Cuando el presidente estadounidense, Joe Biden y el mandatario ruso, Vladimir Putin se reúnan virtualmente el martes, ambos líderes tendrán que negociar una historia de sospecha mutua al abordar un asunto urgente: una importante acumulación militar rusa en la frontera con Ucrania.
La pregunta clave que pende sobre las conversaciones -y el tópico de intenso debate entre analistas y líderes políticos- es si Putin podría lanzar una ofensiva transfronteriza, o si está usando a sus tropas para presionar a Biden por garantías de que Ucrania nunca se convierta en una plataforma de lanzamiento de la OTAN.
Los mandatarios tienen una desalentadora lista de otras diferencias por discutir, desde el duro trato de Rusia a sus disidentes hasta la presencia de hackers en territorio ruso, así como el apoyo de Moscú al régimen represivo en Siria.
Pero la magnitud de la acumulación militar rusa cerca de Ucrania -el Kremlin puede estar planificando una ofensiva a comienzos de 2022 con unos 175.000 soldados, según inteligencia estadounidense obtenida por el diario Washington Post y otros medios- ha prendido las alarmas en Washington y a lo largo de Europa.
Muchos analistas dudan que Putin pueda llevar adelante una invasión -que inevitablemente provocaría rechazo internacional y probablemente nuevas sanciones-, aunque algunos tienen una perspectiva más negativa.
“Putin ha aumentado bruscamente lo que está en juego. Ya no está fingiendo”, apuntó Tatiana Stanovaya, fundadora de la consultora política R. Politik Center y estudiante no residente en el Carnegie Moscow Center.
“Está listo para dar un paso desesperado”, dijo a la AFP.
PRUEBA PARA BIDEN
La crisis en puertas puede suponer la prueba más severa hasta ahora de de la habilidad y el poder de la política exterior del presidente estadounidense de 78 años.
Biden y Putin -que se espera que conversen alrededor del mediodía del martes, hora de Washington- tienen historia juntos.
Se reunieron en persona en el Kremlin en 2011. Entonces vicepresidente, Biden declaró tras el encuentro que le comentó al líder ruso: “Pienso que no tienes alma”. Según Biden, Putin le respondió: “Nosotros nos entendemos”.
Se encontraron nuevamente en 2014 en Ginebra para lidiar con la presión militar rusa en Ucrania, asunto hoy familiar.
Y en junio de este año se vieron otra vez en Ginebra, por primera vez siendo Biden presidente.
Los contactos entre ambos continuaron desde entonces, así como las tensiones, con un Putin ansioso por presionar a Biden a otra cumbre presencial como una forma de proyectar paridad en el escenario mundial.
El viernes, Biden prometió hacerle “muy, muy difícil” a Rusia lanzar una invasión, aunque no detalló cómo.
PRESIÓN EN VÍNCULOS CON LA OTAN
Algunos analistas aseguran que Rusia, profundamente preocupada con los cordiales lazos de Ucrania con la OTAN, está aplicando presión para cortar ese movimiento.
Siguiendo el ejemplo de Putin, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, llamó el jueves al secretario de Estado estadounidense Antony Blinken a proporcionar “garantías de seguridad” de que la OTAN no se acercaría a la frontera de Rusia.
Stanovaya indicó que este podría ser el resultado final de Putin. “O la OTAN proporciona garantías o Rusia invade Ucrania”, señaló.
Rusia ha continuado negando cualquier intención belicosa y en su lugar acusa al mundo occidental de provocaciones en el Mar Negro.
La OTAN reconoció a Kiev en junio de 2020 como uno más de los llamados “socios con oportunidad mejorada”, un paso potencial hacia la membresía.
POCAS OPCIONES
Heather Conley, una antigua asistente de la secretaría de Estado estadounidense para asuntos europeos, considera que Putin está dispuesto a aplicar una “enorme presión” en el enfrentamiento ucraniano.
El líder ruso se proyecta en otra cumbre presencial con Biden, según Conley, parte del Centro para Estrategia y Estudios Internacionales. Además, quiere debilitar los vínculos del occidente con Ucrania, vista por algunos como “una especie de portaaviones de la OTAN”, explicó.
Fyodor Lukyanov, analista político cercano al Kremlin, duda que Biden y Putin acuerden resultados concretos el martes, aunque desestima que surjan hostilidades si las conversaciones fracasan.
“No, esto es histeria agitada por el mundo occidental”, destacó a la AFP. “Las guerras comienzan de repente. Si comienza, comenzará diferente”.
Moscú tomó Crimea de Ucrania en 2014 y desde entonces ha respaldado a las fuerzas separatistas luchando en Kiev. El conflicto acumula más de 13.000 fallecidos.
¿Y si la reunión virtual entre los líderes rivales no resulta el martes?
Si Rusia falla en obtener los ajustes que busca, y todos los esfuerzos diplomáticos fracasan, sopesó Conley, “Putin usará entonces medios militares para lograr su objetivo político”.
(Con información de AFP)
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