La reconocida productora de televisión Shelley Ross denunció al conductor de CNN Chris Cuomo por acoso sexual en una explosiva columna publicada este viernes en el diario The New York Times. Sin embargo, lejos de pedir su renuncia, su descargo apuntó a que el periodista hiciera una sincera autocrítica al aire y utilizara su plataforma para investigar y comunicar acerca del impacto del sexismo y el acoso en el ámbito laboral, incluido el perpetrado por él.
La ex productora de ABC, Disney y CBS, publicó la columna de opinión en el que relata el hecho ocurrido en junio de 2005 en una fiesta organizada por un colega de ambos. En ese momento Ross ejercía como productora ejecutiva de ABC News, pero había sido hasta hace poco tiempo la jefa directa de Cuomo al producir su programa “Primetime Live”. A la fiesta de la que todo el equipo de producción fue parte, la mujer había asistido con su marido.
“Cuando el Sr. Cuomo entró en el bar del Upper West Side, caminó hacia mí y me saludó con un fuerte abrazo de oso mientras bajaba una mano para agarrar y apretar firmemente la mejilla de mi nalga”, escribió Ross. “‘Puedo hacerlo ahora que ya no eres mi jefe’, me dijo con una especie de arrogancia. ‘No, no puedes’, le dije, empujándolo de mi pecho mientras retrocedía, dejando ver a mi marido, que había visto todo el episodio de cerca. Nos fuimos rápidamente”.
A la hora recibió un correo electrónico de Cuomo en el que se mostraba aparentemente arrepentido y “avergonzado”. Pero el contenido del mail permite hacer otras interpretaciones. El texto decía lo siguiente:
“Aunque mi cordial saludo se debió a mi alegría por verte... Christian Slater fue arrestado por un acto (más o menos) similar (aunque nacido de una supuesta intención negativa, a diferencia del mío). Y como marido puedo empatizar con el hecho de que no me guste ver a mi esposa acariciada como tal. Así que transmitile mis disculpas a tu muy bueno y noble marido... y me disculpo contigo también, por haberte puesto en semejante situación. La próxima vez, recordaré la lección, más allá de lo mucho que me alegre verte”.
En primer lugar, y como señala Ross, se destaca que el foco del correo está puesto en disculparse con su marido más que con ella “Se disculpó primero en su correo electrónico con mi ‘muy bueno y noble marido’ y luego conmigo por ‘ponerte en semejante situación’”. Entonces, la pregunta que se desprende de esto y que se hace la autora del descargo es: “¿Estaba avergonzado de lo que hizo, o estaba avergonzado porque mi marido lo vió?”
Por otro lado, la mención del caso Slater también es para analizar según Ross. A saber: Christian Slater, un reconocido actor de Hollywood, había sido arrestado ese mismo año luego de que una mujer lo denunciara por agarrarle las nalgas mientras caminaba por la calle. Fue acusado de acoso sexual en tercer grado por la policía. La lectura que hace Ross de la mención de este hecho en el mail es que fue puramente estratégica: “El Sr. Cuomo, que es abogado, pareció utilizar su breve disculpa para diferenciar legalmente los dos incidentes. Sugirió que el Sr. Slater tuvo una ‘intención negativa’ mientras que él, el Sr. Cuomo, no la tuvo”.
Además, agrega que “Nunca pensé que el comportamiento del Sr. Cuomo fuera de naturaleza sexual. Lo entendiera o no en ese momento, su forma de acoso sexual fue un acto hostil destinado a disminuir y menospreciar a su antigua jefa delante del personal”.
Si bien el hecho ocurrió hace más de 15 años, el acoso sexual en el ambiente laboral sigue siendo hasta el dia de hoy un problema cotidiano para muchísimas mujeres; y sigue siendo invisible para muchos hombres. “Décadas después, sigue siendo necesario explicar las múltiples caras del acoso sexual en el trabajo. No se trata sólo de tocamientos inapropiados, presiones para obtener el consentimiento o insinuaciones en estado de embriaguez a deshoras. La mayor parte del acoso sexual es invisible para los terceros, al igual que las cicatrices que deja”.
Ross termina su descargo con un pedido para Cuomo, una alternativa a la usual respuesta que se suele dar cuando estos casos se vuelven públicos: renunciar o ser despedido. “No pido que el Sr. Cuomo se convierta en la próxima víctima de esta terrible historia que continúa. Espero que se quede en la CNN para siempre si así lo decide. Sin embargo, me gustaría que se arrepintiera periodísticamente: que aceptara en vivo estudiar el impacto del sexismo, el acoso y los prejuicios de género en el lugar de trabajo, incluido el suyo propio, y que luego informara sobre ello. Podría organizar una serie de reuniones municipales en directo, con imágenes documentales, producidas por mujeres con asesores expertos. Llámalo “La educación continua de Chris Cuomo” y haz que esto sea un momento decisivo en lugar de otra mancha en la carrera de otro poderoso presentador de noticias masculino”.
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