Un hecho insólito sucedió en el estado de Maryland (Estados Unidos) donde un hombre ganó un premio de 100 mil dólares en un boleto de lotería, según él, porque una voz en su cabeza le dijo que lo comprara.
Nolan Steele, de 78 años, le dijo a los funcionarios de la Lotería de Maryland que se estaba preparando para salir de la tienda High’s en el condado de Carroll después de hablar con un amigo cuando una voz dentro de su cabeza le dijo fuerte y claro que no se fuera de la tienda sin antes comprar un boleto de lotería para raspar.
“No sé de dónde vino”, dijo Steele sobre la voz, “pero estoy seguro de que me alegro de haberla escuchado”.
Steele seleccionó el boleto de oro de Willy Wonka de 10 dólares de la máquina expendedora de la lotería que estaba en la tienda y lo raspó.
Dijo que usó el escáner para verificar si efectivamente había ganado y el mensaje decía que debía visitar la sede de la lotería.
“Sabía que algo bueno estaba pasando”, dijo. “¡Por lo general, solo ves eso cuando has golpeado algo grande!”
Steele visitó la sede de la lotería en Baltimore para recoger su premio, el cual fue de 100 mil dólares, y del que se hubiera perdido si hubiera ignorado a esa voz que le habló antes de salir de la tienda.
El emocionado ganador dijo que planea usar parte del dinero del premio en remodelaciones para su casa, sobre todo para pintarla, y que el resto será tarea de su esposa de 43 decidir en qué se va a gastar.
Ahora, Steele espera no ser uno de esos ganadores de lotería que después de reclamar el premio caen en desgracia, cómo fue el caso de Adrian y Guillian Bayford, una pareja que en 2010 ganó 148 millones de libras esterlinas (205 millones de dólares de la época) y apenas un año después se separó, cosechando a partir de ahí fracasos en sus intentos de negocios y proyectos personales.
O el caso reciente de un inmigrante originario de Oaxaca (México) que ganó 500 mil dólares en la lotería de California pero no pudo reclamar su premio porque no tenía sus documentos de identidad en regla.
Quizá por eso Steele tiene planes modestos con su dinero, pintar su casa y dejar que su esposa se gaste el resto.
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