(Chicago, especial para Infobae) - El arzobispo castrense de las fuerzas armadas de Estados Unidos avaló la posición de decenas de miles de soldados católicos que se niegan a vacunar contra el Covid. Sostiene que no se debe obligar a las tropas católicas a recibir la vacuna contra el coronavirus si ello “viola la santidad” de su conciencia, cuando hay centenares de miles de miembros del servicio activo que siguen sin vacunarse a pesar de que es obligatorio.
El arzobispo Timothy Broglio, un conservador nombrado por Benedicto XVI en 2007, dijo en su homilía escrita difundida esta semana que, aunque la máxima autoridad doctrinal de la Iglesia Católica ha determinado que vacunarse no es pecado, las tropas estadounidenses pueden negarse a la vacunación por motivos religiosos. Y citó al Papa Pablo VI, quien escribió que un hombre “no debe ser obligado a actuar de manera contraria a su conciencia”. Agregó que “a pesar de la permisividad moral de estas vacunas, la Iglesia atesora su enseñanza sobre la santidad de la conciencia”.
Broglio encabeza la Arquidiócesis para los Servicios Militares, creada por la Iglesia en 1985, que atiende a más de 1,8 millones de miembros del servicio y sus familias repartidos en 220 instalaciones militares alrededor del mundo. Y si bien la decisión de obligar o no a vacunar a los soldados la toma el mando central del Pentágono o directamente el presidente Joe Biden, la opinión de la máxima autoridad de la Iglesia Católica dentro de las fuerzas armadas apuntala la posición de los ultraconservadores que se niegan a inmunizarse porque aducen erróneamente que las vacunas “tienen un compuesto de células humanas extraídas de fetos abortados”.
La carta de Broglio aborda el tema en forma ambigua. Comienza con una explicación de cómo las vacunas de Pfizer y Moderna COVID-19 que fueron probadas usando una “línea celular derivada del aborto” aún no son consideradas pecaminosas por la iglesia católica porque es “una cooperación material remota con el mal”. “La Congregación para la Doctrina de la Fe examinó estas preocupaciones morales y juzgó que recibir estas vacunas ‘no constituye una cooperación formal con el aborto’, y por lo tanto no es pecaminoso”, dice la carta de Broglio. Sin embargo, la vacuna de Johnson & Johnson “fue desarrollada, probada y producida con líneas celulares derivadas del aborto”, dijo el arzobispo. Y agregó que los católicos todavía pueden aceptar esa vacuna, pero sólo si no hay otras disponibles y dan a conocer sus objeciones morales.
La declaración de Broglio se produce cuando todavía hay cientos de miles de miembros del servicio militar estadounidense que se niegan a vacunar o sólo están parcialmente vacunados. En agosto, el presidente Biden ordenó a los jefes militares hacer obligatoria la vacunación completa contra el Covid antes de diciembre. En ese momento todavía había 2,1 millones de soldados sin inmunización. Desde entonces, ya fue vacunado el 90% de los miembros activos de la Armada, el 81% del Ejército y el 76,5% de los Marines. Las unidades de la Guardia Nacional y la Reserva del Ejército, que constituyen una cuarta parte del total del personal militar, son las más problemáticas y tiene un porcentaje bajo de inmunizados a pesar de haber padecido entre sus filas 62 muertos por la enfermedad. Alrededor de 250.000 miembros del servicio se infectaron con el virus desde el comienzo de la pandemia, según los datos del Pentágono. En los últimos tres meses, con la aparición de la variante Delta del virus, aumentaron las infecciones, las hospitalizaciones y las muertes entre los uniformados.
La posición de Broglio se contrapone a la marcada por el Papa Francisco. El Vaticano impuso un mandato de vacunación en su propio territorio y el pontífice argentino describió el hecho de vacunarse como “un acto de amor” y “una forma sencilla pero profunda de promover el bien común y de cuidar a los demás, especialmente a los más vulnerables”. La declaración del arzobispo también es significativa en el contexto político estadounidense porque se produce en el momento en el que hay un álgido debate sobre las exenciones religiosas para la vacuna. Y sucede cuando la Administración Biden intenta imponer la obligatoriedad de la vacunación ante un sector ultraconservador, religioso y que apoyó al ex presidente Trump que se opone a ser inmunizada. El martes, un juez federal de Nueva York dictaminó que ese estado no podía imponer mandatos de vacunación a los trabajadores de la salud a menos que se permitiera a los empleadores considerar las solicitudes de exención religiosa.
Lo curioso es que el arzobispo Broglio cambió de posición en las últimas semanas. En agosto, fue citado por la Agencia de Noticias Católicas apoyando los mandatos de vacunación del Pentágono. Dijo que la iglesia, incluyendo al Papa Francisco, “había reconocido la moralidad de la vacuna.” Pero, como reconoció en su homilia, se desdijo después de que algunos miembros del servicio solicitaran exenciones a través de la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa y cuestionaran que la Iglesia anime a las tropas a vacunarse. La ley fue promulgada en 1993 y en los últimos años ha sido invocada por cristianos conservadores que dicen que protege sus derechos. En esa línea, Broglio expresó su preferencia por que las tropas reciban las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, en lugar de la de Johnson & Johnson, porque esta última contiene células humanas “extraídas de fetos abortados”. De acuerdo al Departamento de Salud y Servicios Humanos las vacunas desarrolladas para combatir el Covid no contienen células fetales. La versión que fue difundida en los sitios trumpistas y ultranacionalistas de Internet, así como en las redes sociales, es una típica “fake news” basada en el hecho de que algunas vacunas desarrolladas en los años 70 y 80 del siglo pasado sí contenían células de feto. Desde entonces, las células “crecen en el laboratorio”.
Lo cierto es que Broglio adhirió a esa teoría errónea en su homilía e invocó razones tanto legales como morales. “La denegación de adaptaciones religiosas o la adopción de medidas punitivas o adversas para el personal contra quienes plantean objeciones serias y basadas en la conciencia, serían contrarias a la ley federal y moralmente reprobables”, escribió Broglio, señalando las protecciones religiosas de la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense. Sin embargo, aclaró que quienes sigan sin vacunarse deben mantener el uso de máscaras y practicar el distanciamiento social.
La homilía del arzobispo castrense causó preocupación en los sectores liberales de Washington y en los círculos científicos que propician la vacunación como salida de la pandemia. Temen que su mensaje sea imitado por líderes religiosos ultraconservadores de otras iglesias. Esto podría agitar aún más la extrema división social y política que reina hoy en Estados Unidos y buena parte del resto del mundo.