdo a The Wall Street Journal.
El martes, Hochul afirmó que la disminución de la tasa de infección ofrecía un “rayo de esperanza” de que la ola de Ómicron podría estar llegando a la cresta.
Mientras que en Chicago, el promedio de siete días de nuevos casos hasta el 9 de enero descendió a 4.887, un 12% menos que la semana anterior. La media de siete días de nuevas hospitalizaciones hasta el 3 de enero se mantuvo en 196, un 14% más que la semana anterior, pero estas cifras suelen ir por detrás de las tasas de casos.
Aun así, las autoridades y los epidemiólogos dicen que hay razones para seguir siendo precavidos. Todavía hay grandes partes del país donde Ómicron llegó más tarde y pueden estar mal preparadas para la ola que se avecina, dijo el Dr. Shacham, de la Universidad de San Luis, según The Wall Street Journal. Según él, es probable que las hospitalizaciones sigan aumentando en algunas ciudades donde los sistemas sanitarios ya están al límite de su capacidad.
Estados Unidos también tiene que prestar atención a cuántas muertes causará Ómicron, ya que los informes de fallecimientos suelen ir con semanas de retraso respecto a las infecciones. Los datos del Johns Hopkins indican que la media de muertes diarias en el país ha sido de 1.670, lo que supone una cifra significativamente inferior a las 3.000 de promedio de hace un año.
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