El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció este martes la limitación del uso de llaves de estrangulamiento y las entradas sin previo aviso en domicilios a la hora de la ejecución de arrestos por parte de agentes federales.
En concreto, se prohibieron los “estrangulamientos” y “restricciones carotídeas” a menos que se autorice la fuerza letal --cuando el agente tiene una “creencia razonable” de que el sujeto representa un “peligro inminente de muerte o lesiones físicas graves”--, y se reducen las situaciones en las que los agentes pueden acceder a un domicilio sin previo aviso.
El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, indicó que estas medidas buscan “generar confianza” respecto a las fuerzas del orden y se suman, de cara a alcanzar este objetivo, a la reciente ampliación de la instalación de cámaras corporales para los agentes federales.
“Son pasos importantes que está tomando el departamento para mejorar la seguridad y la rendición de cuentas de las fuerzas del orden”, ha subrayado el fiscal, según un comunicado del Departamento de Estado.
Tantos las llaves de estrangulamiento como el allanamiento sin previo aviso han resultado, en ocasiones, en muertes bajo custodia en los últimos años, lo que ha provocado peticiones para que se prohíban ambas acciones.
El Congreso estudia la limitación de las llaves de estrangulamiento y las órdenes de detención sin previo aviso en el marco de un proyecto de ley de reforma policial que lleva meses paralizado.
Este proyecto, denominado Ley de Justicia en la Policía de George Floyd --el hombre afroamericano asesinado por una agente de la Policía en Mineápolis--, languidece a la espera de ser votado en el Senado tras ser aprobado por la Cámara de Representantes en marzo.
Por cierto que, este martes, cuatro ex policías investigados en el asesinato de George Floyd se declararon no culpables de violar los derechos constitucionales del afroamericano, muerto a manos de uno de esos ex agentes blancos, Derek Chavin, que ya fue condenado en junio por el asesinato.
Los cuatro ex policías -Chauvin, Thomas Lane, J. Alexander Kueng y Tou Thao- comparecieron al inicio de un nuevo proceso, esta vez ante la justicia federal, por videoconferenciaa ante el juez Tony Leung, de la Corte de Distrito de Mineápolis.
Chauvin lo hizo desde la prisión de máxima seguridad de Oak Park Heights, donde cumple su condena por el asesinato de Floyd.
Los cuatro ex agentes fueron acusados en mayo pasado por un gran jurado de violar los derechos constitucionales de Floyd de forma que resultó “en lesiones corporales” y su muerte.
Los cuatro afrontan el cargo de no proporcionar ayuda médica a Floyd, mientras que tres de ellos están acusados además de haber violado el derecho de la víctima a quedar liberada de un uso excesivo de la fuerza.
El escrito de acusación describe que Chauvin presionó su rodilla izquierda contra el cuello de Floyd, y la derecha sobre la espalda y un brazo, mientras la víctima estaba esposado y sin resistirse, e incluso cuando perdió la consciencia.
La imputación sostiene que las acciones de Chauvin violaron el derecho constitucional del afroamericano a quedar libre de un uso “no razonable” de la fuerza por parte de un agente, lo que resultó en su muerte.
Argumenta que Thao y Kueng no intervinieron para detener a Chauvin, lo que también derivó en el fallecimiento de Floyd, y acusa a los cuatro de no haberle proporcionado asistencia médica.
(Con información de Europa Press)
SEGUIR LEYENDO: