A la sombra de un fortificado Capitolio de Estados Unidos, algunos cientos de manifestantes llegaron el sábado a un acto en apoyo a los más de 600 detenidos por la revuelta del mes de enero, pero se vieron ampliamente superados en número por la prensa y la policía fuertemente armada.
La Policía del Capitolio, que no dejaba nada librado al azar, estaba reforzada con cientos de agentes traídos a Washington para evitar una repetición de los ataques antes de la juramentación presidencial. Se erigió una valla en torno al Capitolio, la policía de la ciudad estaba en alerta y se pidieron refuerzos a la Guardia Nacional.
Hubo algunos altercados al comenzar el acto y una persona fue arrestada por portar un puñal, dijo la policía, pero no hubo mayores incidentes al comienzo. Con todo, los agentes estaban alertas ante la posibilidad de enfrentamientos violentos entre manifestantes y contramanifestantes. La policía también estaba atenta a la eventualidad de que hubiera gente armada. Sin embargo, se permitió que llegara gente con mochilas y no se montaron retenes de inspección.
El acto tuvo lugar en un campo lejos del Capitolio rodeado por camiones pesados. Los agentes recogían sus equipos antimotines en zonas apartadas y se instalaron barricadas en las calles. Dentro del Capitolio se colocaron escudos policiales en puertas y ventanas, en agudo contraste con los hechos de enero, cuando los agentes sin pertrechos antimotines fueron superados rápidamente por los revoltosos.
Mientras tanto, los contramanifestantes se reunieron en la Freedom Plaza, aproximadamente a 1,6 kilómetros de los seguidores de Trump, y donde dieron un ambiente festivo a su reivindicación con comida, música y actividades educativas.
Respeto
El Capitolio, sede del Congreso, se encontraba sin legisladores pues muchos están de vacaciones y el acto es el fin de semana. Pero para las próximas semanas se planean actos similares en varias ciudades del país.
Los organizadores, el grupo “Look Ahead America”, instaron a los participantes a respetar a las fuerzas de seguridad e instaron a no llevar carteles de apoyo a Donald Trump.
“Creemos que cualquiera que haya cometido violencia contra los agentes de policía o haya destruido la propiedad en el edificio del Capitolio el 6 de enero debería tener un juicio rápido; si es culpable, debería ser condenado y encerrado”, dijo el viernes el director de la organización, Matt Braynard, a C-SPAN.
“Nuestra defensa es en nombre de la gran mayoría de las personas detenidas en ese evento que no están acusadas de cometer violencia contra los agentes de policía, que no están acusadas de destrucción de la propiedad”.
Miles de simpatizantes de Trump, entre ellos supremacistas blancos y ultranacionalistas, irrumpieron el 6 de enero en el Capitolio donde los legisladores ase aprestaban a certificar la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones de noviembre.
La turba había sido incitada por Trump, que denunciaba sin presentar pruebas que le habían robado la elección.
Mas de 600 personas fueron acusadas por esos disturbios que dejaron cinco muertos. Una docena de los inculpados se declaró culpable y muchos están expuestos a penas de prisión.
Una manifestante fue abatida por la policía cuando intentaba entrar en el Senado. Las autoridades dicen que la turba agredió a 140 agentes. Los daños en el complejo del Capitolio se estimaron en 1,5 millones de dólares
“Nuestras mentes y corazones están con las personas que están siendo perseguidas injustamente por la protesta del 6 de enero sobre la amañada elección presidencial”, dijo Trump el jueves en un comunicado.
El resto de los republicanos toma distancia
Los republicanos se han distanciado de la protesta, pese a que algunos legisladores de extrema derecha han manifestado su empatía con los detenidos en los últimos meses y los describen como “prisioneros políticos”.
El senador de Dakota del Sur John Thune, el “número dos” de los republicanos en la Cámara Alta”, ha señalado, citado por el diario The New York Times, que “hay mucha gente claramente enfadada que quiere marchar hacia el Capitolio”. Aún así, “no he hablado con ningún republicano aquí en el Senado que haya promovido o permitido algo como eso”, dijo.
El líder de la minoría conservadora en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, indicó esta semana que no esperaba que ningún legislador de su partido asistiera a la protesta. Ni siquiera la congresista Marjorie Taylor Greene, seguidora del movimiento conspiratorio QAnon y una de las políticas republicanas que más apoyo ha expresado a los detenidos, estará presente en la marcha.
Con información de AFP, AP y EFE
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