Los vecinos de Bunn, un pueblo de 344 habitantes en Carolina del Norte, Estados Unidos, llevan más de un año asediados por decenas de buitres que han resistido a todos los intentos de dispersión y han destruido propiedades.
Estos pajaros de unos 60 centímetros de alto, cubiertos de plumas color marrón oscuro y descriptos como “elegantes en vuelo” pero “torpes en el suelo”, llegaron a la pequeña localidad a fines de 2020 y demostraron que están determinados a quedarse allí, para preocupación de las familias residentes.
Según un reporte del diario regional The News and Observer, entre los lugares habituales de estos carroñeros se encuentran un instituto, una torre de telefonía móvil, un restaurante chino y la casa de un desafortunado residente, Ally Leggett, a quien le destrozaron la chimenea. “Este fin de semana, estaban allí arriba pululando”, contó el vecino al periódico, refiriéndose al tejado de su hogar. “Vuelve locos a mis perros”, advirtió Leggett, quien ha contado hasta 58 buitres en su propiedad, donde se instalan con una presencia inquietante que vigila a los ciudadanos de Bunn.
La prensa local afirma que son buitres de pavo o buitres negros, ambas especies protegidas en EEUU, y generalmente son vistos en grupos de 20 o más por distintos sitios de Bunn “esparciendo excrementos como si dejaran tarjetas de visitas líquidas”, según el News and Observer.
Los vecinos intentan ahuyentar a los buitres pero sus tácticas aún no lograron superar su resistencia. “Paso por allí y les hago sonar la bocina”, contó el jefe de la policía local, Steve Massey, al News and Observer, que también recordó que en diciembre de 2020 el instituto comenzó a disparar un cañón desde su tejado para asustarlos. “Eso funcionó durante un tiempo. Pero ahora parece que han vuelto”, dijo Massey.
Además, los esfuerzos por dispersarlos se han complicado por la tendencia que tienen estas aves de vomitar cuando se les despierta. “Vomitar les permite emprender el vuelo mucho más rápido”, escribió Kathy Schlosser, una naturalista local, sobre los buitres de pavo en 2018. “Algunas personas informan de esto como un vómito intencional y de proyectil a las personas u otras criaturas que se acercan, pero es un medio de escape, la distracción y el menor peso del estómago les permite alejarse rápidamente”.
Otra molestia es la toxicidad de sus heces. “Debido a la calidad y cantidad de comida que manejan sus sistemas digestivos, son necesarios fuertes ácidos estomacales”, escribió Schlosser, y remarcó que esa acidez puede arrancar, por ejemplo, la pintura de un coche en poco tiempo.
La Comisión de Recursos de Vida Silvestre de Carolina del Norte advierte que estas aves suelen buscar comida en los bordes de las carreteras o en los campos y son bastante glotonas, ya que consumen hasta el 20% de su peso corporal en una sola sesión.
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