Los precios al consumo subieron un 5% por ciento interanual en Estados Unidos, un récord en 31 años

La cifra del Departamento de Comercio, un indicador clave utlizado por la Reserva Federal, también informó que el gasto de los consumidores, que representa el 70% de la actividad económica, repuntó en octubre a la misma tasa de 1,3%, el doble que en septiembre

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Clientes salen de un supermercado
Clientes salen de un supermercado en Georgia (Reuters)

Los precios al consumo subieron un 5% en comparación con el mismo periodo del año anterior, el mayor aumento en 12 meses desde 1990, según reportó este miércoles el Departamento de Comercio.

De acuerdo al índice PCE , la inflación mes a mes marcó 0,6% entre setiembre y octubre. Además, los ingresos y los gastos de los hogares aumentaron mucho más de lo previsto con relación a setiembre, 0,5% y 1,3% respectivamente.

Dos semanas atrás, la Oficina de Estadísticas Laborales había reportado una inflación interanual de 6,2%, lo que también marcó un récord desde 1990.

El aumento de los precios este año contribuyó a la subida del 1,6% del gasto en noviembre, aunque, ajustado a la inflación, el gasto subió un sólido 0,7% tras el aumento del 0,3% ajustado a la inflación en septiembre.

Al mismo tiempo, el gasto de los consumidores estadounidenses repuntó en octubre, con un sólido aumento del 1,3%, al igual que la inflación, que ha aumentado en el último año al ritmo más rápido en más de tres décadas. El salto en este indicador el mes pasado fue el doble del aumento del 0,6% en septiembre, añadió el Departamento de Comercio.

El gasto de los consumidores, que representa el 70% de la actividad económica, está siendo observado de cerca por los economistas, que creen que la fortaleza en este ámbito levantará la economía general en los últimos tres meses de este año. Los ingresos personales, que proporcionan el combustible para los futuros aumentos del gasto, subieron un 0,5% en octubre, tras haber caído un 1% en septiembre, lo que refleja un descenso de las ayudas públicas.

Aunque en las últimas semanas los casos de COVID-19 han comenzado a aumentar nuevamente en muchas partes del país, los economistas no creen que el último aumento sea suficiente para detener el gasto del consumidor.

Estación de combustible en Brooklyn,
Estación de combustible en Brooklyn, New York (Reuters)

Los consumidores dirigieron su gasto tanto a bienes como a servicios. Gran parte del aumento de 123.800 millones de dólares en el gasto en bienes se destinó a vehículos de motor y piezas, mientras que los viajes internacionales fueron uno de los componentes del aumento de 90.500 millones de dólares en el gasto en servicios, que se dejó sentir en todos los sectores, según el gobierno.

Los estadounidenses vieron aumentar sus ingresos gracias al incremento de los salarios y a las ganancias de los activos, según los datos, indicando también que el aumento se vio mermado por la reducción de los pagos de las prestaciones del gobierno, probablemente debido a la expiración de los programas de ayuda por la pandemia.

A su vez, el número de estadounidenses que presentaron nuevas solicitudes de subsidio por desempleo cayó la semana pasada a un mínimo desde 1969, según el Departamento de Trabajo.

Se frena el PBI

La economía estadounidense se desaceleró a una modesta tasa anual del 2,1% en el tercer trimestre, ligeramente mejor de lo que se había informado en un principio. Pero los economistas prevén un sólido repunte en el trimestre octubre-diciembre, siempre y cuando el aumento de la inflación y el reciente repunte de los casos de COVID-19 no descarrilen la actividad económica.

El aumento en el Producto Interno Bruto —la producción total de bienes y servicios de la economía— fue superior a una estimación inicial del 2% para el tercer trimestre, pero la revisión sigue muy por debajo de las ganancias sólidas del 6,3% en el primer trimestre de este año y del 6,7% en el segundo.

El débil desempeño de la economía estadounidense en el verano había reflejado una desaceleración fuerte en el gasto de los consumidores, ya que un aumento en los casos de COVID-19 por la variante delta hizo que la gente se volviera más cautelosa al comprar y las entorpecidas cadenas de suministro hicieron que artículos como los autos nuevos fueran difíciles de conseguir y también contribuyó a un alza de la inflación a niveles no vistos en tres décadas.

(Con información de AFP y AP)

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