Las escuelas de la ciudad de Nueva York -mayor distrito escolar de Estados Unidos, con más de un millón de alumnos- no cerrarán sus puertas pese al aumento exponencial de casos positivos de COVID-19, sino que harán test masivos, en las mismas escuelas o en los hogares, como medida para proteger a los alumnos.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, y la gobernadora del estado, Kathy Hochul, comparecieron este martes conjuntamente para enviar un mismo mensaje: que la escuela “es un lugar seguro” y que la experiencia del aprendizaje a distancia, cuando las escuelas fueron cerradas durante el confinamiento, fue “un experimento fracasado”.
El compromiso de De Blasio y Hochul de mantener las escuelas abiertas al término de las vacaciones navideñas (que terminan el 2 de enero) se produce cuando se sabe que la variante ómicron se está ensañando con los niños y ha hecho que el número de hospitalizaciones de menores de edad se multiplique por cuatro.
“Es cierto que esta variante afecta más a los niños -dijo Hochul-, pero solo a los que no están vacunados”, por lo que recomendó a los padres que aún tengan dudas que acudan a inocular a sus hijos la vacuna, disponible y gratuita para los niños a partir de 5 años.
Hochul dijo que las escuelas van a recibir en los próximos días dos millones de test para realizarse dentro de los recintos escolares o en los hogares: si un niño da positivo en un test escolar u otro -explicó-, no se cierra su clase, sino que se le envía a su casa.
La cuarentena de este niño que dé positivo terminará cuando uno de esos test caseros dé negativo y el niño ya no presente síntomas, mientras que sus compañeros seguirán asistiendo a clase, explicó.
Por su parte, De Blasio dijo que las escuelas ya han recibido 300.000 “impresos de consentimiento” de padres que aceptan que la escuela practique test de detección a sus hijos y animó a firmarlas a quienes aún no lo han hecho.
“Nuestras escuelas son extraordinariamente seguras -subrayó el alcalde- y tienen que seguir abiertas por la salud mental de los niños y por sus necesidades sociales”.
Estados Unidos sigue siendo uno de los países más golpeados por la pandemia de COVID-19 con más de 819.000 fallecidos y 52,9 millones de contagios desde marzo de 2020, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins.
Nueva York alcanzó un récord de nuevos casos de coronavirus el viernes, ya que la variante omicron alimentó una ola de infecciones y empujó a los teatros de Broadway y a las Rockettes a cancelar los espectáculos navideños, según reportó The New York Times.
Las autoridades han instado a la gente a vacunarse de refuerzo y han anunciado planes para distribuir 500.000 pruebas a domicilio en la ciudad esta semana. Nueva York fue el primer centro de la pandemia en Estados Unidos.
El aumento de las cifras del coronavirus es un recordatorio de que “la pandemia aún no ha terminado”, dijo la gobernadora Kathy Hochul, que esta semana restableció la obligación de utilizar mascarillas en los espacios cerrados. Sin embargo, añadió, el estado, que ha vacunado completamente a más del 70% de sus residentes, está mejor situado que hace 21 meses. “Tenemos las herramientas para luchar contra este virus”, dijo.
(Con información de EFE)
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