Las dificultades mundiales para abastecerse de productos, así como la dificultad para contratar y las preocupaciones por la variante delta del coronavirus, frenaron el crecimiento en Estados Unidos a comienzos del otoño boreal, indicó el miércoles la Reserva Federal (Fed).
Estas dificultades, asociadas a una demanda fuerte de los consumidores, dispararon los precios, indicó el organismo en su informe de coyuntura conocido como Libro Beige, una encuesta realizada entre fines de septiembre e inicios de octubre con empresas estadounidenses.
Este reporte señala perspectivas de corto plazo “positivas”, con “incertidumbres” más grandes y un “optimismo más prudente” de las empresas. Los directivos de empresas ven con preocupación la dificultad de conseguir mano de obra, con menos trabajadores disponibles que los puestos que deben ocupar.
“Las empresas de transporte y tecnología enfrentan una oferta de mano de obra particularmente débil, mientras que muchas empresas de ventas minoristas, hotelerías y manufactura, redujeron sus horas o su producción por falta de trabajadores”, detalla el informe.
Las renuncias y jubilaciones son numerosas, en particular por problemas con el cuidado de niños y la exigencia de vacunas de algunas firmas y sectores, y por preocupaciones relacionadas con la salud. Por lo tanto, los salarios suben.
Este miércoles, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, vio con buenos ojos que las pequeñas empresas estadounidenses deban aumentar salarios para atraer mano de obra ante la competencia de grandes grupos.
“Deberán, tal vez, pagar más. Pero es una buena cosa para los trabajadores”, indicó Yellen, consultada sobre la posibilidad de que los restaurantes, por ejemplo, ofrezcan salarios más altos que los propuestos por gigantes del comercio como Amazon, que contratan masivamente.
“Muchos trabajadores del sector servicios tienen salarios siempre bajos y condiciones de trabajo y beneficios sociales” insuficientes, indicó.
La tendencia de las escasez de mano obra ocurre en momentos en que el mercado laboral en Estados Unidos está apretado, lo que significa que hay abundantes ofertas y los candidatos se pueden dar el lujo de escoger. Había 10,4 millones de plazas abiertas en todo el país a fines de agosto y 11,1 millones el mes anterior, la cifra más alta desde diciembre del 2000, cuando el gobierno empezó a llevar la cuenta. Al mismo tiempo, la cantidad de personas que renunciaron a sus cargos aumentó de 4 millones en julio a 4,3 millones en agosto.
Un estudio reciente de ManpowerGroup Solutions revela que casi 40% de los solicitantes de empleo en todo el mundo consideran los horarios flexibles como una de sus prioridades.
Al inicio de la pandemia, los trabajadores por hora sufrieron cuando negocios como restaurantes y tiendas se vieron obligados a cerrar. Y los empleados de negocios que no cerraron por ser esenciales, como los supermercados, se vieron abrumados por la demanda de productos de primera necesidad.
Cuando se recuperó la demanda en medio del éxito de la campaña de vacunación, las empresas como los restaurantes y las tiendas no se daban abasto y no alcanzaban a contratar suficiente personal. Y muchas personas que antes trabajan en esos sectores optaron por alternativas más remunerativas. Ello condujo a una escasez laboral que obligó a las empresas a modificar los empleos ofrecidos para hacerlos más atractivos.
(Con información de AFP y AP)
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